“Para mí, la potencia de la obra de arte es lo que sucede en la privacidad que se crea entre la obra y el espectador. Por lo tanto, la obra no es aquello que está entre el espectador y yo, es decir, el acceso para llegar a mí, sino que para mí lo más fuerte de la experiencia estética es la relación creada ente la obra y aquel que mira, por lo tanto yo tiendo a desaparecer en esa escena.”
Guillermo Kuitca nació el 22 de enero de 1961 en Buenos Aires y es uno de los artistas contemporáneos con mayor proyección en Latinoamérica. Su carrera artística comenzó a los nueve años cuando ingresó en el Taller de Ahura Szliowicz, desde pequeño fue demostrado su gran talento, tales así que a los trece realizó su primera muestra individual en la Galería Lirolay y en ese entonces ya impartía clases de pintura. En su obra se observa su interés por el cine, la música, la literatura, el teatro, la cartografía y la arquitectura.
Ha realizado innumerables muestras individuales en prestigiosos museos y galerías participando, además, en muestras colectivas y bienales en el mundo. Entre otros, en la Whitechapel Art Gallery de Londres(1994-1995), la Fondation Cartier de París (2000), el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (2003), el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (2003)y el Hirshhorn Museum de Washington (2010). Su trabajo está presente en colecciones como el Fonds National d’Art Contemporain de París, el MoMA de Nueva York, la Fundación ”la Caixa” de Barcelona, el Stedelijk Museum de Ámsterdam, la Tate Gallery de Londres, el MARCO de Monterrey, el Reina Sofía de Madrid y el MACBA de Barcelona.
Además de ser un artista versátil, Kuitca ha demostrado su compromiso con la formación de jóvenes y nuevos talentos en distintas disciplinas, creando en 1991 el Programa de Talleres para Las Artes Visuales, un espacio de trabajo y discusión para las generaciones futuras de artistas argentinos.
Sus series pictóricas han acompañado sus propios cambios y también ciertas situaciones históricas: así ocurre con “Nadie Olvida Nada” (1982) en pleno conflicto bélico por la guerra de las Malvinas. Para esta serie se encierra en su estudio utilizando como materiales lo que encuentra a mano: puertas, maderas o telas. Es un trabajo muy intimista pero también con una visión política e histórica del mundo, representando una y otra vez la cama como imagen central, mujeres y escenas desoladoras. La cama es un símbolo recurrente en su obra como la instalación Sin título de 1992 que representa 52 colchones pintados con mapas.
Sus series pictóricas han acompañado sus propios cambios y también ciertas situaciones históricas: así ocurre con “Nadie Olvida Nada” (1982) en pleno conflicto bélico por la guerra de las Malvinas.
Su obra ha realizado un recorrido en la que los motivos centrales varían: los primeros trabajos configuras distorsionadas, camas acolchadas cubiertas de mapas, planos arquitectónicos y de ciudades, diarios, mapas, sus cintas de equipaje vacías o la orfandad total representada en unas maletas que nadie reclama, son ejemplos de lo que le ha interesado en cada momento.
“Pienso que el arte sigue estando en aquella experiencia que sucede entre la obra y el espectador y pienso que mantiene algo de significado encerrado. Pero no porque no sea desvelado. Hay escritores que logran contarnos su experiencia con el arte, pero hay algo de privacidad que es como el corazón del arte. Hay una privacidad,como si fuera una medida del arte en la que se encierra su significado, no sé si algún día accederemos a ella y si tiene sentido que lo hagamos.”
Kuitca es un artista que nos permite reflexionar,imaginar, contemplar los grandes problemas de nuestro tiempo. En definitiva, a través de su obra nos ofrece un momento de privacidad que nos invita a volver sobre nosotros mismos.