Surgida del pequeño, independiente pero enérgico circuito de teatro de La Rioja, el Olimpo de los Dioses es una inesperada sorpresa sobre las tablas. Y esto es una expresión figurativa ya que no sabemos realmente si esta obra de teatro ocurres sobre un escenario. Tal vez el atractivo más importante de El Olimpo es la propuesta de entrar, disfrutar de la función y salir con los ojos vendados.
Como cabe esperarse hay mucho de misterio y atmósfera en esta creación pero no vamos a spoilear nada porque El Olimpo de los Dioses es sobre todo una experiencia que debe vivirse en carne propia.
Así y todo, no prometemos que algún detalle del argumento se filtre en esta entrevista, pero queríamos saber más de lo que ocurre en esta obra de teatro que, tras seis años, ha encontrado una explosión de popularidad y se prepara para salir de gira a otras provincias.
Entonces nos juntamos con el elenco y el director, guionista y creador de El Olimpo de los Dioses, Javier Avellaneda.
Random: Para empezar me gustaría hablar de cómo se gestó este trabajo…
Javier Avellaneda: Bueno, mirá, esto se dio hace ya seis años. Este va a ser el sexto año que mantenemos en cartel esta obra. Comenzó como una búsqueda del teatro ciego: si bien tenía en cabeza hacer algo con ese formato de teatro, con un tipo de teatro más inmersivo, con más interacción entre el actor y el espectador, realmente iba por un rumbo totalmente diferente. Hasta que en un momento comencé a leer algunas cosas que tenía de mi abuelo, que tienen que ver con todo este tema de la historia del golpe militar y la dictadura. Y ahí fue como un click de que ambas cosas se fusionaban y podían ir de la mejor manera, para hacer como este tatuaje en la memoria. Para lograr el impacto que generalmente quiere lograr un artista.
Comencé a trabajar en la obra sobre la base del guion, obviamente tras leer testimonios, ver películas, leer libros y tratar de tener toda la información para que sea lo más verdadero posible. En base a eso, una vez que ya estaba todo escrito lo comenzamos a trabajar con la productora Un No Lugar y también vino toda esa interacción con los actores para trabajar en los personajes. Fue un compromiso de ellos en cada detalle, porque ya cuando comenzamos a leer el guion terminámos todos movilizados. Sabíamos que era un proyecto que iba a ser especial, que tenía algo particular y seis años después estamos acá con la obra todavía en cartel y con una alegría enorme.
Hablemos del lado técnico de la obra, ¿Cómo fue el proceso para crear esto, qué dificultades encontraron?
Javier: Bueno, eso fue la mayor dificultad: cómo lo íbamos a realizar. Porque es una obra en la que el público ingresa y sale con los ojos vendados. Todo esto ocurre con los actores en vivo que están al lado del espectador, que incluso interactúan en momentos con ellos. También está el tema de los aromas, algo que es muy particular y que yo siempre rescato. Por último se destaca toda la técnica de sonido que es envolvente, un sonido cuadrafónico, el cual está sincronizado y automatizado para cada escena y en cada lugar del espacio.
Random: ¿Tuviste la oportunidad de ver este tipo de teatro para ciegos mientras escribías la obra?
Javier: No, la verdad que no tuve la oportunidad de ver mucho teatro ciego. Sí tuve la posibilidad de ver una obra en Córdoba, pero nada que ver y menos a lo que uno tenía pensado. Basé mi trabajo en la experiencia de gente que había ido a teatro a ciegas y me contaron cosas. Además de los actores, hay personas que están trabajando en la técnica durante la función y todo eso tiene que salir a la perfección y hacen a esta obra también.
Random: ¿Cómo vivieron esta experiencia de hacer teatro ciego? ¿Habían tenido experiencias similares? ¿Cómo fueron construyendo la técnica y armando los personajes a partir de estas posibilidades?
Giannina Allegretti: Bueno, mi nombre es Giannina Allegretti y hago el papel de Graciela Bazán. Cuando Javi me propuso ser parte de este proyecto le dije que sí porque nunca había hecho teatro a ciegas. Entonces me pareció como una gran oportunidad para ver, para conocer. En cuanto a mi personaje, para mí es muy difícil y al mismo tiempo me conmocionó un montón; porque más allá de que los espectadores estén vendados, nosotros como actores o actrices no estamos relajados, nos metemos de lleno en la actuación. Mi personaje tiene etapas donde todo empieza “tranqui” y de a poco va evolucionando a una situación de mucha violencia. Es como si yo estuviera ahí. Cierro los ojos, que es algo que me sirve mucho para pensar en eso que sucedió (y todavía sucede en otros contextos) de los desaparecidos, y cuesta mucho controlar esas emociones. Lo noté sobre todo en la función en la Casa de la Memoria, por todo el peso y el contexto que es impresionante; si yo fuese un ex-preso, yo no sé si podría ir a vivenciar algo así de nuevo.
Para mí que lo estudié en Historia, que lo leí, que vi documentales, películas y todo eso; una cosa es verlo pero otra es haber estado ahí. Hay momentos en que no controlo la técnica de cómo gritar. Entonces trato de por ahí decir “bueno, tengo que bajar un toque porque no está bueno”, porque es tanto lo que me meto que también me afecta corporalmente.
Random: ¿Cuesta controlar eso?
Giannina Allegretti: A mí sí me cuesta. Este año sí, por lo menos. Lo que pasa es que yo me meto en el personaje y no me doy cuenta hasta que terminamos la función y me queda la voz así (Giannina tiene una leve afonía).
Después de esa escena de violencia hay como un descanso para el espectador, se relaja. Y me pasó con Javi que me decía “bueno, cuando te toque ese texto que es más tranqui, tratá de no estar sollozando, porque tiene que bajar un cambio”, pero no es que lo hago a propósito porque quiero hacerlo llorado, me sale así porque no me puedo contener. Ahora lo controlo porque tengo a mis compañeros que son muy geniales, que van y me dicen “tomá un vaso de agua”, como para pasar el mal rato y seguir.
Javier: Es tremendo el compromiso que tienen todos los actores, cada uno. Siempre me siento muy orgulloso del elenco que tenemos, el equipo que logramos y el trabajo que se hizo en todos estos años. Esta es una obra que, al no ser sobre un escenario, no tiene micrófonos y entonces, al estar el público en cierto espacio, a cierta distancia, se tiene que proyectar de alguna forma. Eso lleva mucho esfuerzo desde la voz, desde la interpretación que hacen ellos. Para nosotros que estamos ahí viendo la técnica (porque si bien es un teatro a ciegas, no estamos completamente a oscuras), es emocionante lo que hacen. Llega un momento increíble en que ves como Gianni está realmente sintiendo, teniendo esa empatía, poniéndose en el lugar adonde estaban las personas que realmente pasaron por eso.
Random: Y el resto del elenco ¿Cómo fue la experiencia de hacer este tipo de teatro?
Darío Vega Maza: Mi nombre es Darío Vega Maza, yo hago uno de los represores dentro de la obra. Para mí es novedoso esto, nuevo. Cuando me convocaron no sabía de qué se trataba pero acepté desde el primer momento. Yo si bien ya había hecho algunos papeles vocacionalmente, nunca había hecho teatro así, de esta forma.
Lo que dicen los chicos es verdad, uno ha ido creciendo a través de los años en este papel. Generalmente uno escucha u oye testimonios que nos cuenta terceros, pero nunca habíamos estado cara a cara con un ex preso político. Es diferente porque le ves en la cara el sentimiento, la tristeza, la bronca, la amargura. Digamos que ellos cargan con lo que pasó, lo que evidenció y eso también lo transporta el actor.
Las actuaciones que se han ido generando en estos tiempos están consensuadas entre nosotros, no hacemos nada que no nos guste hacer. Lo hacemos para que esto mejore y vaya creciendo. Cada año le estamos dando un toque más y como actores estamos pendientes del público, o sea, vemos la reacción del público y ahí es donde le metemos más énfasis al tema agregándole cosas, viendo, provocando. ¿Por qué digo provocar? Porque hay escenas que le tocan a ella (Giannina) y vemos que la gente del público se levanta para ir a ayudarla, ¿Me entendés? Quieren meterse, se genera cierta bronca hacia el represor. Eso se logra actuando y haciendo cosas que no teníamos pensado hacerlo dentro de la obra.
Javier: Sí, hay una evolución de todos ustedes que yo lo vengo viendo también. A medida que van pasando todos estos años, la evolución que tienen como artistas como intérpretes es impresionante. Creo que es una obra que tiene mucho realismo y estamos buscando de llegar a un lugar y ver qué podemos hacer para que sea mejor, para que realmente funcione. Y esa evolución que han tenido los actores en todos estos años es tremenda.
Random: ¿Qué cambió en estos seis años desde aquella la primera vez que la hicieron?
Javier: Buena pregunta, pero creo que no ha cambiado mucho. Creo que lo único que ha cambiado es ajustar un poquito más la parte técnica, del sonido más que nada, y algunos actores que se han sumado. Porque acá también tenemos presente a dos actrices que se sumaron este año y lo hacen en muy buena forma. Creo que esos son los pequeños cambios que hubo, porque además la obra mantuvo siempre el guion original.
Random: Noté cuando la vi que es una obra muy bien pulida, en el sentido de que los sonidos están muy bien, los olores también. En ningún momento te das cuenta de lo que está pasando a tu alrededor.
Javier: Pero así fue desde el comienzo y eso es lo que nos alegra. Creo escucharte a vos, que sentís ese tipo de cosas, es lo que queríamos lograr que el espectador experimente.
Random: Las nuevas actrices que entraron este año ¿Cómo vivieron esta experiencia de sumarse a esta obra?
Laura Vega Maza: Bueno, mi nombre es Laura Vega Maza, soy la hija de Darío. Yo a esta obra le presencié por primera vez, la primera vez que le hicieron. A mí no me pasó nada, pero porque conocía la voz de Gianni por haber trabajado juntas y conozco la voz de mi papá. Entonces como que mucho no me pude ver envuelta en eso; aparte hago teatro. Entonces estaba fijándome en todo: ¿Y este olor cómo lo hacen? ¿Este ruido lo harán de verdad? ¿Cuántos actores hay en escena? ¿Hay alguien que hace una voz de más? Entonces estaba así como muy en esa. No logré sumergirme en el mundo del Olimpo hasta que Javier me habló el año pasado para hacer uno de los personajes y ahí sí. Hay algo que no conté nunca y que lo voy a contar ahora: en la última función que tuvimos yo no me pude dormir, no dejaba de escuchar tus gritos (de Giannina) en mi cabeza. O sea, para mí era tus gritos, los de Cristian (Páez, otro de los actores, no presente en la entrevista) y los de Claudia (Lacasa, otra de las actrices de la obra).
Random: Claro debe ser fuerte…
Laura: No podía sacármelo de la cabeza. Lo que sucedió en esa época nosotros no lo vivimos en carne propia, aunque hemos escuchado testimonios de parte de hijas de desaparecidos o hijas de ex presos políticos; pero nunca me sucedió sentir que me duele en el alma o el corazón viendo que es una compañera que aunque tengo conciencia de todo lo que hace, me emociona hasta los huesos.
Creo que también influye todo esto que se está desarrollando últimamente de del feminismo y que salimos como mujeres a pelear en la calle y a marchar y no quedarnos en silencio nunca más. Por ahí también se genera esto de comparar las situaciones de los desaparecidos en esa época y las desaparecidas actualmente.
Random: No deja de ser una situación de abuso a una mujer. Entonces es una escena que seguramente se repite en todos los casos de violencia, de violaciones a mujeres que hay hoy en día…
Darío: Terminamos muy movilizado. Esto es inevitable, termina la obra y es verdad, terminamos siempre lastimados. Por eso siempre después de la función nos quedamos todos. Siento que si bien no lo decimos, estamos como todos en ese momento de reflexión y sintiendo un poquito todas esas emociones. Pasó en esta última función que yo estaba ahí con lágrimas en los ojos y con esa sensación en el estómago y el pecho, a pesar de estar viendo toda la utilería. Creo que todo eso moviliza.
Marina Corzo: Fui la última en incorporarme. Mi nombre es Marina Corzo. Hago el papel de Sofía, la nena. De hecho, hace poquito me incorporé en las últimas funciones. Bueno, yo recién este año presencié por primera vez la obra. El día que la hicieron fue la segunda función en el Espacio de la Memoria. Fue un domingo y me pasó que no pude separar la ficción y decir “esto es una obra”. Simplemente lloré toda la función porque yo escuchaba a Giannina llorar y no podía separar (Nota: Giannina y Marina son pareja en la vida real al momento de esta nota); lloré toda la función. Después les contaba a los chicos que es una escena muy particular, que le decían algo a ella y me enojaba, me daban ganas de sacarme la venda, pararme y agarrarlos a trompadas (risas). Sola me calmaba y me decía “no, esto es una obra, esto es una obra, esto es una obra”. Y eso que fui a un millón de obras y funciones en las que participaba Gianni y nunca me paso de sufrirla y padecerla.
Después de que terminó esa función, ella me dijo de volver y yo le dije que “Ni en pedo. No, no, no, no, no vengo ni en pedo”. Fue lo primero que me salió decirle pero a los dos días me hizo la invitación de participar y acepté. Cuando la hicimos en la ciudad de Chamical (en el interior de La Rioja), fue la primera vez que estuve adentro, pero veía todo lo que sucedía y pude ver todo lo que pasaba realmente: a donde te llevaban, donde estás sentado, qué hacían y que no hacía alrededor tuyo. Sin embargo, nunca dejé de llorar. Hicimos después de eso cuatro funciones y hasta en la última se me siguen llenando los ojos de lágrimas y sigo sufriendo el momento, y quizás no solo de los gritos de ellos, sino que a veces del mismo hablar con la abuela, de las palabras, de emoción, de lo que me dice y me transporto.
Random: ¿Qué reacciones han visto el público ustedes que ven todo lo que pasa?
Darío: En Chamical, dos horas antes de la obra, llega una hija de una ex desaparecida. Tenía tres años ella cuando se llevaron a la madre y no volvió a verla nunca más. Llegó ella con su propia hija. Ahí nos contó lo que sintió, lo que vivió, su agradecimiento a los abuelos porque nunca le escondieron nada y le hablaron siempre con la verdad. La obra la emocionó mucha a ella y también sus hijas, las nietas de esta mujer desaparecida. Estaban totalmente quebradas. Entonces pensás: “la puta, ¿tan buenos somos?” Creo que hemos llevado a los personaje al máximo de lo que podemos hacer dentro de la obra. Pero creo que si nos dan la oportunidad de llevarlo más allá, capaz que lo hacemos.
Estas cosas te movilizan. Me ocurrió en una función que hicimos en el Comedor Universitario que uno de los espectadores me vino a buscar a la salida para pegarme (risas).
Javier: Siempre hay reacciones fuertes entre el público, por eso les pedimos que si se quieren ir pueden levantar la mano y alguien los va a llevar afuera. Yo disfruto mucho poder ver la expresión corporal de cada espectador, sus rostros. Voy viendo a cada uno para ver las reacciones que tienen. Algunos tienen estas expresiones, de rechazo, de sorpresa, de asombro. Algunos se emocionan.
Marina: En las funciones en las que yo estuve había jóvenes que lloraban desconsolados. O que terminaban muy asustados. En la función de Pagancillo (otro pueblo del interior riojano) había niños. Los más chiquitos tenían 11 años y entraron a pura risa pero al final salieron muditos.
Laura: Es muy impresionante el extremo al que llevan la corporalidad los espectadores. Es una cosa que se expresa con los ojos y tapándose los oídos como diciendo “no quiero seguir escuchando, no quiero seguir estando acá, quiero desaparecer”, no sé, me voy a hacer chiquitito, chiquitito para no seguir estando acá. Creo que eso es muy impresionante. Cómo la obra te va llevando hasta que tu propio cuerpo hable.
Random Recientemente tuvieron funciones con la presencia de ex presos desaparecidos ¿Qué experiencia rescataron de eso?
Darío: Siempre estuvieron agradecidos por el tema, por poder sacarlo a la luz, por mostrarlo. Ellos nos explican que son los jóvenes quienes deben estar mucho más compenetrados para que no vuelva a pasar lo que pasó. Hubo dos o tres ex-presos que entraron a la obra y cuando empezaron a sentir el ruido del “quirófano” (un momento de la obra), no quisieron quedarse. Diana Quiroz y Argentina López, ellas no quisieron estar y se fueron a un lugar más alejado para no escuchar nada.
Random: Si bien hace seis años que están en cartel, este año fue increíble la explosión de popularidad de la obra…
Javier: Sí, fue muy impresionante lo que sucedió con la obra este mes. Empezó cumpliéndose el sueño de hacerlo en el Espacio de la Memoria (ex centro clandestino de detención de La Rioja). Nos acercamos a hablar con la gente de derechos humanos para que no ceda el espacio, y fueron muy generosos en concederlo y acondicionarlo. Y ahí se sentía de otra forma, ya la energía que hay en ese lugar es especial; porque la primera vez que entramos estaba todo lleno de escombros, lleno de plantas, yuyos por todos lados. Eso después se arregló un poco pero también quedó como muestra una vez que terminaba la función. El público, terminada la obra, pudo escuchar el testimonio de Argentina López y Diana Quiroz. El testimonio en carne propia. Y después pudo recorrer con ellas que contaban y señalaban exactamente donde había sucedido cada cosa. Eso lo hizo muy especial.
Lo otro especial de este año fue que salimos de gira con la obra, comenzamos a viajar y en poco tiempo hicimos funciones en el interior de La Rioja. Tuvo mucha repercusión, recomendaciones de todo tipo; este año tuvo un impacto en el que nos hablan pidiendo más funciones, comunicándose con nosotros para notas en los medios. Incluso es posible que la obra se vaya para Cuyo, en Mendoza, San Juan y también estamos hablando para que en mayo esté en Córdoba.
Random: Además es una gran obra para ser embajadora de La Rioja, está muy bueno que salga, que muestre esto que hacen…
Darío: Yo veo gente que hace seis años que va a ver la obra, o sea, muy masoquista (risas). Este año me toco más, sentí mucho más y esto que ya sabe cómo viene, ya más o menos tiene un diálogo, ya saben quién va a hablar, quién va a gritar, quién va a llorar, pero es como que se olvida lo que va a pasar.
Javier: Tiene que ver más con lo técnico también. Está ese interés más allá de lo que sucede, de lo intenso que puede ser, pero creo que el público quiere volver a sentir lo mismo. Por eso me parece que fueron seis años que tardo en explotar como lo hizo esta vez, por toda esa repercusión que va quedando año tras año. Es gente que está esperando que vuelva la obra y va corriendo la voz.
Giannina: Aparte, a pesar de que venimos haciendo la obra hace seis años y todas las funciones viene mucho público, se agotan las entradas. ¡¿De dónde sale tanta gente?!
Radom: Es una experiencia, no se puede ir a ver esta obra como quien va al cine. Hay interacción con cosas que se sienten y te pasan. Tenés que estar para entenderlo…
Laura: Claro, en La Rioja no tenés teatro a ciegas habitualmente. Cuando vos vas a ver el teatro lo ves justamente como una película y no te ves involucrado y tampoco te interpela de ninguna forma. Más allá de la catarsis que podrías llegar a hacer porque te generó alguna emoción, pero te vas a tu casa te olvidás. En cambio acá es como que te sumergís y el hecho de no ver nada para alguien que hace teatro yo creo que es una propuesta muy interesante y muy innovadora.
Marina: También pesa el tema de estar en esta época, en pandemia o apenas saliendo de una pandemia que hace que todos estemos sensibilizados. Al volver a salir creo que eso también genera mucho público que quiere consumir esto. Uno generalmente cuando hace teatro, danza, arte y pone una obra, tenés el mismo público de siempre, los diez teatreros que somos los que siempre vamos. Lo bueno en esta obra es que viene gente que no viste en tu vida ir a ver teatro.
Random: Noté sobre todo muchos joven entre los espectadores, como que esta es una generación que se interesó.
Javier: Eso un tema muy complejo porque acá en La Rioja cuesta mucho, falta mucha educación para generar un público para el teatro. Acá cobrás una entrada de $100 y ya no viene la gente. Falta un estímulo para que el espectador riojano apoye el teatro, para que vaya, consuma. Sucede que viene una obra de afuera y estamos todos desesperados por verla y quizás ni siquiera tiene el nivel de la expectativa que se genera. Estamos tratando de cambiar para que el teatro riojano tenga un público. Porque hay mucha gente talentosa, hay un montón de grupos haciendo teatro y necesitan de ese apoyo.