La entrevista con Aníbal Silveyra arroja luz a la romántica y acaramelada idea que todos tenemos sobre triunfar y ser una estrella de Hollywood.
El imaginario sobre que con un poco de suerte y siendo corajudo algún director te va a descubrir -y te lloverán los contratos- queda desmitificado cuando hablás con alguien como Aníbal que de esto sabe un rato largo. Es que la industria del cine en EEUU no funciona así. Este actor argentino no llegó a la ciudad de las estrellas en plan alocado e improvisado, sabía que a las oportunidades no hay que arruinarlas y lo supo desde el principio.
Dejó Buenos Aires hace 21 años atrás por amor, para acompañar a su actual pareja Malena que estaba radicada en California, más precisamente Los Ángeles. Atrás quedó su carrera en ascenso de los años 90 que incluía hasta aquel entonces: un premio ACE por el musical El beso de la mujer araña con Valeria Lynch; su participación en Sugar y La mujer del año, con Susana Giménez o con Tato Bores y Carlos Perciavalle en La jaula de las locas. Además de sus cinco años en Peor es nada, con el recordado Jorge Guinzburg. También quedaron en Argentina sus pequeños hijos -en ese momento Josefina y Talo- fruto de la relación con la actriz Graciela Stefani y que hoy explotan la herencia artística de sus padres con sus propias carreras.
Radicarse en Los Ángeles significó comenzar de cero, empezando por ser mozo de un restaurante cubano para subsistir en los primeros tiempos. Pero con los años el currículo de Aníbal dio un giro de 180 grados: logró su carnet del Screen Actors Guild que consiguió por su actuación en tres capítulos de la serie The Practice. Y en su haber cuenta con trabajos como Into the Woods, de Stephen Sondheim y James Lapine, en el teatro Knightsbridge, de Los Ángeles, además de Closer than ever, de Richard Maltby Jr. y David Shire; La cage aux folles de Jerry Herman y Harvey Fierstein, en uno de los roles protagónicos; y el musical Evita, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. En este caso la primera vez que un argentino interpretó el papel del Che, en inglés. Aunque la canción dice que 20 años no son nada, para él lo fue todo. Hoy se define como actor, cantante, bailarín, director, escritor, maestro de actuación en comedia música. Dueño de la única escuela de actuación en español localizada en Los Ángeles Entrevistar a Aníbal no solo permite conocer una historia de vida sino que te deja la sensación de aprendizaje de un ser humilde y brillante.
¿Cuándo descubriste que querías ser actor?
Desde niño, la primaria incidió también, porque en los actos siempre interpretaba a Belgrano o San Martin, era el que siempre levantaba la mano para participar en los actos escolares. Mi abuela viendo eso me dijo que había un fiambrero a la vuelta de casa que siempre lo veía en la televisión en comerciales y ahí me pregunto: “no será que vos querés ser actor como él?” Y le dije que sí, eso fue a los 8 años .Cuando empiezo el secundario ella me lo vuelve a preguntar si seguía con el sueño de ser actor y le dije que sí. Ahí ella me dijo que me iba a pagar las clases de teatro pero que no descuidara los estudios. Lo que mi familia no quería es que trabajara de chiquito, y que me llevara materias por eso. La verdad es que yo no me di cuenta, creo que la vocación me eligió a mí. Cuando empecé a tomar clases de teatro eran épocas duras, en plena dictadura militar, yo iba desde Avellaneda a estudiar hasta lo de Agustín Alezzo, en el centro. Él en ese momento estaba prohibido. Y yo me le jugaba y era muy feliz yendo esas clases.
¿Qué opinas de que ahora los castings se hagan mirando influencers según cantidad de seguidores?
Entiendo que hay un nuevo medio (new media) de hecho estoy por hacer algo en esa plataforma. Pero reconozco que para ser Influencer tenés que tener un grado de actuación porque estás haciendo un personaje, tenés que tener carisma. Y pareciera que si estás en eso te van a llamar para ser actor. Y un poco antes, te hablo de años 80 y en otras épocas, eso pasaba. La modelo que salía en la tapa de alguna revista del momento como 7 Días o Gente después la veías actuando en alguna película o telenovela. Acá en Hollywood cuando vas a casting debo admitir que te chequean para ver cuantos seguidores tenés y depende de la cantidad, sos beneficiario para el proyecto o no. Hay que entender que hay una nueva media que tira un montón de público y donde está invertido el dinero en comerciales. Y fíjate que los proyectos actuales comienzan en las redes, como le paso a mi hijo. Él de hacer videos de 1 minuto pasó a ciertos conglomerados más grandes que le compraron el producto y el proyecto que se llama “Pocket Films”. Entonces lo que vos hacías para tus redes sale masivo que es lo que pasa con los influencers y gente que hace productos en las redes. Que terminan vendiendo su producto si es bueno a una new media más grande y terminan haciendo dinero, eso hay que entenderlo y aprenderlo.
…Radicarse en Los Ángeles significó comenzar de cero, empezando por ser mozo de un restaurante cubano para subsistir en los primeros tiempos…
Cuando vos dejaste el país fue un momento actoral bueno en el que dejaste todo…
Sí, dejé muchas cosas que siguen a mí alrededor, en este caso mis hijos. La palabra “dejar” funciona porque te vas de un país a otro, dejás un sueño, una carrera, un trabajo, un territorio, una familia. Y a la vez no es tan cierto porque en realidad cambias de lugar pero seguís teniendo tus afectos. Yo me fui porque conocí a una mujer, me enamoré y es mi actual esposa desde hace 21 años. Dejé pero cuando dejás te quedas vacío para recibir algo nuevo.
Fue una elección entonces…
Sí, porque yo me fui en el 1999 y no fue en una época de Argentina como otras que mucha gente se vio obligada a irse por cuestiones económicas y políticas como fue en 2001. Y hoy miro para atrás y fue una buena decisión, pude conocer otra cultura, aprender otro idioma, insertarme en un negocio que todos soñamos que es trabajar en Hollywood.
En tu caso saliste de tu zona de confort y fuiste a generar una oportunidad a Los Ángeles…
Fue muy buena experiencia saber que yo podía trabajar de algo más que no fuera actor, cuando llegué apareció una posibilidad de trabajar de mozo. Tenía que trabajar porque iba con poco dinero y tenía que mandar para la cuota alimentaria de mis hijos, así que tenía que trabajar de lo que sea. Ahí es que de los aplausos en los escenarios de Buenos Aires pasé a trabajar en un restaurante cubano frente a los estudios de Sony, no era cualquier lugar. Se comía riquísimo, engordé como un cerdo (risas) y ahí aprendí a comer porotos negros, arroz con plátanos. Recuerdo ir a una mesa a atender y medio practicando mi inglés, les pregunto qué quieren tomar y uno hombre en particular se queda mirándome. Ahí pensé que no me entendía, que yo pronunciaba mal, le repito de nuevo y me contesta que él me conocía, que sabía que era actor y el señor era argentino. Me dijo que trabajaba en la Sony, me dio su tarjeta y me dejó una propina que era más del doble de lo que él había consumido. Se ve que le dio lastima de la situación.
¿Ya habías hecho otros trabajos fuera de la actuación en Argentina?
Cuando egreso del secundario recibo la primera audición para trabajar en teatro, ahí me engancho pero a la vez trabajaba en la secretaria de mi colegio. También había trabajado de mozo en el restaurante de un amigo y colega Eduardo Beaamonde y cuando iba la gente no me dejaba propinas porque pensaban que era el dueño junto con Eduardo, como nos veían en la tele pensaban eso. No entendían que yo era el mozo y yo trabajaba en ese lugar paralelamente con la actuación, porque el laburo de actor era algo inestable. Luego, cuando iba a nacer mi hijo Etanislao busqué en los avisos clasificados del diario y salía que buscaban gente que supiera inglés para una empresa americana. Llegué al lugar y me entero que era para vender ollas. Si era para una compañía americana que tenía una estructura de trabajo de Estados unidos pero te daban una bolsa con ollas casa por casa, y no vendí ni una.
…viví el clímax de mi carrera con ese modelo de trabajo con (Prince) Harold, por eso cuando una vez fui de viaje a New York me llegué solo para agradecerle que él cambió mi carrera por completo…
¿Cómo fue adaptarte al modelo americano de trabajo que tengo entendido es riguroso?
Tal vez suene un poco agrandadito, pero como yo había hecho varios espectáculos con coreógrafos americanos como ”La mujer del año” con Susana Giménez, “El beso de la mujer araña” entonces yo ya había tenido ese ritmo de trabajo. Incluso yo había trabajado como intérprete de estos coreógrafos, lo hacía para ensayar mi inglés, ahí conocí de cerca la idiosincrasia de ellos. De cómo dirigía el americano, lo organizado que es, trabajan con un calendario donde están todas las actividades pormenorizadas. Cuando hice La mujer del Año, donde me dirigió el propio Prince Harold ya estaba más acostumbrado a ese modo de trabajo y la puntualidad rigurosa. Por lo cual cuando vine acá ya estaba acostumbrado a trabajar con americanos y añoraba hacerlo. Yo viví el clímax de mi carrera con ese modelo de trabajo con Harold, por eso cuando una vez fui de viaje a New York me llegué solo para agradecerle que él cambió mi carrera por completo y él se quedó sorprendido de mi gesto y que no le pidiera trabajo, porque era lo que todos hacían según me comentó. Fue muy atento, en el momento gestionó unas entradas para que viera El fantasma de la Opera porque él era el director. Imagínate que era la segunda vez que iba al país y me quería quedar a vivir forever.
Un modo de trabajo exigente, imagino que audicionar no debe ser nada fácil…
Audicionar aquí es un arte, hay que aprender a hacerlo y cuando vas conociendo bien el circuito podés aprender a montar tu propia compañía. Tenés que saber el recorrido del personaje que vas a interpretar, que significa ese personaje en la obra, conocer sobre el autor y si no sabés eso estás en desventaja. Aquí los que se presentan son gente que sabe muchísimo. A veces en Argentina, a veces cuando hacíamos los castings no sabíamos ni la letra. Porque hacíamos una lectura del personaje y acá es una máquina de audiciones. Quien tiene ese rigor de trabajo muy americano en Argentina es Pepito Cibrián.
¿Y siendo tan cerrado y complicado el proceso como lográs insertarte?
Buena pregunta, yo tenía un plan que era no arruinar las primeras entrevistas. Entonces dije voy a ir a estudiar teatro. Quería probarme en una escuela de teatro actuando en inglés para no arruinar la primera oportunidad. Además tenía que adquirir el lenguaje técnico de actor, palabras específicas que por más que sepas inglés podés no saber la interpretación. Fui responsable en hacer las cosas bien, y económicamente no sentía presión porque laburaba de mozo. Algo que hacen muchos actores de Hollywood porque es el único trabajo flexible de horarios. Si tenés una audición, siempre un compañero te cubre cambiando el horario. Así trabajé un año y después empecé como intérprete, para lo cual tuve que estudiar y mucho. Lo hice en un instituto, tenía 35 años y no me daba vergüenza estudiar a esa edad. Aunque trabajar en el restaurante me sirvió muchísimo para practicarlo. Recuerdo un tropiezo idiomático cuando fui al dentista y estuve un montón de horas a que me llamaran, cuando pregunté el problema había sido que para ellos Aníbal se pronuncia Anabel (risas), sin la “h “adelante no es lo mismo para ellos
¿Cómo se dio tu primer trabajo como actor?
Esperé un montón para empezar a trabajar como actor, pasaron años. Cuando mi esposa me festeja mi primer cumpleaños en Hollywood, invita gente, entre ellos el esposo de una amiga que pertenece a la industria: autor, escritor de un programa muy famoso. Él no sabía que yo era actor y pasa a dejar los abrigos a un cuarto que era el de mis hijos cuando me visitaban, donde había enmarcado fotos y artículos de mis trabajos, obras en la que estuve. El la vio y me dijo que le sorprendía que nadie le hubiera dicho que yo era actor. Me dio una tarjeta y me dijo que lo fuera a ver cuándo quisiera y le dije que guardaría la tarjeta pero que esperaría al menos un par de años. Y esa respuesta lo sorprendió más aun, me dijo que era el primer actor en Hollywood que le había dicho que no por el momento, que otros le piden por favor una cita. Me aconsejó que haga de todo lo que me ofrezcan de teatro para poder encontrarme con mi actor en inglés. Y me dijo que como ahora éramos amigos porque no trabajaba para él, lo invite cuando estuviera en alguna obra para verme. Así hice y me fue a ver en todo lo que actué. Tiempo después lo llamé para el casting que había quedado pendiente y así fue. Ahí pude trabajar en televisión, hacerme del sindicato lo cual te permite ir a ciertos castings y crecer en el medio.
Diferente a los casting de tus comienzos en Argentina…
Sí, hay un cambio de era también y eso incide. Antes tenías que fijarte cuando terminaba el programa en los créditos quien era el productor y el asistente, anotar en el nombre y llegarte a los estudios de canal y ver el bar que estuviera al frente para dar con esa persona, ibas preguntando . Y si dabas con esa persona preguntarle si le podías dejar el currículum. Insistir mil veces, ganar por cansancio y decirle que te pruebe que te dé una oportunidad y ese cara a cara aquí no existe. Siempre es con un casting director, con el cual podés lograr una buena onda y te puede ir a ver a alguna obra tuya y si lográs generar el contacto tal vez llegar a un director. Pero también tenés que ser realista: yo tengo un look para Hollywood que no soy ni mexicano, ni puedo hacer indio americano y soy más para latino europeo. Y yo con mi edad no tengo que soñar con un papel protagónico en Hollywood, sino ampliar el espectro, ofrecer mis conocimientos en actuación para enseñar, también desempeñarme en producción y dirección. No estoy enloquecido con audicionar para “Hollywood”, entrar en ese ritmo que no tenés que tener ni una arruga, nada de panza, no me atrae. Me manejo más en el código del teatro. Aquí hay dos o tres teatros de la magnitud de New york. Uno en Hollywood boulevard en la calle de las estrellas donde vienen las compañías de New York que están de gira nacional, y en los ensambles que hacen aquí buscan actores locales pero imagínate que tenés que competir con genios que están audicionando y actuando todo el tiempo . Ahí descubrís que hay un círculo teatral más pequeño de 500 localidades, después bajan a 150 y de 100. Entrar en ese circuito permite pulirte como actor, y ahí hacés una carrera. Ahí empecé yo.
…a veces el sueño no basta, menos si no entras legal. Tenés que estar dispuesto a muchas cosas pero primero en tu país. Nosotros como actores tenemos que estar dispuesto a hacer otros trabajos también…
¿Cómo hiciste para lograrlo?
Fui a ver un musical invitado por un periodista amigo de Argentina a un teatro pequeño de 100 localidades. Este musical lo habían montado con un piano y 10 sillas pero el elenco tenía un talento que no se podía creer. Mi amigo me dijo que yo tenía que trabajar en esa compañía. Al día siguiente fui entusiasmado, no solo por lo que me dijo él, sino porque yo también sentía que ese lugar era para mí, a dejar mi currículum porque la verdad yo me veía ahí. A los 6 meses yo está debutando con “Into The Woods” en esa compañía. De ahí no paré, fue romper el hielo y volver a los escenarios. Hice Evita y muchas cosas más. Lo llame al pibe que me había ofrecido hacer cosas en la tele, le dije que estaba listo y empecé. En tanto, estudié para ser intérprete, traductor como Malena y al tiempo me puse mi escuela de teatro con mi socio Dante Gebel.
En la película que protagonizas con Lucila Polak, interpretan a dos argentinos que buscan una oportunidad de establecerse en Estados Unidos, y se desmitifica la idea de que todos lo que emigran la pasan bárbaro.
Sí, por eso me atrajo hacerla, se relaciona en algún aspecto conmigo, aunque aquí las circunstancias son el éxodo generalizado que se da en argentina en el 2001. Pero si se puede ver que las cosas no son fáciles, que implica un esfuerzo el hacerse un lugar aquí. Yo espere meses y años para no arruinarla como te comenté. Ahora hay muchos más argentinos acá que cuando yo llegué.
¿Hay muchos argentinos que llegan con un sueño de hacerse famosos y piensan que es llegar y que ya los contratan?
Personas así me han contactado muchas veces. Un caso por ejemplo es que me llama uno y me dice que sabía que yo estaba” re enganchado” como actor y que quería hablar conmigo. Le pregunté cómo consiguió mi número y me dijo que se lo pasó un amigo mío, para no ser despectivo le propuse encontrarnos en un break que yo tenía para comer para hablar unos minutos. Cuando nos encontramos le pregunte si hablaba inglés y me decía que no, y que quería hacer su experiencia en Hollywood porque si la pegaba acá la pegaba en todos lados. Son paracaidistas que te hacen perder el tiempo. Hay otros casos donde llegan por una beca y se quieren quedar pero chocan con la pared de que es un país donde tenés que tener un permiso de trabajo. Mi historia es totalmente diferente en ese sentido porque yo vine acá casado con una americana. Pero a veces el sueño no basta, menos si no entras legal. Tenés que estar dispuesto a muchas cosas pero primero en tu país. Nosotros como actores tenemos que estar dispuesto a hacer otros trabajos también.
Tanto en argentina como en Estados Unidos se han visibilizado casos de acoso en la colonia artística, ¿En tu época en Argentina pasaba?
Siempre viví experiencias súper buenas, a veces te enterabas que algo le había pasado algo a un compañero. Una vez me dejaron un alfajor de supuestamente una “fanática” y después me enteré que era de alguien que trabajaba en el mismo programa que supongo estaría enamorado.
¿Cómo se está manejando en Los Ángeles la cuarentena con respecto a lo laboral en tu área?
Yo paré de dar clases en marzo, todas las escuelas están paradas. No salgo de mi casa hace un montón, solo a comprar, a pasear el perro. La verdad tenía un montón de alumnos pero ahora no sé cómo va a ser, es muy difícil. Tengo un enorme espacio pero tenía 50 niños por ejemplo. Y al teatro no sé cuándo voy a volver. Hice dos obras online, una en inglés y otra en español “Tango Singer”, la misma obra pero una con actores de Argentina y la misma pero con actores de Hollywood. Ahora estoy por empezar un proyecto como actor y como director: una miniserie para new media que saldrá por un canal de YouTube, de Enrique Torres y Anabella del Boca. Estamos esperando los permisos para filmar por las regulaciones del covid. Esta situación ya nos hizo cambiar el libro tres veces y además el modo de grabación. Así que estamos esperando, porque te tienen que dar un turno y evaluar tu proyecto. Ahora todas las producciones están paradas, desde Amor sin barreras de Steven Spielberg hasta Enrique torres con esta miniserie.
¿Qué es el reconocimiento para vos?
Lo que tus pares piensan de vos, es algo intangible. La fama no es, porque un perro puede ser famoso, Lassie por ejemplo. El reconocimiento es que tus pares reconozcan tu talento, eso es para mí. Y ahí se da por ese reconocimiento que tus colegas quieran trabajar con vos. Que la gente realmente se sienta inspirada en trabajar con vos.