Es una ciudad “de mundo”, bohemia y cosmopolita. Tiene diversión, cultura, estudiantes y visitantes de todo el mundo, es organizada, colorida y funcional. Sólo cuando se permanece en esta ciudad se respira la verdadera magia catalana… y en todas sus esquinas.
Barcelona es estéticamente bella. Entra por los ojos de manera inmediata. Con su fabulosa arquitectura, con la mano de Gaudí en cada uno de sus rincones, con sus plazas y sus calles limpias y cuidadas. Tiene ese aire a primer mundo que por supuesto tiene su precio, ya que tiene un costo de vida de los más elevados de España.
En mi caso, al poner un pié en Barna, lo primero que siento es admiración. Si bien es súper urbana y tiene más de un millón y medio de habitantes, nunca me siento abrumada. Trenes, autobuses, metros, bicicletas, autos, todos parecen circular sin ningún problema o demora. Como toda gran ciudad, tiene un circuito turístico imperdible, que más adelante detallaré. Pero a no olvidarse de caminarla, de recorrerla, de comer unas frutas del mercado la Boquería, de tomar un desayuno en un barcito del Born, de salir de tapas. No todo en un viaje son largas colas en museos, estadios o acuarios. Al menos, para mí no.
Una de las bellezas de esta ciudad son las callecitas del Barrio Gótico que son como un laberinto empedrado. Por más mapa que tengas en mano, terminas perdiéndote y apareciendo en rincones de película. En tu camino podés ver modernas librerías, tiendas, hostales y cafés contrastando con antiguas iglesias, conventos y placitas. En este barrio está la Plaza Real, que como muchas de este estilo, es cerrada, decorada con palmeras y llena de bares y hoteles. Todo a metros de la Rambla.
L´eixample, Sants, El clot, están entre los muchos barrios que valen la pena conocer. Recomendación: ¡alquilar bicis y adentrarse en ellos!
Pero cada barrio tiene su encanto, como también El Raval, que está separado del Gótico por la Rambla que mencioné. El Raval tiene pequeños mercados, en su mayoría de inmigrantes, donde podés conseguir productos de cualquier rincón del mundo a un buen precio, ya que están más dirigidos a los locales que a los turistas. Esta es zona de bares flamencos, de cabarets, de fondones, etc.
En la Barceloneta, en cambio, la vida parece otra. Si bien seguimos a unas cuadras de la Rambla, este barrio fue antiguamente de pescadores y gente relacionada al mar, por lo que sus edificaciones no son tan ostentosas, si no más bien populosas, con los típicos bares de tapas abajo debajo de cada viejo edificio y con riquísimos platos de mar, ya que estamos en el puerto. Acá vas a ver mucha gente saliendo a correr por el paseo marítimo o tomando sol en la playa. Es un lugar ideal para desayunar en alguna confitería mirando al mar.
L´eixample, Sants, El clot, están entre los muchos barrios que valen la pena conocer. Recomendación: ¡alquilar bicis y adentrarse en ellos!
Los sistemas de transporte público también son una muy buena opción. La principal estación, Sants, es el punto de conexión entre trenes, metro y buses, tanto dentro de la ciudad, como para los servicios de larga distancia que atraviesan el país. También la estación Nord te ofrece buses a otras ciudades.
Para los amantes del futbol, a no perderse la visita al Camp Nou y al museo de FC Barcelona. Si tu estadía es de varios días, también los alrededores de Barcelona son imperdibles.
En la plaza Cataluña hay paradas de colectivos que te llevan a los puntos indispensables de la ciudad y, para mi sorpresa, a toda hora. Para el aeropuerto, las estaciones, los lugares turísticos, estadios, etc.
Ahora llegando al mencionado circuito turístico, Barcelona está plagada de arte, no sólo en los museos, si no en sus calles y en sus parques y castillos. Los lugares a recorrer son muchísimos, pero entre ellos podemos destacar la Sagrada Familia, Casa Batlló, Parque y Palacio Güell y La Pedrera, todos estos con la mano del genio Antonio Gaudí.
También imperdible es la visita a Montjuic, una montaña en plena ciudad, donde podemos visitar no sólo su castillo, si no también su parque nacional, el cementerio judío, las fuentes, los jardines, ver la ciudad desde su teleférico, etc.
Para los amantes del futbol, a no perderse la visita al Camp Nou y al museo de FC Barcelona. Si tu estadía es de varios días, también los alrededores de Barcelona son imperdibles. Hacia el norte, la Costa Brava nos ofrece un sinfín de pueblitos preciosos, a los que podemos llegar por tren, a pasar el día. Calella, Lloret del Mar, Palamos, entre otros. Aquí, a pesar de estar a escasos minutos de la gran ciudad, la vida es más tranquila, el ritmo de la gente es otro. Ideal para un día de mates en la playa.
Como verán las actividades para hacer en Barcelona son bien variadas, incluso yendo de un barrio al otro. Entre las tradiciones catalanas y los miles de extranjeros que la eligen para vivir, Barcelona fusiona a la perfección tanta diversidad cultural, a la vanguardia a través de los años, siempre un paso más allá de todo. Es un lugar especial, de esos que uno nunca termina de descubrir por completo. Siempre trae algo diferente. Es, sin duda, una de las ciudades más maravillosas del mundo.