El actor, director, emprendedor –para resumir tantas funciones que hace tan bien- se luce en la nueva película de Carlos Sorín que se estrena por Netflix: El cuaderno de Tommy. Entre ensayos por zoom donde dirigirá una obra de teatro (Inmaduros) con Adrián Suar y Diego Peretti, se prepara también para la reapertura de su sala teatral en formato de aislamiento y continúa además brillando con los audiocuentos que publica semanalmente.
Dayub es uno de los grandes actores de su generación que antes de la Pandemia tuvo su merecido reconocimiento llevándose el ACE de oro que entregan sus colegas, pero desde añares viene llevándose también el calor del público que encontró en él y en sus representaciones parte del verdadero ADN argento, no el que sale en los noticieros con el odio y la violencia como mayor característica, sino ese costado soñador de imaginar de sobremesa las cosas que uno haría en la vida, del solidario que ayuda cuando la mano viene esquiva, y del laburante que encuentra en cada changa una nueva oportunidad. Mauricio nos hace saber que todos tenemos algo de amateur, de antihéroe, de corajudos y valientes incluso contra la corriente, de hacer locuras con tal de surfear la ola; de equilibristas con la cintura justa para no caer del todo cuando se acerca el precipicio. Cada persona que interpreta o escribe tiene siempre una característica argentina que con maestría consigue sacar a la luz. Es que se curtió en la cultura del esfuerzo, fue vendedor ambulante en los colectivos y pintor, pasó momentos difíciles incluso no teniendo techo donde dormir.
Por eso escucharlo ante el estreno de “El Cuaderno de Tommy” que llegará vía Netflix a todo el mundo, resulta un verdadero placer. No siempre se está frente a una persona con tanta humanidad y que jamás la esconde, pese al reto de cualquier guion.
¿Cómo accediste a la posibilidad de sumarte a la película?
“Yo había visto la noticia de la historia de la película en su momento, y cuando me alcanzaron el libro con el guion, ya en la primera hoja me llevó a aquel desayuno cuando había leído la historia que me había conmovido muchísimo. La voluntad, la fuerza, el modo de tomarse el diagnóstico de la protagonista. Rápidamente lo leí con mucho interés. Ese cuaderno –el libro en el que se basó la historia, originalmente publicado como El Cuaderno de Nippur- que yo quería tener pero como tenía un hijo chiquito y la situación análoga era un poco inoportuna, en ese momento no pude y dije: en algún momento lo compraré y lo llevaré a mi estudio. Pero leí con un deseo enorme al guion, quería que me gustara porque la historia me había conmovido muchísimo. Son esas historias que te enseñan y hacen que el arte cumpla otra función y vaya más allá de entretener, de divertir y emocionar. Es una película que, a través del contenido y la historia, nos enseña a pararnos en el mejor lugar ante un momento límite. Es una película donde te ves a vos mismo, te resignificás, en el mejor de los casos –a mí me pasó viéndola- te hace tomar una decisión sobre cómo encarar ese momento entre la vida y la muerte. Querría tener la fuerza, la entereza e hidalguía de María y de su marido porque los dos pareciera que están viviendo otro momento mientras transcurre la película, por el punto de vista que van desarrollando, transforman la realidad en otra cosa. Y la transforman en lo que es pero no sabemos que es así, los condicionamientos sociales nos han hecho creer que la vida y a muerte son lo que dice lo social, pero lo que ellos deciden hacer está más cerca de mi mirada esencial de la vida que de la que habitualmente tenemos con respecto al tema.
“(crear al personaje) fue producto del encuentro con el médico que atendió en la vida real a la protagonista, conocer la persona y preguntarle lo que él sentía y por qué hacía lo que hacía…”
A pesar de ser una película donde ronda la muerte, ¿Creés que es una película con mucha vida?
Absolutamente, te sorprende la actitud que toma ella todo el tiempo y querés alcanzar ese derrotero porque es superador, te pone un norte que alienta en una situación a la que supuestamente es muy difícil encontrarle el aliento. También es admirable lo que hizo (Carlos) Sorín, el director, como ha logrado transmitir eso y cómo nos fue llevando la emoción hasta el borde del precipicio y te trae de nuevo. Lo hace fluido y te va llevando y así como te deja casi al borde del precipicio te acompaña a volver y otra vez uno sigue los días de María y el crecimiento de la historia. Es preciosa.
¿Cómo trabajaste tu personaje que, dado el lugar donde está (el médico) tiene una economía de recursos de gestos manejadas a la perfección ante la fuerte presencia sentimental?
Fue producto del encuentro con el médico que atendió en la vida real a la protagonista, conocer la persona y preguntarle lo que él sentía y por qué hacía lo que hacía, me llevó a hacerlo con la misma naturalidad con la que lo hizo él. Fue un encuentro extraordinario porque no tuvo que ver con lo médico y sí mucho que ver con lo humano, con el acompañar, con el esclarecer, con darle valentía para enfrentar el momento, con sinceridad para enfrentar los hechos como son, teniendo un médico como él, el espejo que le devolvía María colaboraba para que ella siguiera el derrotero que se había propuesto, que fue pelear la enfermedad hasta el final de la manera más admirable posible, la que nos emociona. Creemos que no es posible tanto, sin embargo está el hecho que ocurrió que nos demuestra que se puede. Ahí es donde la película crece porque nos emociona saber que se puede tanto, así sea tan distinto a lo que creemos.
En la vida has hecho de todo para lucharla, ¿Creés que por eso te llegan estos grandes papeles?
No lo sé pero agradezco que me lleguen, yo siempre quise que mi trabajo sirviera para algo más que entretener y divertir, que sirviera para la propia vida. Y a veces cuando alguien me para por la calle después de ver alguna de mis obras, o de alguno de mis trabajos, y eso lo ayudó para tomar una determinada decisión de su vida, ahí siento que mi oficio cobra el valor por el que yo me quise inclinar a ser actor. Siempre esperé algo más que tiene que ver con eso. Y esta es una de esas películas que te permite que el arte mejore tu condición humana. Porque te conmueve y te hace tomar decisiones, te hace tener una postura frente a un hecho límite. Y elegir la postura más digna, la más valiente. La postura mejoradora, la de ver al otro por lo que le pasa, por lo que siente. Sin condicionamientos sociales y lejos de lo careta. Y estamos tan acostumbrados a eso que nos conmueve ver a alguien sensible y real. Las decisiones de María son simples, son coherentes, frente a lo que traen las amigas –que podemos ser cualquiera de nosotros y vernos representados- la sabiduría de María supera la media de lo que pensamos que va a decidir.
¿Sentís que es de esas películas que te dejan ese agradable sabor de boca de comentarla o recomendársela a alguien?
Eso es maravilloso y al mismo tiempo impensado si te dicen de qué se trata la película. Voltea el prejuicio de leer de qué va el film, porque si lo leés te puede llegar a prejuzgar que es una película triste o deprimente, y soslaya justamente eso. Cuando terminé de verla le dije a Sorín que de un invierno crudo y áspero había hecho primavera porque el argumento era duro teóricamente y yo sin embargo había sentido enorme felicidad de verla, era una emoción profunda, liberadora, que te hacía tomar decisiones, tener consideración y acercarte al otro, es hermosa y tiene maravillosos trabajos.
“…en una gran tormenta, en plena ruta, en una noche difícil, lo que te salva no es el auto importado ni el último modelo, sino el motorcito barato que hace mover al limpiaparabrisas, eso indica que todos somos importantes”.
Venías de un año muy agitado en lo laboral, ¿Cómo te adaptaste a la Pandemia?
Durante la Pandemia hice el ciclo “Alguien como vos” con música de audiocuentos, hoy vamos a estar posteando el número 14. Fue hermoso, un trabajo personal de las mejores decisiones que he tomado, sobre todo en un medio que desconocía que podría trabajar que es el medio audiovisual. Y después ensayando con zoom “Inmaduros” con Adrián (Suar) y Diego Peretti y ya retomando con El Equilibrista en mi sala (Chacarean Theatre) y calentando motores para ver si todo va bien y puedo hacer la temporada de verano en Mar del Plata. Y por sobre todo feliz por el estreno de El Cuaderno de Tommy por Netflix, que sea un estreno mundial me parece que la historia, María y Sorín se merecen algo así.
¿Desde lo creativo esta modificación de la realidad te nutrió para futuras ideas?
Sí, porque me dio el tiempo que era algo que no tenía porque entre “Toc Toc” y “El Equilibrista” venía de hacer los últimos años ocho funciones por semana, y tener el tiempo de desconectar del afuera, que no me requiera, me permitió imaginar y pensar. Más allá del ciclo de cuentos que no lo tenía escrito y le grabé el audio, lo escribí, le puse las imágenes… más allá de eso trabajé mucho con la obra “Inmaduros” y pergeñé un espectáculo que posiblemente sea el que le siga a “El equilibrista”, no en toda su dimensión pero sí los lineamientos y cosas que no habría podido hacer si no hubiera estado la Pandemia de por medio.
¿Creés que este tipo de historias que seguramente traigan éxitos eleve las posibilidades de la industria en el streaming?
Seguramente que sí, la tarea de todo el equipo se lo merece porque es una película de una factura técnica impresionante, es cristalina la película con unos colores muy trabajados hasta el último detalle, el sonido, la música, es una gran película y la verdad le depara el futuro que vos decís, está en la mejor de las plataformas y creo que será así.
¿Cuál es tu sueño recurrente?
Hacer más lo que siento, seguir más a mi corazón que lo que tengo anotado en la agenda y que los demás admitamos que el otro es fundamental. Que nos demos cuenta que en una gran tormenta, en plena ruta, en una noche difícil, lo que te salva no es el auto importado ni el último modelo, sino el motorcito, quizás lo más barato que hace mover al limpiaparabrisas, eso indica que todos somos importantes. Ojalá nos demos cuenta que es así, cuando un médico te opera antes entró alguien a limpiar el quirófano, a esterilizar el instrumental, alguien manejó la ambulancia. Creo que la Pandemia nos tiene que hacer pensar que todos valemos lo mismo y que tenemos que ser conscientes que esto es así. Aunque no cotice en el mercado la vida humana tiene que empezar a valer y salir del lugar en el que está.