Confirmado como una de las atracciones del inmenso Lollapalooza 2016 y con nuevo disco de inminente salida, Juan Ingaramo se cimenta en uno de los principales referentes de una nueva generación de artistas que ya no temen considerarse estrellas de pop, en un mainstream argentino tradicionalmente obsesionado por el rocanrol.
Hace ocho años que Juan Ingaramo hizo las valijas y trocó la urbanidad familiera y estudiantil de Córdoba por la inmensidad caótica de Buenos Aires, pero su identificación como un artista mediterráneo es aun total. Esa etiqueta se la debe, entre otras cosas, al experimento musical al que se lanzó en 2015 cuando tradujo al pop, canciones clásicas del repertorio cuartetero cordobés como La Huella de La Mona Jiménez o Por Lo Que Yo Te Quiero de Rodrigo.
El éxito de esa movida se sumó al de su álbum debut, Pop Nacional, donde Ingaramo experimenta con baladas electrónicas y beats bailables que le granjearon un público de culto y en estatus de referente del Indie nacional, y que encontró en las redes sociales e Internet a su mejor plataforma de difusión. Tal es así que Juan y varios artistas cordobeses que también comulgan con esta filosofía musical se congregaron para formar Discos del Bosque, un sello discográfico para producir, fomentar y difundir el material de estos artistas totalmente gratis y cómodamente online. Al momento de entrevistarlo, mientras se preparaba para un recital en La Rioja por primera vez, acababa de recibir la noticia que lo confirmaba en la grilla de artistas del Lollapalooza 2016, el mega festival de música que en marzo traerá a gigantes de la talla de Eminem o Snoop Dog. Un reconocimiento que no se logra si un artista no tiene algo para mostrar, o está pisando lo suficientemente fuerte. Revista Random aprovecha entonces para hacerte conocer –si aún no lo habías hecho- a uno de los artistas que promete mostrar mucho material caliente y hacerse notar como nadie en este año que arranca para él con mucha fuerza y grandes novedades en todos sus frentes.
-Estás confirmado para el Lollapalooza 2016…
-Sí, hoy me dieron la gruilla en la que salgo. Toco el día dos con Snoop Dog, Florence and The Machine y otros.
-¡Tremendo! ¿Qué se siente estar en semejante grilla?
-Son esos abrazos que te va dando la música de apoco o, usando una analogía futbolera –siempre las uso, porque me gusta mucho el futbol y porque creo que con el futbol se explican muchas cosas también-, son pequeñas copas o campeonatos que uno va ganando para la carrera.
-Reconocimiento…
-Pero además, también marca un momento en el que los grandes espacios empiezan a tomarte en cuenta.
Sí, claro, Lollapalooza es un canal mainstream y venir del “under” independiente y llegar ahí, es una palmada para seguir.
-¿Sentís que venir del “under” significa remarla mucho más o crees que con las redes sociales e Internet se están diluyendo las barreras?
-Creo que es relativo porque a la vez que se multiplicaron los canales de difusión, también podes acceder a mucha más cantidad de ofertas. Sí rescato que es mucho más democrático el acceso, que es gratuito, que se puede editar de manera virtual y hacer llegar tu obra a una mayor cantidad de gente.
-Es interesante lo que decís porque una de las discusiones que surgió alrededor de la mayor facilidad técnica que ofrece internet es la proliferación de artistas más bien mediocres…
-Yo creo que en eso el público es soberano, es el que elige al artista según el momento y el lugar, según la coyuntura de esa sociedad: no se escucha lo mismo en Capital Federal que en Córdoba, por ejemplo. A pesar de que es todo muy global, sigue habiendo gustos preferenciales, más aun a escalas grandes. El público elige y si abunda la oferta será más arduo el proceso de selección de la gente, no creo que haya una fórmula: la gente escucha lo que escucha.
-¿Sos muy reconocido como un artista cordobés, pero hace muchos años que estas en Buenos Aires ¿Cómo llegaste allá?
-Hace ocho años que vivo allá. Me fui a los 20 años con amigos, mi grupo de entonces, a una casa en San Telmo en lo que fue una especia de “viaje de egresados” eterno (risas).
-¿Fuiste con la excusa de estudiar?
-Yo estudiaba composición en Córdoba y me fui a Buenos Aires a tomar clases particulares de piano, batería, todo un poco. Pero es como decís, una excusa, no me iba a estudiar para volver, simplemente me iba a ver qué pasaba.
-¿En ese momento ya hacías música profesionalmente?
-Sí, en Córdoba ya había tenido mis primeros trabajos de sesión, también produciendo; pero mi familia es de músicos –Su padre es Mingui Ingaramo, guitarrista de Los Músicos del Centro que supo colaborar con Litto Nebbia- y siempre estuvo un poco en el seno familiar esa cuestión, no por mandato sino por un lenguaje común que teníamos.
-Con lo que me contás de tu familia ya se explica bastante pero ¿tenías otros canales por los que desarrollaste el gusto por la música?
-No, en la familia estaba todo. Después sí, llegó la adolescencia y las remeras de Nirvana pero…
“El paradigma nuevo es que la difusión de la música es gratuita y online.”
-¿Qué música escuchaban en tu casa?
-Escuchábamos Jobim, Piazzolla, también mucho rock de acá: Charly, Spinetta y Litto Nebbia.
-El año pasado reversionaste al pop temas clásicos del cuarteto cordobés, pero por lo que me contás ese género no estaba entre tus gustos ¿Por qué decidiste encarar un proyecto así?
-Yo siento que en Córdoba, el cancionero popular trasciende las barreras ideológicas y sociales de los habitantes. Seas del barrio que seas o de universidad pública o privada, el cuarteto siempre está presente: en fiestas de amigos, cumpleaños de 15, casamientos, reuniones. Y además pude decodificar que en esa música, más allá de las diferencias de ritmo, había lindas melodías e historias interesantes que se podían transformar a otro género; siempre a modo de juego, porque esa experiencia tuvo mucho de lúdico.
-Sin embargo al cuarteto los descubriste de grande, no es que tuvieras un amor de niño por este género…
-Si, lo descubrí ya de grande, cuando estaba en Buenos Aires…
-Claro, y por eso te quería preguntar, sabiendo lo que se siente estar lejos de la ciudad donde uno nació: ¿te agarró esa nostalgia de decir: “esto de chico no me gustaba pero ahora que estoy lejos lo extraño”?
-Si, totalmente. A mí me pasó eso: fui al baile por primera vez a los 25 años para ver que onda. Con mis amigos de Córdoba, el cuarteto se volvió un código en común diferente al de los porteños. De repente estábamos en una guitarreada tocando canciones de La Mona (Jiménez) y El Potro (Rodrigo Bueno),y ahí se empezó a resignificar este género para mí.
-¿Fue difícil en tus comienzos hacer pop y electropop en el Interior?
-Creo que Córdoba, justo cuando me fui, empezó a derribar esas barreras que tenía con este género musical. Creo que la escena nacional ayudó y tuvo mucho que ver la muerte de varios de los íconos (del cuarteto), que hicieron que la gente se abriera a lo nuevo.
-¿Cómo es estar en un sello discográfico como “Discos del Bosque”, con una impronta tan independiente y colectivista?
-Lo mejor es que somos muy amigos todos, nos respetamos y nos admiramos mutuamente y eso genera un ámbito ideal para la creación artística: por ahí saca un disco De La Rivera (otra de las agrupaciones del sello) y se convierte en mi favorito, mientras que al mismo tiempo yo estoy buscando crear algo que esté a la altura para compartirlo con ellos y mantener esa retroalimentación andando.
-¿Qué diferencias le encontrás a trabajar en una discográfica con un perfil más empresarial y comercial?
-En primer lugar nuestro catálogo es enteramente digital, no tiene base legal, si se quiere, y no está la lógica de mercado presente en nuestras actividades. Eso no quita que uno después no pueda desarrollarse con el aparato de un sello más grande. Son dos instancias distintas.
-¿Y con respecto a la liberalización de la música en las redes que pensás?
-Creo que es un tópico del siglo pasado. Uno a lo sumo puede tener mejor o peor servicio según pague o no Spotify por mes, pero el paradigma nuevo es que la difusión de la música es gratuita y online.
-En 2013 sacaste tu primer disco, Pop Nacional, y ahora estas terminando tu próximo trabajo, ¿Qué se puede adelantar de este nuevo proyecto?
-Si, va a salir en marzo y se puede decir que es una especie de hermano mayor de Pop Nacional: son del mismo padre y la misma madre pero está más grande, es menos alegre y tal vez más opaco.
-¿A qué se debe eso?
-Por cuestiones de lo que me estaba pasando a mí. Viste que la composición es medio fotográfica: el disco es la fotografía de ese momento en mi vida.
-¿Habrá colaboraciones de otros artistas?
-Si, tiene a Adrián Dargelos de Babasónicos cantando un tema que además escribimos juntos.
-¿Cómo es tu relación con Dargelos?
-A Adrián lo conocí por medio de otro músico de Buenos Aires. Nos reunimos y ya en la primera reunión me ofreció grabar en su estudio algunas canciones nuevas. Fuimos y salieron unos siete temas en los que después seguimos trabajando sobre las letras y que yo terminé incorporando a este próximo trabajo, así que se puede decir que ese fue otro germen del disco. Siempre lo admiré y trabajar con él musicalmente fue un privilegio.
-¿Cómo ves la escena del pop argentino en este momento? ¿Cuál es tu percepción?
-Creo que el pop es un lenguaje muy universal que no tiene tanto código de estilo. Para mí, Fito Paez es pop, Charly es pop, o Soda Stereo lo es. Mi disco se llama Pop Nacional justamente para jugar con esa relación entre el rock y el pop en Argentina.
-Entonces te reformulo la pregunta: ¿aceptas esas etiquetas de género o pensás que la música las trasciende?
-Creo que la está trascendiendo. Siempre estarán las etiquetas que son la manera de segmentar que tiene el mercado de la música, pero yo creo que vengo de una tradicional argentina de música rock y pop.
Creo que el pop es un lenguaje muy universal que no tiene tanto código de estilo. Para mí, Fito Paez es pop, Charly es pop, o Soda Stereo lo es.
-Hace poco hiciste una presentación en La Rioja en el marco de un ciclo audiovisual ¿De qué se trató la movida?
-Fue una invitación de la productora Un No Lugar, para firmar un capítulo de un microprograma para la (¿ex?) AFSCA llamado Proyecto Estudio, pero más que nada una excusa para conocer.