Es la nueva sensación del cine español pero a diferencia de sus colegas, su trayectoria es reciente. Tan solo cuatro años de historia representa el cine en su vida. Es que esta chica de las afueras de Barcelona, tuvo una infancia ligada al básquet y al estudio, tanto que cuando se recibió, abandonó su virtuosismo de base en su equipo para dedicarse a la Publicidad. Profesión que ejerció en los más altos niveles del mercado, hasta que la miel de la actuación, la conquistó por completo. Sin referentes como Carmen Machi o Luis Tosar, Laia Costa Bertrán, a sus 31 años y luego de pocos filmes, se convirtió en la joya ibérica del momento. Ya filmó con Ricardo Darín y con Jean Reno.
¿Y la actuación? Imaginé una adolescencia enmarcada por los Almodóvar, Bigas Luna, Carlos Saura…
No, nada de ello. Si me preguntabas hace unos años quien era Jean Reno, no hubiese sabido qué contestarte. Lo que pasó fue que estaba trabajando en una empresa de publicidad alemana que tenía su sede en Barcelona, mi ciudad; y como a las seis de la tarde terminaba la jornada laboral, me quedaba toda la tarde libre. Acostumbrada a trabajar hasta la medianoche, finalizar tan temprano me parecía que tenía dos días en uno. Entonces me apunté a una escuela de teatro. Mi chico por ese entonces también trabajaba hasta tarde y así se fue dando todo.
Cambiamos el poster de Pau Gasol por el de Javier Bardem…
El básquet o el deporte en sí me dio la idea de trabajar en grupo. Y eso lo implemento en todos los aspectos de mi vida para obtener los resultados esperados. Mi formación es de saber que se trabaja en equipo; que si no me entreno, no jugaré bien y no obtendré buenos resultados. Es algo que tengo muy incorporado. Sé que si no tengo mi parte clara, no podré hacer que Ricardo Darín luzca en su papel, como tampoco el director y viceversa. Creo que ser así, me ayudó mucho en la actuación.
¿Y por qué no continuaste jugando al básquet hasta llegar a ser profesional?
Era muy buena jugando al básquet pero dejé porque no me daban los tiempos. A mí siempre me gustó estudiar. El Doctorado en Política lo hice porque lo disfrutaba. Y trabajando también disfrutaba. Era la ejecutiva de cuentas, el nexo entre el cliente y nuestro cuerpo creativo. Yo hacía las presentaciones, todo muy serio.
Volvamos a cuatro años atrás nomás…
Empecé a estudiar teatro con Nancy Tuñón, una actriz argentina que emigró a Barcelona hace mucho tiempo. Es muy reconocida allá. Y lo lógico, me empezó a gustar y comencé a ir a casting e iba quedando. Hasta que me salió la posibilidad de irme a probar como actriz a Madrid y tuve que dejar la agencia. Y como no querían que me vaya, me dieron licencia sin goce de sueldo durante un año. Mi novio y mis padres también me apoyaron.
¿Ahí ya sabías quién era Ricardo Darín?
Creo que sí (risas). La primera vez que vi a Darín fue en “El secreto de sus ojos”. Antes no sabía quién era. Y me gustó. Como te dije, hasta trabajar de actriz, el cine y yo íbamos por caminos separados (sonríe culposa).
Fuiste como una revolución…
Mi vida se revolucionó por completo. Porque en poco tiempo se dio todo de golpe. Hice televisión, teatro y cine. Y ya desde Madrid, avisé a la empresa que me iba a dedicar a la actuación. Siempre recibo la invitación de la cena de fin de año de la empresa, creo que dejé un buen recuerdo (sonríe).
¿Te gusta más que la publicidad?
Claro. Lo bueno de esta profesión, a diferencia de otras, es que es muy creativa, que conoces muchos lugares, gente y te vuelves mejor persona. Esta profesión me hizo mejor persona (la miro incrédulo). Porque te obliga a entender a otras personas. Antes yo juzgaba a la gente que no era como yo, y ahora depende el personaje, me obligo a meterme en otras personalidades aunque sean muy distintas a la mía.
Tu debut cinematográfico fue en el cine alemán…
Sí. La película necesitaba una chica más latina y tras varias pruebas, me eligieron. De hecho mi personaje no iba a ser la protagonista y lo terminó siendo. Pero sucedió que la semana anterior al casting tuve un accidente con la moto, es que soy muy mala manejando moto (se confiesa) y me lastimé la pierna. Fui al casting empastillada de medicamentos y con un dolor que no podía ni caminar. Y terminé quedando. Creo que mi naturalidad y mi no exigencia por necesitar el papel, fue lo que hizo que lo haga bien. Y se fueron sucediendo así los trabajos y ya cogí un manager, quien me fue consiguiendo los demás trabajos.
“Mi formación es de saber que se trabaja en equipo; que si no me entreno, no jugaré bien y no obtendré buenos resultados.”
El corto de la marca Estrella Damm junto a Jean Reno, me enamoró.
La empresa Estrella Damm todos los años en lugar de hacer una publicidad, hace un corto con una estrella extranjera y un actor nacional. Y el año pasado me eligieron a mí para protagonizar junto a Jean Reno. Cuando me lo preguntaron dije que sí, pero ahí, a diferencia de “Nieve negra” donde no sabía quiénes iban a estar, ya me habían dicho que estaba él. El rodaje fue en Mallorca. Simplemente maravilloso. Él habla un poco mal el español pero nació en España, se llama Juan Moreno (sonríe). A los pocos años sus padres emigraron a Francia y es como si fuera francés, pero es español (risas). Es muy divertido como
persona. La pasamos genial.
El próximo actor no puede bajar de Tom Hanks…
No, lo dudo mucho (risas). No me pienso parte del cine mundial ni me creo nadie especial. Estoy trabajando, me interesa que el resultado sea el mejor y que podamos pasarla bien los meses de filmación, esté Ricardo Darín, Jean Reno o un chico que recién comienza.
Quiero creer que tenés más de la anfitriona que recibe a Jean Reno en esa isla paradisíaca que Laura, la mujer de Leonardo Sbaraglia en “Nieve negra”…
Yo también quiero creerlo (risas), pero Laura no tiene nada de malo. Un rasgo negativo de la gente es que prejuzga. Podría darte un listado interminable de razones por qué Laura es así. Pero lo podría resumir en que no es mala, sino práctica. Es practicidad lo de ella (simplifica). Entiende quién es su marido, lo que sucedió y lo resuelve de la manera más simple. Creo que todos los seres humanos tenemos una capacidad infinita de argumentar a nuestro favor la realidad.
Película oscura “Nieve negra”…
Cuando me llegó la propuesta, me encantó por lo que me exigía el personaje, nada que ver conmigo ni con lo que había hecho. Luego hablé con el director vía internet y le interesó lo que le proponía y recién ahí me dijo que estaban Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia. Un sueño. Ya sabía quiénes eran en ese momento (risas).
Hubo momentos donde hasta yo sentado en el cine sentí frío…
El rodaje fue en sitios impactantes. Y hubo momentos donde sentí mucho frío pero también debo decirte que los interiores se hicieron en verano, por lo que filmé la mayoría de las escenas con un calor que me picaba todo el cuerpo, porque el vestuario tenía que seguir siendo de invierno pleno.
¿Me contaste que tenías novio, cómo tomó tus cambios rotundos de vida?
Estamos juntos hace diez años y sí, estuvo en todos mis cambios. Pero él también viaja mucho. Ahora está abriendo oficinas de su empresa publicitaria en Estados Unidos y en Argentina. Por lo que me acompaña mucho o coincidimos en los viajes. Cuando voy a filmar a Nueva York, por lo general, me acompaña. A Andorra, donde filmamos parte de la película con Darín y Sbaraglia, fui sola.
“Cuando me llegó la propuesta, me encantó por lo que me exigía el personaje, nada que ver conmigo ni con lo que había hecho. ”
¿Cumpliste sueños muy rápidos, alguno a largo plazo?
Trabajar de actriz hasta que me muera. Siento que mi fuerte será hasta los cuarenta y cinco años, y aunque si bien, hay grandes actrices mayores, son muy pocas las que están vigentes y son verdaderas instituciones, como Carmen Maura, Rossy de Palma y Marisa Paredes. Dudo que llegue a eso.
¿Conocías nuestro país, que te gustó más?
Esta es la primera vez que visito Argentina. Y puedo reconocerte que me encantó el trato de la gente y el teatro. En España el teatro es un sector machacado. Y me resulta raro ver algo que me guste. Y aquí, ya lo poco que vi, me encantó. Hay mucha oferta y muy buenas producciones. Y los asados (sonríe). Hicimos muchos asados durante la filmación y disfruto las sobremesas, como se come y se toma. Esas jornadas de comer todo el día y charlar, me encantan. También la vida de los bares aquí me entusiasma.
¿El básquet y la Publicidad son parte del pasado?
Absolutamente. Sin embargo, en la última película, mi coprotagonista me desafió a jugar al básquet porque es muy alto. Si me ves, nadie se lo imagina, porque yo era la base, la chiquita que bajaba la pelota y armaba el juego. Y le dije que si ponían un aro de básquet lo machacaba. Y lo pusieron y te aseguro que no la vio en ningún momento (risas). Pero sí, ya son parte de mi pasado.
¿Y andar en moto me imagino que también?
Sí, por el bien de mi vida y de la de los demás (sonríe).