La cocina salteña es famosa en el país y en el mundo por sus originales platos. Estas sabrosas y coloridas comidas, son un reflejo del paisaje y la cultura del noroeste que el viajero no puede dejar de probar. Mágica, original e inimitable, no hay mejor opción que la de probar sus tradicionales recetas elaboradas por especialistas locales que tienen el oficio y conocen los secretos de su preparación.
La provincia es una caja de sorpresas dulces y saladas. Sus empanadas (símbolo provincial), humitas, picantes, guisos, tortillas al rescoldo, junto a la fina masitería, los dulces de frutos maduros y el infaltable vino harán que su estadía sea un verdadero paraíso gourmet. Si sos de buen comer, y disfrutás cada bocado con paciencia y sabiduría, entonces el destino inexcusable es Salta.
Muchas recetas se mantienen desde la época colonial, y esta tradición española se enriqueció con productos locales (como maíz, quinoa y papas andinas) y carnes de animales alimentados con pasturas naturales (cordero, chivito y llama). Así nacieron las jugosas “empanadas” (pastelitos de carne) al horno de barro, las humitas (pasta de choclo fresco envuelto en su chala) y el locro (guiso de maíz con carnes).
Párrafo aparte merecen los postres y dulces: hablamos de tortas como la “Pasta Real”, rellena con dulce de “cayote”, o los “quesillos” acompañados de confituras caseras como la de “cuaresmillo” (pequeño durazno, también presentado en dulce). Por supuesto, la repostería a base de dulce de leche es infaltable, así las “colaciones” y las “nueces confitadas”, bien pueden ser el emblema entre muchas otras exquisiteces que toman como base el tradicional postre argentino.