Juan José Campanella es de los directores de cine que hay que disponer de un tiempo prolongado para escuchar su punto de vista sobre sus películas, el cine nacional e internacional, la televisión y el teatro. Cada palabra cuenta, cada relato nos lleva a reflexionar acerca del cine actual. En un restaurante, en plena avenida Corrientes en Buenos Aires, este prestigioso director ganador de un Oscar con “El secreto de sus ojos” nos contó acerca de los pormenores de su reciente película: “El Cuento de las Comadrejas”.
Con una selección de actores de primera línea como Luis Brandoni, Graciela Borges, Oscar Martínez, acompañados de Nicolás Franchella y la española Clara Lago, la película arrasa en la taquilla. Su inquietud por contar historias lo lleva a dirigir su última obra teatral “Y qué hacemos con Walter”, ámbito, según él, donde se siente más cómodo y las emociones se sienten más vivas.
Vimos la película original del año 76. ¿Qué te llevó hacer este remake de la película “Los muchachos de antes no usaban arsénico”?. Sabemos que José Martínez Suárez, el director de esta película, fue tu profesor de cine y tu gran inspirador…
Sí, fue un profesor de la vida, un gran profesor de cine y consejero. En cuanto a la película, en realidad, yo soy fanático de la película original, es muy ingeniosa, pero a lo largo de los años me fueron surgiendo cosas que me hubiera gustado agregarle a la película, no para hacerla mejor, sino para que tenga un sabor distinto. Que podías hacer además como un juego de complicidad entre el público y los que la hacemos. Me gustaba también explorar la historia de amor entre Mara (Graciela Borges) y Pedro (Nicolás Franchella) que no estaba en la película original y, temáticamente cambiar el eje de lo que era la cosa de género a una cosa de romanticismo versus pragmatismo. Además de darle un tono de comedia -más como de comedia clásica- quería hacer una película que trascurriera en un mundo de ficción, entonces con todos esos elementos me dieron ganas de hacer la película.
Uno de los elementos que se destacan y que disfrutamos en esta película son los diálogos por su originalidad y verosimilitud, ¿Cómo los trabajaste?.
Es muy difícil decir cómo se trabaja un dialogo, los diálogos los trabajo a mi manera, con mi estilo, que trabajé toda la vida de siempre, es verdad que es una película que tuvo como 20 años de rescritura así que se fueron agregando bocadillos y diálogos, en el 97 tuve el primer boceto, y a lo largo de los años se fueron agregando un montón de elementos. Pero ese tono de humor está no solo en esta película sino en todas.
En tus peliculas planteas personajes queribles, por ejemplo, Sandoval en “El secreto de tus ojos”, Amadeo en “Luna de Avellaneda” y en Beto Brandoni en “El Cuento de la comadreja”, ¿Te gusta presentar ese tipo de personajes que el público se identifica?
Un personaje debe ser fascinante para mirar, ya sea bueno o malo, odiable o querible, tiene que despertar alguna pasión. Generalmente hay personajes con los que uno se identifica o que quiere que gane, o sea hay una dinámica de conflicto con lo que yo creo que es necesario, en una película algún personaje va ser querible por la cual vamos hinchar digamos, hay otros que no, me parece fundamental que haya alguien con él que podamos tomar partido.
Tuviste la oportunidad de dirigir una pequeña selección de actores de la Argentina, parte de lo mejor que tenemos a nivel actoral en nuestro país. ¿Te lleva a exigirte en la dirección?
La verdad recibo esa pregunta, a veces, con miedo de provocarte una desilusión porque tal vez la respuesta esperada es “bueno es muy complicado”,”hay que pensar un montón de variantes”, “con cada uno se trabaja distinto”. Y la verdad es muy sencillo, los seis son actores muy afilados, cuatro de ellos se conocen hace 50 años y los otros dos no, pero tenía un gran respeto por ellos, y los grandes por los jóvenes. La verdad fue una filmación de muy buen clima, había mucha complicidad entre los cuatro actores grandes: Graciela, Beto y Oscar trabajaron juntos muchas veces, con Marcos no, a pesar que es del teatro, ellos iban a comer juntos, ya se conocen desde hace años. La verdad fue muy sencillo. Ellos tienen muchos años de cine y saben sus roles, lo respetan, no hay que explicarles nada ni hacer docencia, acá ya sabían todo.
¿Cómo les propones esta película de hacer una remake?
Yo les dí el guión, ninguno de ellos había visto la original.
¿Eso es bueno o malo?
Es bueno, para mí es un error que vean la original antes de ver la película, en todo caso que la miren después (risas), pero no es necesario verla, si fuera necesario ver la original para entender esta sería un error de la película, además te arruina muchas cosas. El hecho que sea una remake nunca lo hablé tanto desde que se estrenó la película porque para todos nosotros no estábamos haciendo una remake, estábamos haciendo una película que está basada en otra, a menos que estés rehaciendo “Casablanca”.
La película original de 1976 tenía más humor negro y esta más sarcasmo e ironía…
El humor es el mismo y es el que suelo aplicar, apoyado en la ironía y el sarcasmo, en los diálogos. Lo que convierte en negra a la historia es la situación misma, todo lo que ocurre. El estilo es similar y los personajes hablan en los dos casos de la misma manera. Todo remake parte por supuesto de la historia original, pero tiene que ser lo suficientemente distinta como para que las dos puedan ser vistas y disfrutadas en un doble programa. Siempre pongo como ejemplos “El bazar de las sorpresas “y “Tienes un e-mail”. Es la misma historia pero con un montón de variantes.
Un elemento importante es la casa que aparece en la primera escena, también se torna un personaje…
Está compuesta de dos casas, el interior es de una casa en Villa Devoto y ahí filmamos tres semanas, el exterior la filmamos en la localidad de Domselaar, en el partido de San Vicente a 70 km de acá y ahí filmamos dos semanas. La casa decía mucho, era como un personaje testigo.
La dirección de arte se destaca en cada escena sobre todo en interiores. Hubo un trabajo cuidado en esa área…
La dirección de arte es maravillosa, había que crearlo todo ya que es una película muy estilizada, la hizo Nelson Luty, es la primera vez que hace una película en vivo, es uno de los más importantes directores de arte de Latinoamérica y uno de los mejores animadores, él hizo “Metegol”, todos los fondos de la película los dibujo y los creo él, la ciudad, el pueblo el estadio, todo lo que se ve lo hizo él, menos los personajes.
Trabajaste en cine, televisión y ahora teatro.¿ Qué te genera estas tres artes?
El cine y la televisión son parte de una familia, son medios hermanos, el teatro es distinto, es como un primo pero más lejano. El teatro es otra cosa. A mí me gustan las tres cosas, me gusta el tener control absoluto que tengo en una película y cuando uno la ve es más imponente cuando se ve en cine como se debe ver y donde las emociones son más fuertes. En televisión, en cambio, si bien me gusta mucho, el hecho que uno domina la pantalla, que está en la casa y que tiene un montón de distracciones no es un ámbito oscuro que no te distrae durante dos horas. Hace que la televisión sea que disfruto de hacer pero hace que una vez mi disfrute termina, porque yo a la audiencia no la veo nunca. El teatro es un enorme placer, yo creo que el resto de mi vida va a ser lo más importante.
¿Por el simple hecho que las emociones y los conflictos están en vivo?
Tenás el alma de los actores, esta esa cosa también del lugar de donde te concentras a ver lo que tenés adelante pero además tenés una cosa voyeurística al máximo, porque es como si vos estás poniendo una escena y la estás mirando desde un costado escondido en una habitación, no tanto como el cine que todo el mundo ve lo que yo quiero, los planos, las escenas, etc. En el teatro cada uno los que están sentados en un lugar distinto hacen su propio montaje, los que están en la primera fila van haciendo el montaje de los primeros planos, el que está ubicado en la última fila hace el de un plano general de toda la obra. El teatro tiene una magia muy especial y cuando funciona es muy particular, a mí me gusta mucho la comedia en teatro porque la risa del publico la oyen los actores, entonces altera la actuación, esa sensación es maravillosa.
Cómo guionista y director, ¿Te gusta que los actores respeten si o si la letra del guion?
Depende que película y en qué momento, si es una escena emocional generalmente prefiero que vaya por la emoción y si hay algo diferente de la letra no importa, pero sí es algo de humor o gags tiene que ser de partitura porque sino no hace reír. No he trabajado con actores que improvisen, en las películas el 99 por ciento es la letra escrita, si en la etapa de ensayo que son dos semanas antes de filmar, lo leemos con los actores y ahí sí cambiamos algunas cosas que se pueden resolver con algún gesto o mirada. Por ejemplo, el método Darín es no estudiar la letra hasta el día de la filmación para tenerla fresca, conoce el guion obviamente pero no lo estudia de memoria, otros sí llevan todo estudiado para no ponerse nerviosos.
Hay una paradoja en el cine argentino, en un contexto de crisis cada vez se filma más, ¿Eso atenta con la calidad de las películas?
Yo empecé a hacer cine desde el 79 cuando estudiaba y desde ese entonces se hablaba de la crisis del cine y, prácticamente no hubo un año que se dijera: “que bien que está el cine argentino”…. Cada vez se filman más películas, yo creo que se filman más películas de las que el público puede absorber pero eso no es necesariamente malo porque también de la cantidad surge la calidad. Hay discusiones de cómo se usa el fondo de fomento, discusiones de la industria que no se pueden zanjar nunca, pero hacer cine por un problema tecnológico más allá de las crisis cambiarías, cada tres años el cambio se pone bien o después se pone mal. Esto ocurrió desde que volví allá en el año 99 permanentemente en mis películas, más allá de eso, hay un avance sostenido de la tecnología que hace que los medios estén mucho más al alcance de cualquiera. Hacer una película por fuera de los sindicatos para demostrar lo que valés es cada vez más posible, cada vez es más factible que un grupo de estudiantes se junte y haga una película de buena calidad. Incluso ha habido películas hechas con celulares que han ganado premios, y el montaje se puede hacer con una notebook. Esta película la compagine en una notebook así que está mucho más accesible para cualquiera hacer cine.
Sos un analista de las audiencias y de los medios en general, ¿Pensás que estamos ante la revolución del streaming y que éste está dejando de lado al cine y a la televisión por aire?
El pase del aire al streaming es casi instintivo, ver un programa que está cortado por las tandas, que está invadido por la hora y la temperatura, por las propagandas del programa que viene y encima tenés que estar esclavo del canal. Versus ver un canal con una calidad perfecta donde lo podés ver cuando querés, no hay ninguna ventaja de la televisión abierta por sobre la televisión, por sobre el streaming. No se me ocurre ninguna, aclaro que estamos hablando de la ficción. Ahora el problema con el cine, desde que surgió la televisión que le sacó audiencia al cine y este quiso competir con más espectacularidad, cuando se inventó la televisión en el año 47, el cine contraatacó con pantallas más anchas. Luego vino el cinemascope, el cinerama y esto provoca una actitud en la audiencia que lamentablemente hace que cada vez haya menos películas que no son de súper héroes, porque la gente espera que se vea en televisión y pensar que el cine es para lo espectacular, eso es un error. Porque justamente en el cine las emociones son más fuertes, yo me rio a las carcajadas en el cine o en el teatro y no me rio a las carcajadas en mi casa, lloro como como loco en el cine y no en mi casa, esto es una pena que las audiencias no lo estén registrando. Yo pienso que “El cuento de las comadrejas” hay que verla en cine, por ejemplo, con una audiencia que se esté riendo toda a la misma vez, que vos veas esas caras grandes. Lamentablemente nos estamos acostumbrando a ver películas en casa y no en cine.
La presencia del cine argentino en el mundo, desde tu perspectiva, ¿Cómo lo ves?
En los festivales es ya una presencia de cierta relevancia, es un país que tiene salida que se espera, hay años mejores que otros, en cuanto al público, dependiendo del país del que estemos hablando, no es un cine con corriente de público, no es, por ejemplo, el cine francés que tiene corriente de público. El cine italiano la perdió, el español tampoco no la tiene, hay gente que va a cine a ver cine francés. Cuando estudiaba había que ver cine ruso ahora ya no se estrenaN películas rusas, por ejemplo, ocurre un fenómeno de las remakes, hay películas que tieneN 4 o 5 versiones. La película “Intocables” tiene la versión argentina con Oscar Martínez, La versión yankee con Bryan Cranston, en vez de distribuir la película si es de un país medio raro, se hace la remake del país. “Reloca”, la película de Natalia Oreiro hay cinco. La original es chilena, hasta dentro de Latinoamérica se están haciendo esas remakes, no te digo la versión hindú, la noruega, se hicieron la versión chilena, peruana. Ya estamos haciendo micro remakes, dentro de poco vamos a terminar haciendo la versión porteña y cordobesa de una película, es una cosa ridícula. En vez de ir a lo contrario que el streaming facilita, podamos ver películas y actores de otros países de Latinoamérica; poder crear un star system y un mercado grande latinoamericano sería genial. Latinoamérica, te diría, es el territorio más difícil para meter una película argentina. Por ejemplo, “El hijo de la novia” tuvo que estar nominada al Oscar para que la compren de otros países de Latinoamérica. Acá llegó “El abrazo de la serpiente” sólo porque estuvo nominada al Oscar, pero fíjate no llegan películas francesas o italianas, es raro, tiene que ser un hitazo en los festivales para que llegue. Es una paradoja que con la apertura que nos está dando la globalización y las nuevas tecnologías, culturalmente nos estamos replegando entre las películas nuestras y las de Hollywood, en todos los países pasa.
Si la Argentina tuviera que relacionarse con una película, ¿Cuál sería?
Y…sería una serie de televisión, tal vez Dr House…
Agradecimiento: Candela Burruchaga – TPA AGENCIA