#MujerDelMes | Inés Palombo, una estrella más

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Foto: Maxi Casalia

Inés Palombo vuelve al centro de la escena con la serie “Las estrellas” y en cine con “Cantantes en guerra”. Quien hiciera de la maldad un ícono del registro televisivo, hoy explota su belleza en todos los formatos, incluso en teatro con “Cansados de ser”. Humilde, auténtica y talentosa, enamora a simple vista.

Irrumpió en la pantalla chica en “Rebelde Way” con su personaje de Sol Rivarola y se adueñó del interés de los productores televisivos, quienes vieron en ella, una belleza genuina que mutó a contrafigura y así, enhebró un par de villanas que la posicionaron como la mala de las novelas. Su estocada final fue en “Mi amor, mi amor”, donde rompía los corazones de Juan Gil Navarro, Jazmín Stuart y Brenda Gandini, para luego abocarse a sus otras dos pasiones como el tango y el teatro independiente. En el off porteño, brilló con las obras “Chau Misterix”, “El mar de otras tierras” y “Cansados de ser”; mientras, protagonizaba en cine junto a Martín Slipak “Cómo ganar enemigos” y era la musa que inspiraba a Coti en su video “Tu gloria”. Hoy vuelve a los primeros planos con su personaje de Nadia en la serie de Pol-ka “Las estrellas”, donde hace de contrafigura de Natalie Pérez y en cine con “Cantantes en guerra”, donde hace de Julia, la pareja de José María. Inés Sofía Palombo con sus pocos creíbles treinta y dos años, volvió al ruedo, de la mejor forma, más linda que nunca y Revista Random habló con ella.

Foto: Maxi Casalia
Foto: Maxi Casalia

Por lo general lo que más me llegan son propuestas de teatro. De cine menos y de televisión un poco más, pero últimamente fui actriz de teatro. Hay que marcar diferencias cuando es comercial con todo un aparato detrás o independiente, donde tenés que ponerle además de tu arte como actriz, tu tiempo para algunas cuestiones de producción. Cuando es comercial, evalúo el tema de la historia y de mi personaje, que me permita volar y explotar quién soy. Y cuando es algo más pequeño, que me represente un desafío, donde pueda ponerme a prueba conmigo misma.

-En la obra “Cansados de ser” te desconocí.

-Laura me es lejana, primero porque soy más chica que la edad que tiene y segundo porque no viví todo lo que le sucede a ella. Pero ese es el motor para yo que cada función vaya achicando la brecha. Posturas, gestos y miradas, que van tomando mejor forma.
Es más vistoso cualquier rol en televisión que una actuación como la tuya en teatro.
Siempre va a ser así. Yo actué tres temporadas en la obra “Chau Misterix”, como un clásico del teatro independiente, agotando localidades todas las funciones y es más un merito interno que público. Pero está bien y no me molesta que así sea. Yo hacía de una nena de ocho años, que hacía de Marilyn Monroe y volábamos desde los personajes. Pero no a todos les interesa. Me siento más pez en el agua en teatro. No sé si me gusta más, sí siento que tengo más experiencia. En tele si bien hice mucho, ahora veo que cambió todo.

-El minuto a minuto está en las redes sociales…

-Nunca mejor dicho. La explosión de las redes sociales es nuevo. Y el minuto a minuto de la televisión pasa por allí. Cambio el mundo desde que hice “Mi amor, mi amor” y eso que fue en el 2013. Y ni hablar de “Rebelde Way” que fue entre el 2002 y 2003. En esa época hubiese tenido millones de seguidores, porque el rating acompañaba pero el termómetro estaba en la calle, en un shopping o en un semáforo. Ahora es loco verme en “Las estrellas” y ver cómo van subiendo mi cantidad de seguidores en Instagram. Es algo nuevo para mí.

-¿Se puede hacer televisión y teatro?

-Las veces que grabás doce horas se te dificulta hacer teatro, pero se puede hacer. En “Las brujas de Salem” lo hice, porque justo estaba grabando “Babylon”. Con “Tita” también, con Nacha Guevara, que como era la iluminadora, la guionista, la directora y la protagonista, al bajar el telón nos reunía a todos en círculo y nos marcaba a cada uno qué habíamos hecho mal. Y tenía razón en todo. Ella no solo hacía su papel a la perfección, sino que prestaba atención a cada uno de nosotros. A m me decía que tenía que pesar más en la pista. Yo era una bailarina de tango, de 25 años, era flaquita y recién comenzaba, pero con el tiempo entendí lo que me pedía.

Foto: Maxi Casalia
Foto: Maxi Casalia

-Ahora estás en “Las estrellas”.

-Sí, me llegó la propuesta cuando estaba pensado como unitario, pero por cuestiones internas del canal, la pasaron a tira diría y ahí cambiaron muchos personajes, se agrandaron algunos y entraron otros. Soy la contrafigura de Natalie Pérez. Salgo con el novio de ella, con el que estuvo cuatro años en pareja pero dejó plantado en el altar. Y yo como que lo contuve, me acerqué a él y ahora soy la novia. Si te cuento la historia así, parezco la mala, pero soy buena; estoy en el medio o me pusieron en el medio de una historia de amor, pero no soy mala como en los personajes de “Sol Rivarola de “Rebelde Way” y Mayi de “1/2 falta”.

-Ahí eras muy odiosa, casi loca.

-Sí, totalmente. Pero en la actualidad se escribe de una forma donde ya no hay villanos como antes. Como que cada personaje tiene lo suyo, lo bueno y lo malo. Con el correr de los capítulos, mi personaje se irá comportando raro para que vayan surgiendo conflictos. Él está enamorado de las dos. No está nada definido. No es blanco o negro, no es ella o yo. Eso se irá dilucidando con el tiempo.

-¿Se sigue improvisando por la vorágine del medio?

-No sé en otras ficciones. “Las estrellas” está muy bien escrita y no te permite volcar nada tuyo, que se agradece porque llegás al estudio y hacés lo que te piden y listo. Hay poco tiempo, tanto para grabar como para estudiar, como que no se propone nada. Lo que sí, en los últimos días se tiró más para la comedia. Por suerte está siendo lo más visto del canal. Pero es algo que no se puede anticipar.

-¿Son todas estrellas en serio, los egos cómo juegan entre ustedes?

-Hay muy buena onda. Yo soy tranquila. No compito, me ubico. Acá hay cinco protagonistas y sé muy bien cuál es mi lugar. Ellas son Marcela Kloosterboer, Violeta Urtizberea, Justina Bustos, Celeste Cid y Natalie Pérez. En mi caso no es un volver e empezar. Hay muchos que los conozco desde “Rebelde Way” y el medio tampoco es gigante. Nos conocemos entre todos.

Foto: Maxi Casalia
Foto: Maxi Casalia

-Pasaste de la enemiga de Martín Slipak a la novia de José María. Los galanes te buscan.

-La película con Martín Slipak es un hermoso recuerdo. Y sí, ahora soy Julia, la novia de Richie, quien interpreta José María en “Cantantes en guerra”. Uno de los productores de la película me tenía de “Chau Misterix” y quería hacer algo conmigo. Tuvimos una entrevista, leímos las escenas y les gusté. A priori, los únicos que estaban confirmados eran José María y Pedro Alfonso. Y me mandaron la película y me gustó. Es muy entretenida. Me entusiasmaba saber cómo iban resolver las escenas multitudinarias.

-Te imaginé más como pareja de Pedro Alfonso…

-Se juega a que yo no soy una bomba, sino más sencilla y tranquila. Y él tampoco es creído ni se cree nada. Yo le saco al personaje de José María lo más sensible. Él es como Johnny Bravo, todo grandote y bueno. La verdad es que es un excelente compañero. No lo conocía más allá de la televisión, pero me pareció muy compañero y filmar con él, fue un placer.

-Hay algo que no puedo contar, pero ojalá salga la segunda parte.

-Muchas propuestas diversas, aunque interesantes todas. ¿El factor económico es esencial?
El factor económico es importante porque yo vivo de esto pero tampoco es algo que si no me cierra, no lo hago. Hay muchas cosas que no me dan dinero pero me gusta el desafío o la propuesta y las termino aceptando. Yo paralelamente tengo mi escuela de teatro que se llama “La frontera” en Vicente López y ese es mi sostén diario; pero sí es importante para mi vida porque no tengo un marido que me mantiene. Tampoco dejo de hacer nada porque sea poca plata.

“en la actualidad se escribe de una forma donde ya no hay villanos como antes. Como que cada personaje tiene lo suyo, lo bueno y lo malo.”

-¿No quedar en un casting qué te genera?

-Hay veces que se me cae una lágrima un segundo y ya después me olvido. Muchas veces ni te dicen no quedaste pero te enterás por tu manager. Es un lindo gesto que te agradezcan participar de un casting aunque no hayas quedado. Pero es así. Es parte de todo. Tengo muchos años de terapia (sonríe).

-Para muchos no estar en tele, es no existir.

-Lamentablemente es así. Que alguien te diga “hace mucho que no estás en la tele” y en realidad estoy haciendo mil cosas en teatro, cine o miniseries para el exterior; te genera una mala sensación. Si un abogado está con pocos casos, nadie se lo dice. Y al actor sí. Hay que estar fuerte. Porque te podés sentir mal, fracasado, acabado, que sos mal actor. Ningún abogado se piensa malo por tener pocos casos, el actor sí. Yo empecé muy famosa en “Rebelde Way” y ahora ese nivel de popularidad bajó porque esa intensidad solo te la da la televisión.

-Tu relación con Rosario, de donde sos, es muy fuerte, vas seguido.

-Soy de ir siempre. Estuve en pareja dos años y medio con un chico de allá y empecé a viajar mucho más seguido que desde que llegué a Buenos Aires a mis dieciocho años. Ahora que me separé, iré cada tanto. Pero al estar en pareja con un chico de allá, afiancé nuevamente relaciones con mis primas, con mis padres que ya están más grandes, tengo a mis gatas. Rosario me acompaña siempre y cuando tengo un tiempo, no puedo dejar de ir.
Una relación a distancia es difícil.Fue muy fuerte y hasta me replanteé todo, volverme a Rosario, vivir allá y dedicarme a ser coaching ontológica, que estudio desde hace dos años, pero sabía que iba a dejar de ser yo. Tuve un año de terapia, lloré mucho; pero creo que fue lo mejor. Yo no sabía cómo me podía llegar a ir de nuevo en Rosario y tampoco le podía pedir que venga a él porque tiene su vida allá. Los dos íbamos a dejar de ser quiénes éramos. Ahora estoy en paz y dedicada a mi carrera.

Foto: Maxi Casalia
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