Hay diversas maneras de explicar a un artista más allá de la contundencia de su obra. La herramienta usual son las palabras. En ellas, básicamente, se los define, describe, elogia u criticaentre otros varios etcéteras. Sin embargo, no siempre nos acerca con precisión, la subjetividad hace su parte y es inevitable el contenido personal en cada afirmación.
La fotógrafa cordobesa Majo Arrigoni, tras un prolífico camino en el retrato,ha logrado simplificar en esa disciplina una definición concluyente de cada artista con los que trabaja. La trillada (o mal ejecutada frase) “una imagen vale por mil palabras” se ajusta de manera objetiva a su trabajo. Su muestra, y columna semanal en el diario mediterráneo La Voz del Interior, “Retrato de Artista”, reunió a una veintena de exponentes de la cultura en actividad. Entre otras menciones, en agosto de 2013, fue declarado “de interés cultural” por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba. En su trabajo se encuentran pintores, escritores, escultores, músicos, artistas plásticos, entre otros. Tal como compartimos en estas páginas de Random difundiendo algunas de sus obras, Arrigoni sintetiza en la mirada, los gestos o las poses, todo el universo creativo, emocional y personal de cada retratado. Imágenes que más allá de valer, hablan y, al concebirlo,expresan lo suyo en la contemplación.
“Todavía sigo trabajando sobre ese proyecto, con lo cual aún no tengo la suficiente distancia como para hacer un balance. Creo en ‘Retrato de Artista’ porque el motor y el punto de partida fue la ausencia de un registro fotográfico documental de los artistas que trabajan y producen desde Córdoba, con lo cual tiene una función social y un valor cultural que me excede. Por mi parte, puedo decir que es un proyecto muy reconfortante y enriquecedor, y que me ha permitido acercarme íntimamente a una escena que conocía desde lo público. Desde el punto de vista fotográfico, sigo reflexionando en torno al retrato y a sus posibilidades: todavía sigue siendo el género frente al cual me detengo cuando veo trabajos de otros fotógrafos”, cuenta la fotógrafa.
¿Te sorprendió gratamente tamaña repercusión? Digo, porque desde el “feedback” con los lectores del diario hasta el cariño palpable en la muestra que realizaste, ¿Qué rescatás de esos momentos?
El proyecto tuvo una gran llegada y para mí fue un desafío inmenso. Debo confesar que los mismos artistas han enriquecido mis reflexiones y consecuentemente el proyecto. Me sorprendió gratamente el interés de la gente por conocer más de cerca a los artistas, y también es reconfortante el reconocimiento de mi trabajo ya que sigue significando muchísimo esfuerzo, dedicación y tiempo. Para cada retrato he tenido al menos dos encuentros con el artista en su propio espacio de trabajo, con lo cual me la paso coordinando citas y yendo de acá para allá (por la ciudad de Córdoba y en las afueras), haciendo las fotos, mandando el material a revelar a Buenos Aires, escaneando negativos y así, de a poquito, avanzo. Pero rescato algo que ha sido muy alentador y conmovedor para mí, que son aquellas personas -conocidas o no- que me han escrito y me han hecho una devoluciónen torno a este proyecto.
Has contado que el origen fue cuando mirabas ciertos retratos y no podías dejar de observarlos, ¿Qué recordás del comienzo?
Los primeros retratos a artistas fueron la excusa para conocer su mundo. No estaba tan interesada en el resultado fotográfico como en la posibilidad de penetrar ese universo, por eso no se ve ningún criterio particular en mi trabajo de aquellos años. Sin embargo, una vez hecho el retrato, volvía a casa y me quedaba mirándolos, y me daba cuenta de que algo inquietante sucedía ahí, algo que no me era indiferente. Entonces empecé a indagar de manera más consciente, me enfoqué en la mirada, en la luz, en el contexto en que la foto era tomada. Me volqué más al género documental, razón por la cual volví a hacer fotos con cámara analógica y me alejé de la edición y la posproducción digital.
¿Cómo se dio la convocatoria de los primeros artistas? Marcos Acosta un poco fue un impulsor, ¿no?
Hubo algunos años en que yo viví en Paris. Allí conocí al artista Antonio Seguí, me hice muy amiga de él y pasé mucho tiempo a su lado. Por alguna razón, la vida de los artistas siempre me conmovió. Me pasaba las tardes al lado de un artista de la talla de aquellos que yo admiraba. Para mí eso fue un privilegio. Pero cuando volví a Córdoba, un escenario tan lejano y distinto de aquél, me pregunté cómo sería la vida y el trabajo de un artista por estas latitudes, en este contexto social y político. Por aquellos días, entré al Museo Caraffa y me encontré con la obra de Marcos Acosta, a quién no conocía. Me conmovió su trabajo, inmenso y lo contacté para retratarlo. Así empezó todo y, en todos los casos, llegué al artista primero por su obra.
No obstante, tu vínculo con el retrato data de muchos años atrás, ¿Cómo ha sido tu descubrimiento por este estilo de fotografía?
Creo que el retrato fue un hallazgo intuitivo, no fue algo que me haya propuesto. Tengo guardadas las fotos que hice con mi primera cámara, a los 17 años y son todos retratos a amigos, a conocidos.A partir de ahí siempre me interesó fotografiar a personas, tengo pocas fotografías de paisajes u objetos e, incluso, cuando me voy de viaje llevo una cámara compacta conmigo y dejo mi cámara profesional, no tengo ningún interés serio en ese tipo de registro.
¿En qué momento de tu vida te diste cuenta que tu futuro estaba en el arte y en la Fotografía?
Toda mi vida me interesó el arte, desde muy chica. Al principio dibujaba, luego aprendí a pintar; de más grande empecé a escribir. Cuando me regalaron mi primera cámara, a los 17, no abandoné más la fotografía, pero seguía dedicándome a la escritura y a la pintura alternadamente. Como no vengo de familia de artistas, nunca pensé que me terminara dedicando a esto, casi que no tuve cómo figurarme la vida de un artista… Quizás, por eso no es casual que de más grande tenga la obsesión por acercarme a ellos. Por más que he recorrido un camino incierto, de mucha búsqueda y desencuentros, finalmente termino parada en el lugar que de algún modo he querido ocupar siempre.
¿Qué aspectos tenés en cuenta a la hora de comenzar a producir un trabajo?
En lo primero que pienso es en el tema que me interesa abordar, me importa trabajar en función de una búsqueda, saber qué hago y para qué, qué quiero decir o contar a través de mis fotos. Cuando tengo claro esto, entonces puedo definir con qué recursos hacerlo, si será con cámara digital o analógica, a color o en blanco y negro, en locación o en estudio, qué tipos de planos voy a buscar, con qué lente voy a trabajar. Todas esas decisiones contribuyen a la potencia del resultado.
Volviendo a los retratos, que fueron más de una veintena y de diversas ramas de la cultura, ¿Qué tuviste cuenta para la selección de los mismos? ¿Cuál ha sido la esencia que los unía?
En todos los casos, busqué retratar a artistas que trabajaran desde Córdoba y que estuvieran en actividad, indistintamente de la edad que tuviera cada uno. Si conviven en la misma escena artística, entonces me interesa retratarlos. Por otra parte, me importó que estuvieran abocados de lleno a la disciplina artística que les compete.
O sea que era como una premisa que fueran artistas que vivieran del arte o que no tuvieran otro trabajo, ¿En el futuro seguirás con esa condición o vas a ampliar a esos que aún no logrado vivir de su pasión?
Por más que hoy en día no es fácil vivir del arte, es cierto que me interesa aquellos artistas cuya actividad complementaria tiene que ver con su oficio, los que dan taller o clases de pintura, literatura o teatro, que se la rebuscaran con las mismas herramientas para vivir. Creo que hay una decisión y una apuesta importante detrás de eso. Sí, pretendo flexibilizar un poco la relación con los artistas de mayor edad que no se encuentran muy en actividad en este momento, pero que han hecho un importante aporte al patrimonio cultural y artístico de Córdoba.
Entiendo que tendrás numerosas anécdotas, pero ¿cuáles fueron los trabajos que resultaron más dificultosos y, por otro lado, cuáles los que han fluido rápidamente?¿Es cierto que a algunos volviste a retratarlos porque no estabas conforme?
A la mayoría de los artistas he vuelto a retratarlos al menos dos veces. Intento, cada vez, dar con un gran retrato… y los grandes retratos no se logran tan simplemente. En primer lugar depende de la locación, de la luz, los elementos del contexto; pero también hay un factor psicológico importante, la predisposición de la persona a retratar y la calidad de ese encuentro. Son demasiados los elementos en juego. En particular, uno de los retratos que más me gusta es el de Luciano Lamberti (imagen que compartimos en estas páginas), con quien debí reunirme tres veces hasta lograr el retrato.
En tus retratos la mirada siempre se impone sobre la pose, ¿Cómo se da esa relajación con el retratado? ¿Se puede arriesgar que de movida inspirás confianza?
Creo que el retratado tiene confianza en mi trabajo, que es algo que he construido con el tiempo y que descuento que existe desde que me abre las puertas de su casa, pero no hay ninguna relajación, yo no voy detrás de eso, a veces incluso la situación es tensa, distante, y entonces el retratado deberá asomarse a la lente con lo puesto, sus miedos y su soberbia, su angustia, su indiferencia, su entereza… Quizás lo único que me importa es quela persona a retratar sepa que esa mirada que se captura en un instante será la pueda trascender en el tiempo.
Hace poco husmee en una red social que te ibas a las sierras a retratar un artista así que descuento que estás con nuevos proyectos, ¿Qué podés adelantar del trabajo que cruza varias disciplinas?
Sigo con el mismo proyecto, Retrato de Artista, que en 2015 será exhibido en una muestra mayor, que reunirá a una escena más completa que la que pude mostrar el año pasado. Sólo eso puedo adelantar.
¿Cuáles son las otras actividades que nutren a tu profesión?
Son muchas las actividades que han nutrido mi trabajo a lo largo de los últimos años, pero actualmente es la lectura. También estoy escribiendo mucho en torno a este proyecto, lo cual es un ejercicio que me ayuda a pensar. La lectura y la escritura hoy en día son actividades que enriquecen mi trabajo.
¿Cuál es tu mayor sueño? ¿Hay un artista recurrente que deseas retratar?
No tengo algún sueño único que quiera alcanzar, en todo caso me desvelo cada noche por mi próximo objetivo que siempre está por encima del anterior. No es metafórico: hoy en día trabajo en esta muestra de gran escala y en un libro… Ambos proyectos han sido para mí un sueño lejano que ahora vislumbra la posibilidad real de materializarse. En cuanto a los artistas, me gustaría tener la posibilidad de estar más cerca de Carlos Alonso y retratarlo en su cotidianeidad. Alonso es el gran maestro, el artista que admiro y a quien me gustaría homenajear algún día desde la fotografía.