Martín Slipak, un artista inagotable.

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Protagonista de la nueva película de Gabriel Lichtmann, “Cómo ganar enemigos”, Martín Slipak se convirtió en el nuevo alfil del cine argentino. Su presencia es sinónimo de éxito. También colaborará en “Historia de un clan”, la nueva serie de Sebastián Ortega para Telefé. Un joven actor de raza.

A veces es azar y hasta aleatorio, otras veces una consecuencia. Y Martín Slipak en este caso es consecuente. En su historial, hay puntos de inflexión que lo etiquetaron como actor rendidor. En televisión con “Resistiré”, en teatro con “Una bestia en la luna” y en cine con “Sin retorno”. Entonces uno entiende que ya es su esencia, ponerle todo de sí para que el producto brille en el soporte que fuese. Ahora le toca nuevamente la pantalla de celuloide, donde interpreta a Lucas Abadi, un abogado de gran futuro; que resulta estafado económica y sentimentalmente. En “Cómo ganar enemigos”, del director Gabriel Lichtmann, vuelve a mostrar lo inmenso actor que es. Un film que lo tiene en primer plano en casi toda su totalidad y que no baja la tensión en ningún momento. Random habló con él, para saber qué hay detrás de ese hombre, que está siempre donde el éxito dice presente. Nos olvidábamos, también forma parte del elenco de “Historia de un clan”, la nueva serie de Telefe, que cuenta la siniestra historia de la familia Puccio.


-Estás en un excelente momento profesional… ¿Qué te motiva a elegir los trabajos que te proponen?

-Podría contestarte por dos caminos. El primero, querer ampliar y variar la exploración de lo que bordea a la actuación, como ser la dirección y la escritura. Explorar más esos caminos me motiva. Hace unos años escribí y dirigí una obra y fue una experiencia muy linda. La historia contaba la vida de un joven gerente de una empresa en un club Med de Brasil durante una semana. Una cabeza neurótica de delirio metafísico con respecto a su lugar en el mundo, con situaciones mundanas y cotidianas, con grandes preguntas filosóficas. Superado y encerrado en una estructura de presión que ya le era imposible sostener. Y la idea era ponerlo en un lugar de máxima relajación. Mostrar los contrapuntos. Lo hicimos en una sala de teatro que se llama El Elefante. Eso me permitió ver otras circunstancias de la actuación como estéticas y tiempos, que como actor no las ves. Fue renovador.

Foto: Laura Giovanetti // Agradecimientos: Hotel Nuss Buenos Aires Soho y Ana Cienfuegos (Raquel Flotta Prensa & Comunicaciones)
Foto: Laura Giovanetti // Agradecimientos: Hotel Nuss Buenos Aires Soho y Ana Cienfuegos (Raquel Flotta Prensa & Comunicaciones)

-Sería como una tangente artística…

-Total. Como trabajo mucho, quería que ese espacio de director sea de goce y de exploración; en lugar de sostén y de presión como es muchas veces la actuación.

-¿Y el otro camino?

-Sin duda, hacer cosas que me signifiquen una pregunta constante mientras las hago. Que se vayan poniendo interrogantes en juego y que pueda ir contestándolas. Generarle al espectador algo que lo corra de su lugar conocido para resignificarle cosas. Si eso no ocurre cuando trabajo, me aburro mucho y me angustio.

-¿En esos caminos qué no negociás?

-Que no se cuente nada. Me es indispensable saber qué estoy contando. Me hace mal saber que no estoy contando nada desde mi papel y pensar qué significa que la gente te ponga en la televisión y no le des nada. Y por el contrario, me pone mal que la gente no quiera ponerte en la televisión cuando tenés mucho para contarle. De todo lo que hago, pretendo sacar muchos significados, y lo que me motiva hoy por hoy, es saberlo y entenderlo.

-¿En cuál mejor, cine, teatro o televisión?

-Me gusta hacer de todo. Cine, teatro y televisión. Y no creo en lo más mínimo que una cosa sea mejor que la otra. La intención y el trabajo es lo que la revitaliza. Y no el medio. Vi cosas en televisión que me transformaron mucho más que una película y vi muchas obras de teatro que no me dejaron absolutamente nada.

-Venís de la escuela de “Magazine For Fai”, imagino que la inmediatez del éxito te debe poner mal…

-No creas. Las leyes del mercado siempre fueron viles. Pero creo que se siguen haciendo cosas que tienen una búsqueda sentida como lo fue “Magazine For Fai”. Vengo de trabajar con Gastón Portal y vi una búsqueda de un lenguaje, de preguntarse y querer contestarlo con arte. Que ponga en su idea a Luis Ortega a dirigir es querer correrse de lo común y apostar por algo. Vengo de hacer la tira “Historia de un clan” y es impresionante cómo se trabaja en post de querer mostrar algo. Podrá gustar o no, pero la idea es clara y definida. También lo siento en teatro. Aunque la gente ponga el termómetro en el comercial, en el alternativo no paro de ver cosas increíbles.

Me gusta hacer de todo. Cine, teatro y televisión. Y no creo en lo más mínimo que una cosa sea mejor que la otra. La intención y el trabajo es lo que la revitaliza. Y no el medio.

Foto: Laura Giovanetti // Agradecimientos: Hotel Nuss Buenos Aires Soho y Ana Cienfuegos (Raquel Flotta Prensa & Comunicaciones)
Foto: Laura Giovanetti // Agradecimientos: Hotel Nuss Buenos Aires Soho y Ana Cienfuegos (Raquel Flotta Prensa & Comunicaciones)

-¿En cuál te alineas?

-Hice mucho de los dos, pero el teatro comercial tiene algo muy fuerte con relación al resultado. Hace mucho que no veo en teatro comercial algo que me vuele la cabeza. Cuando el teatro comercial juegue con la evidencia de que es comercial, va a resultarme más interesante. Tiene dos caras, o lo burdo o lo que intenta ser vanguardista, que no es más que poner la misma sal y harina de lo que ya se vio. No creo que nadie tenga ganas de generar un rompimiento con el comercial. Y en el alternativo se está rompiendo todo el tiempo.

-Y en cine… “Cómo ganar enemigos”.

-La verdad es que no conocía a nadie. La propuesta me llega por el director de casting. Me convocaron y me gustó mucho el libro. Hicimos una prueba con el director Gabriel Lichtmann y dio todo bien.

-¿Te convenció sólo el guión?

-Cuando te proponen un trabajo al que al protagonista le pasan tantas cosas y son entre divertidas, dramáticas y trágicas, se hace fácil decir que sí. Lucas, el abogado que interpreto, está en contacto con todos los personajes y las escenas son muy piolas. Cuando leés algo así, inmediatamente te da ansiedad por hacerlo. Además el período de rodaje para mí es como estar en el Limbo. Es mucho trabajo pero también mucho placer.

-¿Revisás la historia del director que te convoca?

-Sabía que había hecho una película llamada “Judíos en el espacio”, pero yo trato de no ver nada antes de filmar, así logro despojarme de todo y estar limpio. Sí, leo el guión en su totalidad varias veces, saber la idea y me termino guiando más por el discurso que tiene conmigo que por lo hecho anteriormente.

-“Cómo ganar enemigos” la vi en el BAFICI y la empatía que se genera con Lucas es inmediata…

-Me encanta que así sea. A mí la película me gustó mucho en su resultado. El guión era muy completo de por sí y los detalles de la película creo que suman mucho. Una de las claves es que se anima a jugar con los géneros, porque no es ninguno en concreto pero lo son todos. Es una comedia fina, inteligente; es policial detectivesco pero no hay armas, es romántica pero de amores que quedan truncos. La bajada que le dio es increíble: “Thriller neurótico”. Imaginate que todos tus seres queridos se convierten de un día para el otro en sospechosos. Es terrible (risas).

-Yo apostaba por Lucas y Bárbara…

-Es que cada personaje de la película es un acierto. Y cada vínculo tiene cosas interesantes. Yo con mi hermano, con Bárbara, la chica que conozco, maravilloso papel de Inés Palombo (aclara); también con mi secretaria, una mujer mayor. Y yo que soy un abogado muy joven, erudito para lo que hago aunque no me encante. Todo tiene su color y eso la hace bella a la película.

-¿Te inquieta el tiempo que el film está en cartel?

-Y sí. Uno pregunta cómo va la película. Y al exponerse tanto ante la crítica, la gente amiga de uno, los colegas; querés que salga todo bien. Pero también uno sabe que la crítica está teñida de mucha subjetividad y que no puede gustarle y caerle bien a todos. Respeto la mirada ajena cuando tienen reflexión. Ahora hay mucho de contar y nada más, y eso no suma en nada. Pero cuando a lo que hacés le dan una vuelta distinta y te dan un significado que desconocías, te encanta, sea bueno o malo.

Foto: Laura Giovanetti // Agradecimientos: Hotel Nuss Buenos Aires Soho y Ana Cienfuegos (Raquel Flotta Prensa & Comunicaciones)
Foto: Laura Giovanetti // Agradecimientos: Hotel Nuss Buenos Aires Soho y Ana Cienfuegos (Raquel Flotta Prensa & Comunicaciones)

-No sé qué decir, si te vamos a disfrutar o a compadecer en la nueva tira “Historia de un clan”…

-Disfrutar imposible, porque hago de Eduardo Aulet, el segundo secuestrado por Arquímedes Puccio y su familia. Aunque en la tira no hay nombres, sería ese. Pero sin duda, van a quedar impactados por el nivel de profesionalismo que hay en la serie. Pocas veces visto el nivel de producción, de actuación y dirección. Estoy muy contento con lo que vi hasta ahora. Pero sí, me van a compadecer. Una historia triste, que aunque la hagamos ficción fue real y duele. Siempre una historia verídica duele.

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