Con un despliegue de artistas, baile y canto, la ciudad de La Rioja inauguró la fiesta cultural y populares más importante de la Provincia: el Febrero Chayero, cuya edición 2017 se denomina “de coplas y peñas” por destacarse la realización de peñas en homenaje a Quito Carballo y los Vidaleros riojanos
El martes por la tarde, mientras el último sol de enero se desvanecía tras el Cerro de la Cruz, una partida de empleados municipales salió desde los talleres artesanales del Viejo Hospital rumbo al centro de la ciudad con la misión de colocar en tanto negocio, esquina o portal que se pueda, a los tradicionales pujllays.
Esta tradición que inaugura los carnavales de febrero y se viene realizando desde hace algunos años, consiste en que los que artesanos y alumnos de los talleres populares, dirigidos por Nicolasa “Pelusa” Díaz, construyen un pequeño ejército de estos típicos muñecos, decenas de ellos, cada uno con rostro y características particulares. Luego, son entregados en negocios que se anotaron o los pidieron, con el propósito de vestir la ciudad con estos personajes de cara al segundo mes del año, el mes de la chaya.
La parada principal no fue en el centro sino en la casa de José Jesús Oyola, el “patriarca de la Chaya”, cuyo patio llamado “Chayai Huasy” se volvió el centro de una pequeña fiesta con artistas, copleros y bailarines que dieron su bendición a pura música a este mes tan alegre para los riojanos.
A esta previa, surgida en tiempos recientes, le sigue otra de mayor permanencia en la cultura riojana: el desentierro. En este caso, el protagonista vuelve a ser el muñeco pujllay, la deidad desfachatada y alegre que representa la algarabía y el desenfreno del carnaval, y que en este caso se encuentra simbólicamente enterrado en la vieja plaza del barrio del Pozo de Vargas. El adjetivo de simbólico es para el acto en sí, porque literalmente un actor vestido como el muñeco es envuelto en plástico negro y enterrado bajo unas paladas de tierra, un acto de valentía extremo si se tiene en cuenta que la persona que lo hace debe esperar el acto de desentierro, completamente vestido y con máscara, mientras en la superficie la temperatura arrima a los 40º centígrados.
El jefe comunal, escoltado por la Asociación Gaucha, se dirige entonces hacía el Centro Vecinal del barrio de Vargas donde el pujllay se levanta (es rescatado) para mezclarse entre los presentes entre la harina, el canto y la bendición con agua y albahaca.
Luego de haber realizado el tradicional desentierro del pujllay el jefe comunal acompañado por todos los presentes escoltaron al pujllay hacía la plazoleta de la Alborada donde comparte con los vecinos, coplas, danzas autóctonas y el tradicional topamiento, mientras los artistas de Agencia Municipal de Cultura esperaban ansiosos deleitar a los presentes con lo mejor del Folclore Argentino.
Al finalizar el Intendente destacó la realización y el impulso que generan hacía las denominadas “Chayas Barriales” expresando que “no hay nada más representativo que las chayas en los barrios, desde el Municipio promovemos fuertemente la cultura, la historia, la idiosincrasia, la tradición de La Rioja, y lo mejor que tenemos donde se vive la pura esencia del carnaval son las chayas barriales”.