Daniel Maza: La capital del bajo uruguayo

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Daniel Maza es un bajista Uruguayo que marcó una impronta en la música popular uruguaya y Argentina, es un músico con un amplio lenguaje músical, desde él folclore, boleros, hasta el jazz y obras complejas dentro de lo académico y popular. Maza hoy nos habla sobre su historia y sobre sos proyectos a futuro.

¿Cómo llega la música a tu vida, a través de qué instrumento?

La música llega a mi vida porque era inevitable, mi familia es una familia súper musical, mi mamá cantaba muy bien era una cantante doméstica, mi papá no era muy afinado para cantar así que me recitaba poemas, recitados folclóricos de épocas tangueras. A él le gusta mucho un señor que había acá muy groso que a mí me gustaba mucho que se llamaba Héctor Gagliardi, recitaba todo cosa tangueras de barrio: las peleas en la escuela y todas esas cosas. Mi tíos tocaban la guitarra tenían un dúo; después estaban mis tías que se habían casado con un gallego y entonces mis primas cantaban canciones españolas, se disfrazaban y todos los domingos había reuniones de asados en mi casa que era una excusa para que una sobremesa durará hasta tarde noche, siete u ocho de la tarde. Todos los domingos era así y salíamos de carnaval y ya de muy chico íbamos a tocar la guitarra a la tele en unos programas para niños. La música iba a ocupar un punto muy importante en mi vida y de hecho así fue, hoy en mi vida vivo de eso y más o menos he tenido una carrera bastante interesante.

¿Cómo definirías tu arte?

Yo de chico tocaba la guitarra con una escoba, mi mamá tenía una panera que se podían meter los dedos en la panera era como una panera como tejida, entonces hacía como que era un acordeón y yo ponía discos y por ratos hacía como que tocaba la guitarra y otros ratos el acordeón y un día mi papá me dijo: “mirá, hoy tengo que ir a hablar con Papá Noel, ¿qué querés que le diga que te traiga? ¿Una guitarra, un acordeón o una panera más grande?”, así que bueno, en ese momento fue un momento de decisión. Allí pedí una guitarra y empecé a estudiar solo, después fui a estudiar método práctico con un profesor que se llamaba Arterio Sosa y allí fue que arranque con la guitarra y aparte de eso el tambor, las tumbadoras, las pailas, del timbal etc.

¿Cuáles y quiénes fueron tus influencias?

No sé cómo definiría mi arte, me gusta la música, es lo que más feliz en mi vida me hace, me gusta toda la música; me gusta más la fusión, el jazz, me gusta armonizar los temas, que se yo. No sé cómo se define eso, la verdad no sé cómo se define mi arte. Música para todo el mundo, más que nada tocar para la gente que le gusta la música, que al que no entiende mucho de música también le guste, que le guste a mis colegas, no sé cómo definirla la verdad. La música es lo que más me gusta en la vida tocar.

Mis influencias han sido mi casa, nosotros estamos en el medio de Argentina y Uruguay, mi mamá para cada tarea de la casa tenía un estilo de música muy definido, siempre era lo mismo. Para limpiar la casa ponía salsa, Celia Cruz, el Trio Mata Moro, cosas muy salseras, muy arriba; cumbia, los Guaguancó no podían faltar. Para cocinar la cosa se ponía un poco más tranqui: le gustaba escuchar Jobim, Vinicius de Moraes, Ellis Regina. Pero la parte que más me gustaba a mí era la de planchar porque escuchaba música internacional, así que allí podía escuchar a Nat King Cole, Matt Monroe, Domenico Modugno, algunas cosas de Frank Sinatra, la mejor música. Cuando planchaba me quedaba escuchando música con ella.

¿Por qué elegiste el bajo para desarrollar tu música?

Al bajo llegó porque armamos en el barrio un grupo pero los tres integrantes teníamos guitarra eléctrica, así que uno tenía que tocar el bajo, no podíamos armar un grupo con tres guitarras eléctricas. Ninguno quería tocar el bajo así que después de varias discusiones a mí se me ocurrió hacer un sorteo y dije “bueno el que pierde toca el bajo y no hay pataleo, tiene que agarrar el bajo” y bueno perdí y a partir de allí empecé a tocar el bajo con mi guitarra eléctrica: primero ponía el micrófono de adelante de la guitarra y tocaba con las cuerdas de arriba. No quería comprar un bajo porque no sabía si iba a poder tocarlo, no sabía si se afinaba igual que la guitarra, no sabíamos nada; no había profesores de bajo así que bueno, un día me dijeron, o te compras un bajo o te echamos y mi mamá me compró un bajo en 36 cuotas y empecé a tocar el bajo y no me separé nunca más del bajo. Quedó para y la verdad fue tremendo, me encantó porque es un instrumento que adoro.

¿Cómo es esa técnica del bajo Uruguayo que te caracteriza?

No hay una técnica de bajo uruguayo, hay una técnica de bajo. En mi caso siempre trato de ir a la fuente cuando quiero sacar algo, yo lo veo al bajo de una forma muy percusiva, muy rítmica, por eso me gusta la música rítmica. No podría decirte que hay una técnica de bajo para tocar candombe uruguayo, lo que hacemos es tratar de imitar lo que hace el tambor piano que es el más grave y así toda la música: tratando de imitar algún instrumento de percusión en el bajo. Después ha ido evolucionando bastante y empecé a tocar cosas más armónicas, pero básicamente yo lo veo al bajo como un instrumento rítmico o más percusivo, de esa forma es la que me gusta a mí.

“No sé cómo definiría mi arte, me gusta la música, es lo que más feliz en mi vida me hace, me gusta toda la música…”

¿Cuáles son los 3 artistas que más admirás?

¿Tres músicos que admire mucho? Jaco (Pastorius) está como fuera de concurso ¿no?
(Risas). Jaco fue el que invento todo, después de él hubo que ponerse a estudiar, todos los bajistas tuvieron que estudiar; aunque igual había unos bajistas que tocan muy bien en esa época, Jaco fue “¡wow!”. Las cosas que hacía él eran increíbles para mí, pero los bajistas que me gustaría tocar como ellos son Abraham Laboriel, un bajista mexicano pero que vive en Estados Unidos hace muchos años, ese es como el que más me gusta. Otro que me gusta es Anthony Jackson otro bajista increíble, un estilo distinto de Laboriel. Otro tipo que tengo como ídolo y he tocado y sigo tocando y quiero mucho es el Hugo Fattoruso.
También el Osvaldo Fattoruso… lo que pasa que si me pongo a nombrar te tengo que nombrar a todos, que se yo, en una medida u otra son todos unos crack. Creo que esos tres, Laboriel, Jackson y un pianista tremendo, para mi uno de los mejores pianista, tecladista y músico del mundo que es el Osvaldo Fattoruso.

¿Quiénes fueron tus maestros en la vida?

Mis maestros han sido los discos, escuchar mucho y sobre todo ir tocando. Pero en realidad lo mío es muy autodidacta: mi primer maestro fue de guitarra, que me enseñaba método práctico con un dibujito en el cuaderno y me hacía los dibujitos de los tonos, pero después lo demás fue en la marcha hasta hace unos cinco o cuatros años que fui a tomar unas clases con el maestro Ricardo Leu, un guitarrista de acá increíble, el “master”. Eso es todo lo que he estudiado y después todo lo que he aprendido ha sido preguntado, descubriendo cosas y sobre todo escuchando música, tratando de sacar y estudiando, siempre estudió muchísimo, y después cosas que escucho trato que sean a mi estilo, tratar de no copiarla sino que lo que escucho me de ideas para después pasarlas. A mí me gusta o hasta cómo puedo hacerlo… (risas).

¿Cuál es tu instrumento a la hora de componer?

Compongo bastante con la guitarra, a veces compongo con el bajo, depende. Si estoy en algún lado y se me ocurre una mejoría, agarro lo que tenga porque enseguida me olvido. Agarro un celu, me grabo para no olvidarme y después veo en casa qué agarro; pero en definitiva es el bajo o la guitarra o mentalmente me grabo las cosas y después veo cómo las pensé, las cosas que se me ocurren por lo regular vienen medio armadas. Se me ocurre el ritmo y ya cuando voy a grabar digo “este tema es en siete” y sobre eso empiezo a componer y sobre eso coloco los acordes; pero por lo regular me sale una melodía y luego la armonizo para terminarlo.

¿Cómo ves el arte en este contexto?

El arte en el contexto este de la pandemia es complicado, los músicos no sabemos cuándo vamos a tocar. No sé cuáles son los músicos que han tenido la suerte de recibir algún subsidio o algunas cuestiones de esas, ojalá que sean muchos. A mí por lo regular nunca califico para eso así que bueno, está complicado, no sabemos cómo va a ser de acá para adelante. Sí sé que ha cambiado todo y que la cosa está difícil, tengo colegas que no la están pasando bien pero bueno, en algún momento esto va a pasar pero por ahora la veo media complicada; igual sigo trabajando, sigo grabando acá en casa para gente de afuera, sigo componiendo y tratando de armar proyectos y de tocar y subirlo a internet, es la única forma de compartir música. No se sabe cuándo vamos a poder empezar a trabajar, cuando vamos a poder salir tranquilos sin culpa. Yo tengo que ver a mis hijos por turno, mis nietos los he visto muy poco. La verdad me parece que hay que cuidarse y tener cuidado con esto, mucha gente que muere en esta circunstancia son hijos, son hermanos, padres, abuelos de alguien y la verdad que no está bueno eso, pero culturalmente se hace lo que se puede, lo que va saliendo y eso, ojala que pase pronto porque la verdad yo quiero trabajar como hice siempre y como que es lo único que sé hacer ya que toda la vida viví de esto.

¿Cuál es la canción que está sonando hoy en Daniel Maza? ¿en qué estás trabajando hoy para el futuro?

Suelo no seguir mucho esas cosas, suena lo que va sonando. Y los proyectos que tengo, ahora estoy armando un disco nuevo de Daniel Maza Cuarteto. Estoy tocando con Famian “el Sapo” Miodonic en batería como un histórico, Leandro “el Pitu” Marquezano en el teclado y Ramiro Cubilla en la guitarra; así que por lo pronto se va a venir un disco de esos con unos temas nuevos y tengo en carpeta preparado un disco en homenaje a los Guaguancó que también quedó parado con todo este asunto y bueno hay que ver como se hace eso, tengo muchas ganas de hacerlo, hay que ver los permisos para que nadie se enoje y bueno haciendo cosas, componiendo y esas cosas. Todo esto es para el futuro. Vamos arriba.

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