En su placard se esconde la puerta de Narnia, sin embargo, la joven y bella Florencia Prada decidió transitar el camino del arte por la periferia. Alineada con el teatro independiente y a punto de recibirse de Licenciada en Actuación, la actual bailarina de “Este es el show”, fantasea con hacer cine y va por todo.
En esta nota, conoceremos a la interesante mujer que se esconde detrás de la parafernalia de “ShowMatch”. En su haber, Florencia Prada Duhagon tiene muchas profesiones, porque su belleza natural y exótica la convierten inmediatamente en modelo y sus estudios en actriz, bailarina y cantante. Tiene en su apellido –es la hija del Chato Prada, productor de Ideas del Sur– la llave que abre todas las puertas del medio, sin embargo, tiene la conciencia y el respeto por el arte, que casi nadie de su círculo laboral posee. Claro, ella quiere trascender en su pasión y no ser una mariposa de paso. Con mucho camino recorrido en el teatro independiente y algunas participaciones en cine, esta inquieta mujer plantea un tiempo de estudio y análisis, para dar la gran estocada en el segundo semestre del 2015. A punto de irse a recorrer Europa, sabemos que su salto será definitivo y exitoso.
Quería conocer a esa chica que pudiendo todo, está agazapada en el medio esperando su oportunidad…
Exacto. Puede ser que así sea. Mi sueño es convertirme en actriz de cine y teatro. Y desde hace un par de años me concentro en ello. Soy muy dramática y me siento cómoda en las obras menos vistosas, pero la comedia también me divierte. Y sobre todo amo el cine, los tiempos del cine, repetir escenas, estar ahí, ver los diferentes planos, hablar con el director. Soy una apasionada de la actuación.
¿Todavía no te llegó la propuesta que te haga dejar todo?
Todavía no, pero no porque yo sea exigente. Todo lo contrario. Tal vez por prejuicios o porque no sepan que me formé en una Universidad, que estudié muchos años canto, baile y actuación. Pero la verdad es que no. Pocas veces me llamaron.
Quien mire tus fotos te llama y quien te conozca en persona, te contrata de una.
(Sonríe) Mi apellido no me juega a favor. Esa es la verdad. Sí saben quién soy y todo, pero no la formación que tengo. Mi objetivo ahora es irme de viaje, volver y empezar a llamar, a mostrarme, ir a castings. Que me conozcan en persona, no por lo que ven en la tele.
“Amo mi trabajo, amo trabajar y disfruto mucho. Pero es eso, mi trabajo. Mi forma de bancarme. Como muchos hacen otras cosas para mantener sus carreras o sus sueños, yo bailo.”
Acá es donde comienza la autogestión, sobre todo en un país que produce poco…
Totalmente. Por eso últimamente nos juntamos con amigos o colegas a generar proyectos. Ahora estoy ensayando con el grupo La Puñalada y una amiga mía, un nuevo concepto de música, que es hacer unos poemas de Borges y otros autores en formato rap. Los ensayos fueron maravillosos y la onda que se generó en vivo fue increíble. Por ahora todo chico, presentaciones en vivo para pocas personas pero se generó lo que a mí me gusta que se genere con el arte. Y estamos cerrando otra fecha. Son esas pequeñas cosas que te gratifican. La búsqueda en esta profesión suma y te hace más fuerte.
Te noto como tímida a la hora de contestar…
Porque soy muy respetuosa con todo lo que sea arte. No puedo ir por la vida diciendo “soy actriz”, “soy cantante”, “soy bailarina”, porque lo haga en tele o ante cien personas en un teatro. Hay cantantes que están a un abismo mío. Entonces tengo que ser cuidadosa con las palabras. Me estoy formando. A futuro me gustaría componer, pero estoy lejos.
Tu look da soul…
Amo el soul, el jazz y el blues (sonríe). De hecho tengo ese registro. Y aunque soy muy ecléctica con los gustos, escucho desde No te va gustar hasta Los Rolling Stone. Muero por Nina Simone, Ella Fitzgerald, Amy Winehouse y Norah Jones.
Tenés todas las vidrieras del espectáculo a tu disposición, por qué no utilizarlas. Viste que dicen “cuando la dicha es buena…”
Si hubiera un “Cantando” ahora re iría (se entusiasma). En su momento no me sentía segura y la verdad que ir a dar lástima, no me parecía. Y el “Bailando” no es lo que quiero para mi vida. Me divierte, lo consumo, pero no me veo ahí. No soy amante de exponer mi vida privada. Haría un personaje, pero la verdad es que prefiero pasar de eso. No soy peleadora, soy buena onda, aunque soy brava.
No te imagino peleando con nadie…
¿No? Pero tengo mis humores y no me callo las cosas (se pone seria). El año pasado ya tuve un cruce que no me gustó y paré. Lo que sucede es que entrar ahí es entrar en el juego, donde te pinchan y terminás explotando. Igual no está en mi deseo. Mi búsqueda va por otro lado.
Participaste de una obra en Carlos Paz… ¿qué recuerdos te dejó?
Fue una experiencia muy linda, pero no estoy acostumbrada a ese tipo de teatro. El de comedia de puertas y gags. Lo mío siempre fue más de construcción, de investigación escénica. La cuarta pared de la que tanto se habla en teatro. Pero fue una experiencia única. Un trabajo intenso porque era de martes a domingos, dos funciones los viernes y sábados y yo tenía que saber el papel de todas porque era el reemplazo natural, aunque hacía una pequeña participación. Pero todas las noches con seiscientas personas enfrente, micrófono y todo el show, no es fácil (se entusiasma). Pero claro, no era lo mío (se aflige) y entendí que no me identificaba con ese estilo. Cero prejuicio, pero me sirvió para definirme (reflexiona).
Con esta charla, además de mostrar tu radiografía, le abrimos la cabeza a muchos…
Amo mi trabajo, amo trabajar y disfruto mucho. Pero es eso, mi trabajo. Mi forma de bancarme. Como muchos hacen otras cosas para mantener sus carreras o sus sueños, yo bailo. Que es como trabajar en casa con gente a la que conozco hace mucho y quiero mucho.
A punto de cumplir treinta años, Florencia Prada Duhagon mantiene la humildad de aquellos que todo le costó en la vida. Y lejos de chapear con su entorno, ese su espontaneidad, simpatía y belleza, que le dan una identidad única. Enemiga del gimnasio pero amante del yoga, la meditación, el budismo y la familia; asume su pasión por el teatro, al que va con amigos y colegas; mientras que al cine va sola. “Siempre que puedo y tengo tiempo me voy al cine sola. Soy habitué del Cinemark de Palermo y amo ir al Cine BAMA donde dan películas más alternativas. La vez pasada vi “Ave Fénix”, del director alemán Christian Petzold y me voló la cabeza. De las últimas me enloqueció “Birdman”.
Leí por ahí que eras muy familiera…
Sí, total. Soy muy familiera y muy buena anfitriona. De saberme todos los cumpleaños, llamar, invitar, comprar regalos. Me gusta que vengan a casa y cocinarles. Y aunque ahora estoy sola y disfruto mucho de la soledad, me encanta estar con mi familia y amigos.
A punto de cumplir treinta años, Florencia Prada Duhagon mantiene la humildad de aquellos que todo le costó en la vida. Y lejos de chapear con su entorno, ese su espontaneidad, simpatía y belleza, que le dan una identidad única.
¿Vi en tu Facebook que tenés una bisabuela que cumple ahora 100 años?
Sí, una ídola. Será una fiesta en el campo increíble. Disfruto mucho de mi familia. Mis dos abuelos son referentes en mi vida. Además tengo un hermano mayor y mis padres.
¿Desde siempre tuviste relación con los medios?
No, para nada. Mis padres me tuvieron a los veinte años, así que pasé una infancia común, como la mayoría de los chicos, con la televisión totalmente ajena. Mi papá trabajaba en un banco y estudiaba comunicación en la UBA. Pensá que tenía veintipico de años cuando yo era una niña. Muy chico. Pero sí en mi casa siempre hubo arte. Mi papá dibuja muy bien y mi abuela es artista plástica.
Era como inevitable…
La verdad que sí. Desde que tengo uso de razón quise actuar. Recuerdo de ver todo el tiempo Xuxa. De ponerme a actuar y bailar frente al espejo. También era fanática de “Jugate conmigo” de la época del Chino y Luciano Castro y después ya con diez, veía “Amigovios”.
Estabas destinada, sobre todo cuando tu papá se hizo fuerte en el medio.
Sí, pero de grande fue el drama. Cuando me anoté en el IUNA me agarró una crisis existencial con respecto a todo. Te comienzan a surgir miedos, que te evalúen por algo que es tan personal y subjetivo, te moviliza. El trabajo de mi papá es su trabajo, a mí me da igual. Yo entré al IUNA cuando él ya estaba en auge, pero no incide en nada mío. Lo mío va más por otro lado.
Recuerdo de haberte visto en la obra de Juan José Muscari…
Eso sí me identifica y me gratifica (sonríe). Con José hicimos “Feizbuk Teens”. Una experiencia inolvidable. De esas que te marcan. Porque es en ese estilo de obras que ponés la piel, dejás todo y no te llevás nada a nivel económico. También hice la obra “Todos los secretos”, donde hacíamos de costureras del 1930. Y más acá hice “Yerma” de García Lorca en el Centro Cultural San Martín; fuerte.
Ahora te perdemos un tiempo…
No, al contrario (sonríe). Me voy a Europa solo dos meses. Sin nadie. Es un viaje que me debía hace mucho. Andaré por Madrid, París, Roma, Londres y Ámsterdam. Me voy a ver todos los teatros que pueda, los conciertos que den y vuelvo el 24 de agosto. Hasta fecha de regreso tengo (se ríe). Si cuando vuelva, me aceptan, seguiré en “Este es el show” pero ya con otra cabeza. Rendiré las dos materias que me quedan y me recibo, así puedo hacer la residencia que es una obra de teatro. A mi regreso será una nueva vida (sonríe).