Hace un par de años, cuando escuché que los trolls de 4Chan habían lanzado una campaña para convertir un gesto popular e inocuo en un símbolo de odio y racismo, me reí. Hoy, viendo todo el éxito que han conseguido ya no me causa tanta gracia: estoy boquiabierto. Un pequeño foro de imágenes creado en 2001 está volviendo loco al mundo.
Salvo que hayan pasado los últimos 20 años en coma o escondidos en una cueva, lejos de la tecnología, todos nos hemos cruzado alguna vez con 4Chan. Pero antes de que empiecen a rascarse la cabeza preguntándose de qué estoy hablando, déjenme aclararles algo: tienen toda la razón en estar confundidos. Poca gente (aunque cada vez más) está al tanto de 4Chan, pero sin dudas que se han topado con los productos que irradian de esta pequeña web.
Esencialmente 4Chan es un foro en el que se postea de manera anónima y cuya moderación es mínima. Es similar a Redit en el sentido de que se pueden crear un posteo sobre un tema y los demás comentar y aportar en los comentarios. A diferencia de Redit que abrazó el mainstream moderando su contenido, el de 4Chan pertenece, para decirlo de forma suave, a los callejones más oscuros de Internet.
El foro surgió a principios de los 2000 a imagen y semejanza de una página japonesa llamada 2Chan, y fue al principio un refugio para fans del anime y los videojuegos. Con el tiempo fue incorporando diferentes secciones para conversar sobre diferentes temas y ganando popularidad y creando una especie de subcultura. Casi todas sus secciones están galardonadas de infamia, pero mucho de lo que se cuece en el foro ha generado gran parte de la cultura de internet y de las últimas dos décadas: movimientos como Anonimus, Proyecto Chanology y Gamergate surgieron o encontraron tierra fértil entre sus miembros; eventos como el Harlem Shake, el Rickrolling y buena parte de los memes más agresivos y originales (y también divertidos, digamos todo) han surgido entre las secciones del foro.
4Chan ha sido descrito por los medios de comunicación como un nido de trolls, la derecha alternativa y hasta de neo nazis y supremacistas blancos. Y es verdad.
4Chan ha sido descrito por los medios de comunicación como un nido de trolls, la derecha alternativa y hasta de neo nazis y supremacistas blancos. Y es verdad. Hay de todo entre las penumbras de este sitio e incluso prominentes lideres skinhead y antisemitas de EE.UU. y Europa han asegurado obtener información y difundir sus ideas en ese foro. Incluso se supo que homicidas y tiradores escolares postearon antes o después de cometer un crimen.
Nada más entrar a las subsecciones más polémicas del sitio: /b/, dedicada a temas al azar; y /pol/, que discute temas de política, uno se encuentra de frente con reivindicaciones a Hitler, fotos íntimas robadas de celulares, teorías conspirativas racistas e imágenes del sapo Pepe (no el de la canción para niños, sino un meme que se volvió la mascota del lugar). Es muy difícil saber nada a ciencia cierta en ese lugar. No se sabe la edad de quienes entran, ni sus intenciones, ni su identidad. Es imposible saber cuánta de la gente que postea ahí, realmente cree en lo que escribe o son simplemente se suben al tren para ofender y reírse cuando ven el mundo arder.
Paraíso Troll
No hay líderes en 4chan. Todo lo que queda de quien postea es un código numérico de identificación del mensaje y el infame “Anonymous” que dictamina la anonimidad del redactor. Como mucho se puede individualizar a quien postea por el tono de sus mensajes. Lo que este foro tiene son una serie de costumbres y tradiciones que de alguna manera sobreviven y se respetan entre los usuarios, como una tribu… de trolls.
Si hay algo que unifica a los usuarios de esta web es el amor por el trolleo, es decir el acoso y ataque online con el fin de generar una reacción del otro lado. Por lo general este lugar de contenido “No seguro para trabajar” es también un lugar tranquilo, con los “Anons” (como se hacen llamar los miembros de esta tribu) posteando, comentando y compartiendo sus imágenes favoritas.
Pero de vez en cuando alguien propone algo interesante: un blanco fuera del sitio, una misión tal vez para vengarse de algo o para darle su merecido a alguien, tal vez simplemente porque un “normie” (como llaman a todos los que no entienden el chiste que es 4chan) les cae mal. Si la propuesta suma muchas voluntades, entonces empieza a rodar una bola de nieva que suma a algunas de las mayores mentes de la web (hay que entender que entre los usuarios puede estar cualquier, desde un superhacker ruso a un experto en criminalística o un militar). La inteligencia colectiva al servicio de romper las bolas.
De esa forma consiguieron cosas increíbles: desde ayudar a una actriz porno a vengarse de su secretaria estafadora a identificar a criminales, hackear a la Cienciología, forzar al actor Shia Lebeouf a recorrer medio mundo para instalar una obra de arte interactiva contra Trump (porque, claro, 4chan ama con pasión a Donald Trump). De hecho, muchos hoy piensas que gran parte del apoyo digital del actual presidente de EE.UU. fermentó en el vientre de este sitio, al que Trump mencionó un par de veces con cariño en sus discursos de campaña.
Pero la última y más increíble historia no incluye el acoso a una personalidad de izquierda o el hackeo de alguna empresa multinacional o la difusión de propaganda xenófoba. No, su última maldad, y maldad en serio, fue destruir el significado del gesto de “ok”. Sí, al menos en EE.UU. el gestito de idea de Carlitos Balá es hoy un símbolo de odio y racismo.
Terroristas de la Semiótica
Todo comenzó con un posteo en 2017 que proponía boludear a los medios de comunicación y su “tendencia a exagerar y sobreactuar por todo lo que fuera políticamente incorrecto”. La idea era difundir falsamente que un signo inofensivo, el gesto de ok, el indicie y el pulgar formando un circulo y los demás dedos extendidos, eran en realidad el gesto de “Poder Blanco” (White Power en inglés).
…su última maldad, y maldad en serio, fue destruir el significado del gesto de “ok”. Sí, al menos en EE.UU. el gestito de idea de Carlitos Balá es hoy un símbolo de odio y racismo…
La campaña fue lenta, con algunas figuras de los medios indignándose. Pero también fue constante y para principios de este año ya había subido a bordo a verdaderos supremacistas blancos y miembros de la Hermandad Aria (neo nazis) que se fotografiaban haciendo el gesto. El clímax se alcanzó cuando Brenton Tarrant, el terrorista que mató 50 personas en Nueva Zelanda, lo hizo en medio de su juicio.
Incluso la Liga Antidifamación, una ONG orientada a proteger al pueblo judío del acoso y la difamación y considerada un parámetro serio de lo que ofende y lo que no, cambió su descripción de este, ahora polémico gesto. Está tan turbia el agua en estos días que incluso un gigante como Blizzard, el estudio detrás de videojuegos como World of Warcraft y Overwatch, prohibió los emoticones con este gesto y muchos youtubers y personalidades hoy se cuidan de hacerlo.
Este hecho es significativo porque es más claro que nunca que la inteligencia colectiva funciona y es capaz de dictar y manipular en gran escala. El terror que los medios y las empresas le tienen a ser identificados con algo políticamente incorrecto habilita a que un grupo de trolls los tengan de rehenes con una mera campaña lanzada en un foro. El sacrificio fue ceder el significado de un gesto popular y positivo. Ahora todo el mundo se está cuidando de como juntan el indicie y el pulgar.
Todos, dentro nuestro, estamos esperando que estalle el mundo, dice Murakami y por eso muchos se suben al tren de los trolls para ver qué pasa. Hoy fue un simple gesto inocuo, mañana puede ser una marca, un producto, un lugar turístico. Nada está a salvo de la obsesión. Nada es sagrado y todo, pero todo, puede arder.