Laura Cuffini, una dama en la oscuridad

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Con REVISTA Random ingresamos en el mundo de las percepciones, de los cinco sentidos donde se destaca el placer de la escucha. Si bien, nos regimos por la dictadura de la imagen, tenemos a mano otras alternativas para aprehender de ellas.

Y esto último es una concluyente manera de resumir esta entrevista. Cuffini se expresa con convicción, no oculta sus emociones y nos sumerge en la escena del teatro ciego. Con su grupo “Ojcuro” llevan casi una quincena de temporadas presentando una obra precursora y significativa de este género en Buenos Aires. Además, este año le sumaron una propuesta para el público infantil con “Quiroga y la Selva Iluminada”. Por otro lado, también conversamos con la actriz acerca de su pasión por la literatura y sobre “Adictas a vos”, la celebrada obra con la que estuvo girando por el interior del país.

– Terminó otro año magnífico en el Centro Cultural Konex donde te has diversificado en dos obras. ¿Cómo definirías a la experiencia que has tenido directora con “Quiroga y la selva iluminada”?
– Realmente sorprendente. Para el grupo fue toda una apuesta realizar una propuesta pensada para los niños. Si bien existe algún antecedente, nosotros respetamos la pauta del ingreso en total oscuridad, el tránsito inicial a las butacas, que es toda una posibilidad de juego entre niños y actores. Recién al final todos veremos las dimensiones y la distribución espacial. Los niños se entregaron inmediatamente y lo más sorprendente es que, si bien la obra esta sugerida a partir de 6 años, vienen chicos más chiquitos y salen asombrados y felices. Esta magia siempre me fascinó en “La isla desierta”: el agradecimiento y la alegría de la gente. Es una bendición para un actor sentir ese flujo de afecto. Es una dicha que esto también suceda con los niños. La oscuridad permite oír las historias, armar los personajes en tu cabeza, tengas la edad que tengas. Es inevitable la imaginación. Por otra parte, creo que la lectura nos permite abrir la mente, analizar otras perspectivas. ¿Qué mejor que escuchar cuentos en la oscuridad que propone una actitud expectante? Busqué transmitir ese mensaje en la sencilla anécdota que enmarca el mundo de Horacio Quiroga, que se convierte en el guía de este viaje. A través de la experiencia del Grupo Ojcuro se fue hilvanando el sentido y los personajes. Estamos felices con el resultado. Por otra parte, fue nuestra primera temporada de invierno con funciones todos los días y fue altamente alentador para la Compañía que la gente respondiera de manera masiva, una y otra vez. En esta breve temporada que realizamos desde el 17 de julio, día del estreno hasta el 30 de octubre, nos vieron más de 2000 espectadores. Eso no sucede habitualmente en el teatro independiente. Además, obtuvimos una mención especial en el Premio Javier Villafañe por nuestros títeres lumínicos y los premios Teatro del Mundo nos destacaron como mejor espectáculo para niños 2014 y a José Menchaca por la realización de nuestros muñecos. Y todo en solo cinco meses. No puedo estar más que agradecida por todas estas bendiciones.

Foto: Samanta Lanin y Grupo Ojcuro
Foto: Samanta Lanin y Grupo Ojcuro

– ¿Cómo fue el trabajo de adaptación de los textos de un clásico para que la disfruten tanto padres como chicos?
– Quiroga tiene tantos cuentos preciosos, macabros, profundos. Los Cuentos de la Selva tienen tantos colores, tanta vibración, nos remite al estado salvaje de la Naturaleza que es algo tan imaginado por todos. En el Teatro Ciego, la obra se termina de construir en la mente. Me parecieron perfectos para la oscuridad ya que todos tenemos en nuestro interior esa imaginería primordial del mundo natural. Luego, con la elección de los dos cuentos “El loro pelado” y “La guerra de los yacarés” trabajamos dos tipos de protagonistas, el individual, en el caso del primero y en el segundo, lo coral. Adapté los cuentos de tal manera que pudiesen ser realizados en la técnica del Teatro Ciego y le agregué la pequeña anécdota de la niña aburrida que es introducida al mundo de la lectura por un abuelo aventurero. Pero cuando aparecieron los títeres, todo se modificó en pos de su carisma. Son lindos para grandes y chicos y la experiencia de la oscuridad verdaderamente, no tiene edad.

– Has contado que los niños se entregan como un juego pero que los adultos tal vez traemos más prejuicios y temores, ¿En qué trabajaron para que ambos disfruten?
– Hacemos una previa a la entrada donde se explican las reglas de la oscuridad y del ingreso y se aclara que se pueden retirar cuando lo deseen, solo tienen que pedirlo en voz alta. Inmediatamente aparecen los dudosos, generalmente adultos. Charlamos con ellos, los acompañamos y nos quedamos cerca hasta que se adapten. Lo importante es la confianza y eso hay que generarlo. Los niños se entregan con más facilidad al entretenimiento.

– La obra propone el concepto de “dejarse ayudar” ¿Pensás que como sociedad vamos perdiendo esa confianza en el otro y nos dejamos llevar por el individualismo?
– Creo que los argentinos somos solidarios, realizamos cruzadas colectivas en las que participamos con gran entrega. Nos hermanamos en la necesidad. Tal vez es más difícil lo cotidiano, sobre todo en una metrópolis. Allí, se vive de modo más individualista y más solitario a pesar del número de personas que nos rodean. El individualismo es salud y hay que saber utilizarlo. Cuando se decide, se ejerce el individualismo, se asume los costos. Pero la red humana es colectiva y es una trama llena de agujeros en donde siempre podemos encontrar errores y soluciones, porque está viva. Mis compañeros ciegos son un ejemplo para mí de que se puede, a pesar de las adversidades, se puede. Y cuanto mejor si te ayudan, confían en vos. Ahí está el verdadero crecimiento: Ser uno dentro de la trama. En el Teatro Ciego se produce esa metáfora. En el Ingreso, tenés que tomar a un desconocido de los hombros y dejarte guiar. Y ahí decidís “Voy a confiar”. A su vez, yo, como lazarillo, asumo una responsabilidad, Cuidarlos para hacerles placentera la experiencia y que puedan abrir sus sentidos.

“Creo que los argentinos somos solidarios, realizamos cruzadas colectivas en las que participamos con gran entrega. Nos hermanamos en la necesidad.”

– Por otro lado, con tu grupo de teatro llevan una eternidad presentando “La Isla Desierta” de Roberto Arlt, descarto que nunca imaginaron que lograrían esa trascendencia ¿no?
– ¿Cómo imaginarlo siendo una compañía integrada, con actores ciegos y que no lo son, trabajando en oscuridad total, en un mudo totalmente visual y haciendo teatro independiente? La Isla se estrenó en el 2001, un año crítico en la historia argentina. Ya existían antecedentes de teatro en la oscuridad. José Menchaca, fundador de la compañía y director de “La isla desierta” pensó que la relación más natural con la oscuridad la tenían las personas ciegas. No existían antecedentes de personas ciegas realizando este tipo de trabajo. Fue la primera vez que se conceptualizó el término Teatro Ciego. Evidentemente, toda esta suma de desafíos logró este resultado. Y mucho amor y tolerancia.

– Con la “Isla” nos proponen la importancia del interior de cada uno, otro concepto simple pero en el que no reparamos a menudo, no? Está bien mirar al otro pero no para sacarle el cuero…
– El otro es el otro, inevitablemente. Tiene un destino. Está bueno que cada uno busque el propio. Mi frase preferida es “El cielo es el límite”. Suelo reiterarla en cada proyecto que inicio, ya como un mantra, creo. La creatividad y el compromiso son móviles muy fuertes para afianzar los sueños. Tal vez, cuando uno tiene hijos aprende a mirar a otro con el filtro del amor absoluto. Creo que armamos modelos y después buscamos que las personas los rellenen. Como esclavos de una imagen, a veces sostenidas por prejuicios. En el Teatro Ciego, a la imagen la creás vos, con tu imaginación. Le agregás tus colores, tus caras, tus recuerdos y si te animás, le ponés tus demonios. Suelen venir personas fóbicas. Para nosotros lo primero es que no sientan vergüenza de su temor. Nosotros los acompañamos, a veces estamos un rato tomados de la mano. Cuando logran atravesar la experiencia, se produce un acto catártico, que según un psicólogo amigo, cura. Nosotros somos artistas solamente, pero cuando una persona que ha pasado años sin apagar la luz, sale y te mira a los ojos con todo ese agradecimiento, es realmente emocionante.

– ¿Cómo vencieron el posible aburguesamiento y cuáles fueron las claves para qué la obra se convirtiera en un clásico del Konex?
– La maravilla del teatro es que es un hecho vivo, que se va construyendo a medida que la obra va siendo hecha, en presente. Si bien existe una repetición, cada espectador le aporta una energía diferente que como actor te modifica. El Teatro Ciego impone un reto mayor, ya que al no ver absolutamente nada, te tenés que manejar con las percepciones. Además, el espacio está pensado de una forma no convencional, en donde actores y público estamos muy cerca, escuchás sus comentarios, olés sus perfumes, cada detalle sensorial es una marca que te da señales. Imposible relajarse. Estás alerta al 100%. Además, Konex es un lugar extraordinario, en donde se mezcla la vanguardia con el folclore, la música con el teatro. La gente es muy diversa y siempre distinta. Por otra parte, trabajamos juntos desde el comienzo. “La isla desierta” inauguró la primera sala en donde se hizo teatro en Konex, antes de la Ciudad Cultural. Confiaron en la propuesta desde el primer día y hemos estado juntos a través de los años, trabajando mancomunadamente.

– Ya que nos retrotraemos a los inicios, ¿Cómo se fue formando el “Grupo Ojcuro”? ¿Cuál es el secreto de convivencia durante tantos años?
– El grupo se forma en el año 2000, estrenando La isla desierta al año siguiente. Cuando José Menchaca, su fundador, comenzó a buscar actores ciegos, se encontró que ellos estaban supeditados a hacer teatro leído o a interpretar personas ciegas en el teatro convencional. Así fue como llegó a la Biblioteca Argentina para Ciegos, quienes lo escucharon (con reservas, ya que la propuesta era inédita) pero le brindaron a sus asociados la posibilidad de formar parte del proyecto y a José un espacio de ensayo. El Teatro Ciego es una oportunidad para las personas ciegas de ser cualquier personaje, de ampliar el espectro además de una salida laboral comprobada. Así, se consolidó una primera compañía que se fue renovando hasta el Grupo actual. Creo que José es un líder bondadoso, que da espacio a las ideas ajenas, que otorga libertad creativa. Y como cooperativa que somos, tomamos decisiones en conjunto y dividimos los beneficios en partes iguales.

Foto: Samanta Lanin y Grupo Ojcuro
Foto: Samanta Lanin y Grupo Ojcuro

– El año próximo regresan con ambas obras, ¿Cuáles son los objetivos para el 2015?
– Por mi parte, consolidar a “Quiroga y la Selva Iluminada”. Estamos experimentando algunos efectos para hacerlos más eficientes. Al ser un grupo consolidado seguimos trabajando para corregir los detalles que creemos podemos mejorar. Además, analizamos una nueva propuesta y estamos viendo la posibilidad de armar una compañía de gira. Es difícil, porque somos muchos, pero no imposible. Con paciencia lo lograremos.

– Como si te quedara tiempo este año te luciste con reemplazos en la gira de la festejada obra “Adictas a vos” donde han visitado teatros de todo el país, ¿Qué me podés contar de este trabajo junto a colegas tan prestigiosas?
– ¡Gracias por tus comentarios! ¡Me hacen feliz! Fue un torazo. Allí pude comprobar el entrenamiento que te brinda hacer cuatro funciones por semana hace tantos años. Sentí una gran emoción de trabajar con actrices tan reconocidas y una gran responsabilidad por remplazar a Erika (De Sautu Riestra) que venía haciendo muy bien su papel y por él fue nominada al ACE. Me encantó la oportunidad de compartir con los cordobeses, por ejemplo. Nosotros, los provincianos, somos gente cálida y participativa. Una obra que toca una problemática tan femenina convoca muchas mujeres (y algunos hombres) así que, desde el escenario, se las sentía vibrar y tomar partido con los personajes. Lo más loco para mí fue salir de la oscuridad a hacer un personaje tan expuesto y sensual. Mis compañeras fueron generosas y me cuidaron. En resumen, fue maravilloso y quiero más.

– Tu personaje en escena realizaba una transformación que lográs con extremada precisión, de femme fatale a amante despechada, ¿Qué cosas personales les incorporaste al personaje?
– Seguí los pasos de Erika ya que casi no ensayamos, debería decir que todo eso es “ella” y no yo (risas). En realidad, la obra escrita y dirigida por Marcos Carnevale es un mecanismo de relojería que funciona perfectamente y te va llevando a transformarte en la medida que el conflicto se va desencadenando. Como actriz, considero que cada personaje es una oportunidad de vivir otra vida en la propia, sin pagar los costos que esto implica. Me encanta jugar a este juego.

– Te has tomado casi un año sin publicar en tu blog e imagino que no ha sido por un bloqueo sino por la ajetreada agenda ¿En qué textos estás trabajando en la actualidad?
– ¡Tengo abandonado mi blog! ¡Y ya pasó un año! Escribo desde muy chica, tengo cantidad de materiales. Este año me tuvo muy ocupada Quiroga, el trabajo dramatúrgico sobre la obra. Hace rato que tengo ganas de publicar y estoy trabajando en dos novelas muy diferentes: una sobre la iniciación sexual de una joven de ciudad en la montaña, con la rudeza del mundo natural. La otra, una historia de terror, en un pueblo imaginario que por aceptar pactos de complicidad por conveniencia, crea un monstruo que los condena. El terror y el erotismo son dos tópicos que me fascinan. Cuando los escribo, me siento en un tobogán de cosquillas y sobresaltos.

– Se nota que te atrae jugar en varios géneros e incluso tu prosa tiene mucho de poesía, ¿Cómo definirías a tu estilo?
– Nuestra lengua es muy hermosa y basta. Ofrece cantidad de sentidos: adjetivos, verbos. Empecé escribiendo poesía, seguí con el cuento, luego vino la dramaturgia, el guión. Ahora estoy intentando con la novela. Mi intención es que todos esos tránsitos puedan unirse en un texto único que expliciten el sentido de lo que quiero expresar y que ponga en movimiento sensaciones en quien lo lee. Soy bastante hedonista así que creo que busco mi libertad. Mis propias palabras. Y el placer de la escritura… que transporta…

– ¿Volverías a realizar cine? ¿Cuál es tu personaje recurrente que te gustaría interpretar?
– Al cine ingresé por casualidad, nunca lo busqué. Como actriz me falta muchísimo, es una cuenta pendiente. Protagonicé una película de bajo presupuesto, de terror: “Enamorada de la Muerte” dirigida por Alexis Puig. Fue una oportunidad de vivir ese género que me encanta desde adentro y fue una experiencia intensa. Después, me han tocado roles breves, sin gran desarrollo pero los he disfrutado. Como guionista, escribir “Mis días con Gloria”, dirigida por Juan José Jusid e interpretada por Isabel Sarli, fue un reto de perseverancia y obstinación, de principio a fin. Hay veces que las cosas se dan de una forma que solo la voluntad puede hacerlas avanzar. Confieso que todo el proceso me resultó agotador, pero hoy estoy orgullosa de que exista, más allá, que por razones de producción, la película sea diferente del libro que imaginamos con los otros autores. Tuve la oportunidad de conocer a una gran mujer a la que admiraba mucho y eso vale todo el esfuerzo. Mi placer es el teatro. En cualquier lugar que me toque, como persona de la producción independiente me ha tocado hasta limpiar la sala y lo hice con gran cariño. Es un privilegio hacer arte.

Foto: Samanta Lanin y Grupo Ojcuro
Foto: Samanta Lanin y Grupo Ojcuro

– “He visto miles de puestas de sol y espero ver miles más” es una de tus frases de cabecera, si te pregunto por el porvenir, calculo que más que triunfar en la pantalla chica está esto de seguir celebrando las cosas simples de la vida, ¿O me equivoco?
– Siempre celebrar. Creo que el arte se alimenta de la vida, por eso, las experiencias me hacen más rica. Quiero disfrutar de la vida, de mi hija, mi pareja, mis afectos. El efímero tiempo que le toca a cada uno sobre este mundo, merece ser vivido, como lo que es, un tiempo único e irrepetible.

Fotos: Samanta Lanin y Grupo Ojcuro

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