Emprendedores: Guten Tag, una manera distinta de servir el café

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Guten Tag es una cafetería de especialidad que se convirtió en pionera y emblema en el centro de la capital riojana al romper con el esquema antiguo del café y la medialuna. Creada por Gino Visconti en 2017, este emprendimiento vino a ofrecerle a los riojanos una propuesta fresca, novedosa y joven a los desayunos y las meriendas.

Una forma distinta de servir el café, con variedad, opciones y, sobre todo en un espacio acogedor. Ese fue el concepto que se buscó en el origen de Guten Tag, el café que hace y tres años cambió el rostro del rubro en la ciudad de La Rioja. Fue un proyecto de Gino Visconti, quien se había recibido en el año 2016 de Licenciado en Administración de Empresas y buscaba donde volcar sus conocimientos.

A Visconti siempre le gustaron los negocios y quería encarar su emprendimiento propio: “Me gusta el juego que proponen los negocios, el vínculo que hay entre la gente, la idea de generar un producto que les guste, construir un ambiente cálido”, nos cuenta. De entrada surgieron dudas de a qué sector iba a apuntar: le atraían la gastronomía, la construcción y el negocio de indumentaria. La respuesta llegó una vez que encontró el lugar, una vieja casa a tres cuadras de la plaza central; fue allí que comenzó a indagar sobre temas varios y se dio cuenta que en la provincia de La Rioja las cafeterías que existían eran tradicionales, del café y la medialuna.

A medida que se empapó en el tema descubrió que hay muchos tipos de cafetería y muchas formas de servir un café: café filtrado, café expreso, cappuccino, late art. Gino comenzó a realizar cursos, se capacitó y cuando sintió que estaba preparado abrió Guten Tag en el año 2017.

¿Cómo fueron los comienzos de Guten Tag, que expectativas tenías?

No sabía qué iba a pasar, fuimos la primera cafetería de especialidad y el que primero hizo hincapié en lo que son desayunos y meriendas que estaba lejos de la plaza central, cosa que no fue sencilla para una ciudad donde la gente rara vez cambia su rutina o se anima alejarse aunque sea un par de cuadras del centro.

En un inicio uno tiene un concepto de la marca, pero nunca se sabe a dónde te va a llevar la demanda. Uno trata de aferrarse a una idea original pero es la demanda la que te va llevando a crear la personalidad del negocio.


“Me gusta el juego que proponen los negocios, el vínculo que hay entre la gente, la idea de generar un producto que les guste, construir un ambiente cálido”

¿Cómo fueron esos cambios mirando hacia lo que fue la apertura de 2017?

En 2017 era un negocio bastante precario, solo había máquina de café, molino, medialunas y tal vez unos galletones. Yo personalmente nunca había trabajado en ningún lugar gastronómico, no tenía noción lo que era estar ahí en contacto con al gente, despachando productos que le puede llegar a gustar. Fue un desafío muy grande jugársela sin haber tenido experiencia antes. Éramos dos personas: un mozo y yo, que hacía el café. Luego descubrí que el estar en la administración del negocio, con todos los tramites que había, me hacía imposible hacer café y tuve que contratar a un barista. Por suerte de a poco se fue posicionando, fueron agregando productos y al año nos expandimos hacia el costado, logramos hacer la cocina al fondo para poder ofrecer mejores productos y elaborarlos nosotros mismos.

Fuimos chocando con distintas adversidades, especialmente por la falta de experiencia. Vendíamos café con medialunas o budines, pero al llegar el verano con las altas temperaturas, la gente empezaba a salir más tarde y había que ofrecerle productos más frescos. Había que pulir y hoy debo decir que el local finalmente está más o menos establecido, ya sea dentro de lo visual como uno buscaba, que fue una transformación de tres años para saber cuál era la demanda, qué necesitábamos para cubrir esa demanda y como convertir el lugar en algo acogedor, que el cliente se sienta como en su casa.

¿Qué mejoras y adquisición de equipamiento o expansión llevaron adelante?

A medida que fuimos creciendo fuimos necesitando más maquinaria, más empleados. Al vender más cosas necesitábamos más heladeras, mas tostadoras, hornos convectores para que salgan mejor los panes, mejor máquina de café para despachar más rápido, freezers, licuadoras, etc. Así como las maquinas también comenzamos a necesitar más personal: un barista, más mozos, gente en la cocina para que prepare los productos. Todo eso lo fuimos haciendo mientras crecíamos, Quizá si hubiera sabido todo lo que conlleva poner una cafetería no lo hubiera hecho, agradezco haber entrado con esa ignorancia y aprender paso a paso.

No hay segundas impresiones en el negocio de la gastronomía, si mordiste y no te gustó, chau, el cliente no vuelve más.

“No hay segundas impresiones en el negocio de la gastronomía, si mordiste y no te gustó, chau, el cliente no vuelve más

¿Cuáles fueron las dificultades más fuertes que encontraron en estos tres años de actividad?

Las dificultades más grandes que encontramos fue la inocencia: yo arranqué a los 23 sin tener conocimiento previo y tenía que manejar gente de mi edad y lograr que me respeten y hagan las cosas que uno quiere. Lo mismo ocurre con los proveedores, uno trata de no parecer que es inexperto y es en cambio alguien serio y seguro. Eso facilita la relación con los clientes, los empleados y los proveedores. No tenía conocimientos pero la misma experiencia te lleva a aprender

Fuimos la primera cafetería de especialidad en La Rioja que hacía hincapié en los desayunos y meriendas y de a poco empezó a surgir más competencia y, uno en su inocencia le contaba a la gente información cuando nos preguntaban que café utilizamos o que máquina y luego notábamos que abrían locales parecidos o idénticos. Lo importante e eso fue aprender a tener la frialdad de no ver a los costados y dedicarse a lo propio. No hay que gastar energía en los demás y seguir nuestro camino en perfeccionarnos e innovar.

¿Qué desafíos les propuso la pandemia y la cuarentena?

Con respecto a la cuarentena y la pandemia ese fue un desafío muy grande porque el rubro gastronómico fue uno de los más golpeados a nivel país y poder tener la cintura de ejecutar diferentes estrategias para que el negocio funcione, con el mismo personal fue un desafío. Tuvimos que disminuir horas de trabajo, pero eso estuvo enmarcado en las restricciones provinciales y nos llevó a aplicar el delivery y de repente un mozo ahora tenía que hacer envíos, mientras experimentábamos para conseguir que el café no se vuelque mientras se lo llevaba. Lo logramos, pero fue un cambio radical el tener que salir a servirle al cliente en su propia casa. Logramos sortear lo peor.

¿Y a futuro? ¿tenés algo planificado o en este contexto no se puede?

Siempre queremos seguir creciendo y entregar productos de calidad. Tenemos un horizonte a largo plazo que es lo que uno anhela, pero hoy en día puntualmente no se puede planificar con tanta antelación en la Argentina.

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