Los grandes actores suelen imprimirles a ciertos personajes latiguillos, modismos o expresiones que impactan de tal forma que pueden incorporarse a la cultura popular. En nuestro país tenemos algunos buenos ejemplos, sobre todo en el género de comedia. En tanto, en la península ibérica, la risa más contagiosa que se escuchó alguna vez, la generó Lorente en su memorable personaje de Denver en la serie que la gran mayoría elegimos ver: La Casa de Papel.
Desde compilaciones en videos, ringstones, virales o imitadores en todas las partes del globo. Una de las risas más contagiosas de la historia del cine y la televisión, original, arranca como una patada de moto, en aceleración constante. Su personaje la sacaba a la luz en ocasiones densas de la trama o para descomprimir.
No quería caer en el lugar común y menos en el cuarto de hora y poco más de entrevista que disponía, pero era una tentación que soltara esa carcajada que le salió jugando en la casa apenas leía las primeras páginas del guion de su papel. Además, Jaime es un futbolero acérrimo, con esa pasión que tenemos los argentos. Es fanático del Atlético de Madrid y me hubiera gustado charlar más sobre el asunto, por supuesto que hubo comentarios al pasar donde el actor afirmó que le gustaría conocer esa Bombonera y el Boca Juniors del que tanto canta su compadre Sabina.
Nacido en Murcia hace una treintena de años, Lorente estudió abogacía hasta que decidió graduarse en la Escuela Superior de Arte Dramático de su ciudad natal. Se curtió en el teatro donde se reconoce un friki de las tablas e hizo gira con “El secreto a voces”, “De fuera vendrá” o con “La venganza de las mujeres”. Practicó esgrima y danza contemporánea y en televisión debutó en el exitosísimo “El secreto del puente viejo”, hasta que su Denver en “La Casa…” puso todo patas para arriba. Ahora se luce en Elite, la serie original de Netflix –acaba de anunciar su segunda temporada- que vuelve a reunir a los actores del gran atraco como Miguel Herrán y María Pedraza, junto a un gran reparto. El meollo de la trama ocurre en “Las Encinas”, el colegio más exclusivo del país, el lugar donde estudian los hijos de la élite y donde acaban de ser admitidos tres jóvenes de clase baja, procedentes de un colegio público en ruinas cuyos alumnos han sido repartidos entre varios institutos. De movida se presenta un asesinato y el tiempo corre hacia atrás al punto de partida de la llegada de estos nuevos personajes. El choque entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada que perder crea una tormenta perfecta que implosiona en ocho capítulos vertiginosos.
¿Cómo se trabaja en un nuevo proyecto después de un éxito tan rotundo?
Siempre hay mucho vértigo, espero que la gente disfrute con el trabajo y que sea otro éxito como hicimos con La Casa de Papel. Da miedo si eso no pasa, pero yo confié en el trabajo y creo que es muy interesante.
¿Cómo fue preparar a tu personaje de Nano, tan particular en la serie?
Fue un verdadero reto, primero quería hacer un personaje bien diferente a Denver con el riesgo de saber que son dos personajes que conviven en un rango social parecido. Yo quería hacer algo distinto, lo primero fue buscar un motor diferente al que tenía Denver, en este caso le imprimí al personaje de una inteligencia mucho más práctica que la de Denver, por ejemplo, es un tipo más resumido, menos inocente, si bien es violento sabe en qué lío se puede meter y cual no. Es un personaje más perspicaz, más pillo y serio. No tiene tanto sentido del humor como tenía Denver (suelta su risa de fábrica). Eso fue casi lo más importante…
“Yo quería hacer algo distinto, lo primero fue buscar un motor diferente al que tenía Denver, en este caso le imprimí al personaje de una inteligencia mucho más práctica que la de Denver, por ejemplo, es un tipo más resumido, menos inocente, si bien es violento sabe en qué lío se puede meter y cual no.”
-Y lograste cambiar tan bien de registro, rápido te has sacado el traje, o mejor dicho el mameluco…
-Eso realmente también se lo debo a un director maravilloso como que supo quitarme de tantas cosas. Me alegro mucho que me digas eso.
-En tu carrera te han tocado esos personajes que de algún modo les mojan la oreja a los ricos. ¿Está en tu ADN ese papel de justiciero?
-Totalmente, me gusta, desde pequeño he sido así. Recuerdo, en flashes, que siempre me ha gustado defender al que menos tiene, la injusticia me pone muy nervioso. No tengo ningún problema con la gente rica, el dinero está bien, todos queremos tener dinero (se ríe), no tengo ningún problema con eso. Sí, tengo problema con la gente que abusa del otro para aumentar su cuenta bancaria. Eso no lo soporto. Creo que la vida te pone delante de papeles con cuestiones que tú defiendes. Antes tenía a Arturito y acá en Elite tengo a los ricos.
-¿Cómo fue el rodaje de una serie que luego en montaje vuelve atrás en el tiempo y entrega mínimas pistas?
-Eso fue lo más difícil de rodar porque la serie cuenta con tantos acontecimientos importantes que se graban en momentos diferentes que significa que todo debía salir perfecto de nosotros. Estuvimos un mes y medio antes del rodaje para que no nos olvidásemos qué hacer y todos estemos incentivados, que no tuviésemos ningún tipo de problema. Fue un trabajo previo tan grande que se nos pasó rápido. El rodaje fue muy sencillo, ensayamos todo lo que debíamos hacer, que situaciones teníamos que pasar y fluyó muy bien.
-Discriminación, bullyng, drogas, excesos, ¿Cuánto dignifica al actor difundir estos temas?
-Todo, pues muchísimo, el arte además de consistir en generar productos atractivos que provoquen emociones, cobra su sentido pleno cuando colabora a nivel social, cuando se convierte en una herramienta de cambio para problemas sociales. Cuando veo que mi trabajo ayuda a una persona, sólo a una, quien sea o esa alguien se atreva a decir “ya basta”, para mí eso me pone los pelos de punta. Es lo más gratificante del universo.
-En el colegio tuviste una prueba que fue significativa pero como luego empezaste a estudiar abogacía, ¿Cuándo te la creíste que podías ser actor?
-No sé cuándo me lo creí, pero me di cuenta cuando me subí a un escenario y me sentí muy bien, muy libre y mucho más valiente que en la vida real. Soy una persona muy vergonzosa, soy muy tímido, muy reservado, hablo poco, y sin embargo delante de una cámara o arriba de un escenario me siento muy valiente. Es un cambio tan brutal que es como una droga.
-Hiciste Equus en teatro, una obra tan jugada, ¿Cuánto contribuyó a tu formación?
-Fue el reto más difícil que he hecho nunca, más complicado sin duda, el que más he aprendido y prácticamente el que más satisfacciones me ha dado. Fue una aventura, un personaje mítico de la historia del teatro, una historia tremenda y ahí descubrí eso de la verdad del actor. Me di cuenta que o hacía las cosas de verdad o era imposible hacer esas cosas en teatro.
-Has contado que no te gusta eso propio de la fama de buscar vivir arriba de las posibilidades. ¿Cómo hacés para mantener tus hábitos simples, el vermú y la tabla; con tres millones y medio de seguidores y propuestas de cócteles al estilo la serie Elite?
-No me siento a gusto en esos lugares, creo que la vida reside en otro sitio. Pocas cosas disfruto más que irme a cenar con mis amigos a una tasca perdida de Madrid, no hay nada más importante sin dudas.
“Soy una persona muy vergonzosa, soy muy tímido, muy reservado, hablo poco, y sin embargo delante de una cámara o arriba de un escenario me siento muy valiente. Es un cambio tan brutal que es como una droga.”
-A pesar de la simpleza de tus hábitos en el tiempo libre vivís haciendo cursos, ¿No parecés un tipo muy tranquilo?
-Soy muy tranquilo pero paradójicamente no sé estar sin hacer nada. No me voy más de una semana de vacaciones porque me empiezo a tirar de los pelos como un loco, me gusta mucho investigar, aprender de las cosas, me atrae el deporte y me apunto a todas. Me gusta rellenar el tiempo, de verdad. Es muy habitual de salir en bicicleta o agarrar las motos y salir por ahí.
-Así como bailar por televisión en Argentina, ¿En estos tiempos te llegaron propuestas de todo tipo?
-Me han llegado de muchas cosas pero todas las ha filtrado mi representante, no sé realmente todo lo que me han propuesto. Si no se trata de cosas que quiero hacer como actor o referidas a mi profesión, ni siquiera llega a mis oídos. Seguramente ha habido cosas pero no he tenido el gusto de saberlas.
-Por si fuera poco estás este año en cine con dos películas, (una estrenada) “Todos lo saben” junto a Penélope Cruz y Javier Bardem, y pronto “La sombra de la ley”. ¿Qué resumís de tu participación?
-La sombra de la ley es una película que ya la han visto los otros actores pero todavía no la he visto, no tuve la oportunidad de verla, pero creo que ambas serán una bomba, con una calidad soberbia y tengo muchas expectativas puestas en ellas.
-¿Cómo va a ser pronto sacar a la luz nuevamente a Denver?
-Tengo muchas ganas de ver qué pasa con el personaje, saber por dónde continúa la historia, estoy muy expectante, no sé nada, ni sé lo que está escrito y no tengo información real. Resulta que lo que diga quizás pueda ser usado en mí contra (risas). Con Alex Pina (el guionista) no puedes dar nada por sentado.
-Hoy, que ya cumpliste tu sueño de chico de entrar a la cancha del Aleti y saludar a tus ídolos que ahora son tus amigos, ¿Cualés son tus otros imposibles?
-Tener un teatro, soy un bestia, así lo digo (risas). Ese es mi gran sueño sin dudas. Y ya que mencionás al Atleti lo digo como un sueño cumplido porque va a pasar: ¡Vamos a ganar la Champions (League)!-