Fue pintor, escultor, escritor, músico, dramaturgo, fotografo. Utilizó el collage, la litografía y los grafiti; fue amigo de antropólogos, etnólogos y psiquiatras. Trató con ricos, locos y tuaregs. Vivió con el siglo XX en todos sus aspectos y nos dejó el «art brut», un término de intensa semántica que él mismo inventó.
Jean Dubuffet nació en Le Havre, en 1901. Se mudó por primera vez a París en 1918 para estudiar pintura en la Académie Julian, pero tras seis meses allí dejó la academia para estudiar de forma independiente. En 1924, dudando del valor del arte, dejó de pintar y se hizo cargo del negocio de su padre de venta de vinos.
“Tras dejar la escuela estudié pintura durante seis o siete años, junto con otras disciplinas: poesía, literatura, vanguardia, metafísica, paleografía, etnografía, lenguas modernas, los clásicos…”.
En 1942, cuando tenía 41 años, decidió retomar la pintura y dedicarse plenamente al arte, convirtiéndose en uno de los artistas europeos más importantes y originales de la segunda mitad del siglo XX. Dubuffet era un teórico que deseaba despertar el interés del público por el arte cotidiano, un concepto claramente opuesto al de los primitivos y al concepto de arte cultural, el que se aprende en las academias, las escuelas o los museos.
“El arte se dirige a la mente, y no a los ojos. Siempre ha sido considerada de esta manera por pueblos primitivos, y ellos tienen razón. El arte es un idioma, el instrumento del conocimiento, el instrumento de la comunicación.”
En 1945 creo el Art Brut (arte en bruto), la corriente de arte producido por no profesionales que trabajan por fuera de las normas estéticas, libre de las preocupaciones intelectuales. Estamos hablando del arte de, por ejemplo, los pacientes mentales, las culturas primitivas o de los niños. Coleccionó alrededor de 4.000 obras creadas fuera de la cultura oficial, lo que posibilitó la fundación del Museo del Art Brut en Sèvres y más tarde, su traslado definitivo al castillo de Beaulieu, en Lausanne.
“Para mí, la locura es cordura. Lo normal son los psicóticos. Normal significa falta de imaginación, falta de creatividad.”
La obra de Dubuffet es bastante inclasificable. El artista defendía la pintura divulgativa, y lo hacía de forma inteligente no exenta de ambigüedad, humor, expresionismo y gesto espontáneo.
Sus obras tienen colores vivos e intensos, texturas densas, líneas marcadas y formas que recuerdan a los dibujos infantiles o al grafiti. También experimentó con la textura de sus obras, mezclando materiales como la arena con otros más clásicos como el óleo, o incorporando nuevos procesos creativos al arañar o punzar sus pinturas.
“Creo en los valores del salvajismo, estos son: el instinto, la pasión, el humor, la violencia y la locura.”
Desde 1962 produjo una serie de obras en las cuales se limitaba a sí mismo con los colores rojo, negro, blanco y azul. Hacia finales de la década de 1960 se volcó más a la realización de esculturas, produciendo trabajos en poliestireno, a los cuales pintaba con vinílico. Jean Dubuffet, murió en París a la edad de 84 años. Será enterrado en el cementerio Tubersent, de donde era originaria su segunda esposa, Émilie Carlu.
” Hay que alimentarse de inscripciones, de trazados instintivos. Respetar los impulsos, las espontaneidades ancestrales de la mano humana cuando traza sus signos. […] En todos los detalles del cuadro debe sentirse al hombre y todas sus debilidades y torpezas.”.