Estamos en un salón del hotel Sheraton de la capital cordobesa y, si bien resulta tentadora la merienda desplegada a escasos metros, un verdadero imán para los periodistas, nos avisan que un tal Juan Pedro Lanzani (Peter para el palo y pico de seguidores y otros cuántos amigos más) está listo para recibirnos.
La nuestra será la última nota que dará antes de subirse al avión que lo llevará a la ciudad de Mendoza para seguir girando con la película. Lo lógico de esperar es que el actor se encuentre cansado luego de una larga jornada de encuentros con la prensa donde se calcarán preguntas del tipo: ¿Cómo te preparaste para el papel? ¿Qué significa trabajar con Francella? ¿Cómo es Trapero como director?, ¿Cómo estás con Violetta? etc, etc, de las que obviamente tampoco seremos tan originales de eludir, a excepción de la última. Sin embargo, Peter saluda como si recién saliera de un spa o, dicho de un modo más varonil (aunque no adecuado a estos tiempos), porta el relax del que termina de jugar al fútbol con sus amigos y ahora se encuentra tomando unas birras repasando el partido. Por un momento, me olvido de quién tengo enfrente: del galancito de Casi Ángeles, del novio de Martina Stoessel, del pibe que debutaba en Chiquititas o que era nieto de Mirtha en la ficción. Su reciente caracterización como Alejandro en un personaje central de la película echa por tierra cualquier tipo de asociación. Le digo que su papel le llegó quizás en un momento crucial de su carrera, cuando empieza a probarse el traje de otras exigencias. Asiente y responde: “llegó en un buen momento, tuve que pelear muchísimo por el personaje, pasé por casi siete castings pero sabía que había algo en el papel que podía hacer. Más la pasión que tengo por el cine, me incrementó y me alimentó muchísimo más, pero sabía que si tenía la oportunidad como la tuve, iba a dejar hasta lo que no tenía para tratar de componer lo mejor posible el personaje y quedarme contento con haber podido cumplir con las expectativas, por lo menos, de mí mismo”.
-¿Sentías que por venir de otro palo debías rendir más?
-Eso es lo que cada uno puede pensar de mí, no voy a renegar jamás de los laburos que hice y hoy en día tengo la experiencia, el oficio y el laburo, sé lo que sé gracias a todo eso. No dejo más o menos para compensar a los que quieran verlo, dejo todo lo que tengo en cada proyecto que hago, porque es la única manera de crecer y de exponerse al máximo.
-De igual modo, parte del crecimiento es derribar prejuicios y etiquetas…
-Y cada uno del prejuicio puede pensar lo que tenga ganas de pensar, no me engancho con eso, mis laburos los agarro y los hago para salirme de mi propio eje, y seguir creciendo, buscar más profesionalismo, mayores desafíos en la actuación, crecer en lo personal me parece que va más por ese lado. Si te ponés a pensar de gustarle o caerle bien a todo el mundo, ahí es donde empezás a perderte y perder la cabeza con razón.
-Ya que mencionás la cabeza, ¿Cómo preparaste la psicología de un personaje tan complejo?
-Sí, la verdad que fue muy complejo, Pablo (Trapero) a partir del año 2012 -cuando estaba terminando de filmar “Elefante Blanco”- empezó a hacer un estudio muy grande sobre el caso (el clan Puccio) y a recuperar información. Cuando tuve la suerte y el esfuerzo de quedar me pasó toda esa información y la analicé, la escribí, la subrayé, la reescribí, después busqué por mi lado, leí libros hablando puntualmente sobre la psicología de Alejandro, vi su partido de rugby me junté con gente que lo conocía antes del año 82, con los que lo conocieron después, como para tener puntos de vistas de todos lados y, en base a eso, tener una raíz bastante compuesta. Hasta tratar de justificar el personaje para luego estar permeable cuando Pablo me tenía que dirigir o dar una marcación en el set, poder de alguna manera u otra, hacer lo que él quería en base a lo que venía componiendo.
-El asunto habrá sido a la hora de desenchufarte y volver a tu vida, tratar de despegarse de una composición tan escabrosa…
-Me era muy difícil, aparte nos pasaba que muchos de los rodajes eran de noche, filmábamos hasta las cuatro o cinco de la mañana, llegaba a las cinco, cinco y media a mi casa y hasta las seis y pico no pegaba ni un ojo. Encima me quedaba preparando las escenas para el otro día que no había ni una escena fácil para pasar desapercibida. Traté también de laburar ―junto con Pablo y Guillermo (Francella) ― con el detalle del detalle, entonces quizás hay escenas que uno aporta un granito de arena o una mirada que después cobra fuerzas sobre el final de la película. Entonces todo se sustenta con todo.
Si te ponés a pensar de gustarle o caerle bien a todo el mundo, ahí es donde empezás a perderte y perder la cabeza con razón.
-¿Qué crees que va a pasar ahora? El éxito ya está descartado (al cierre de la edición la película marcaba un hito histórico de público)…
-Trato de no llenarme de muchas expectativas, ya con haber hecho la película y estar en un set con estos dos animales para mí es un sueño más que cumplido. Lo que pueda llegar a venir después es yapa, la verdad que estamos teniendo críticas y comentarios súper positivos y es muy lindo porque todos sabemos que tanto el equipo técnico, los productores y los actores sabemos que fue un esfuerzo enorme que hicimos por esta película. Nos deja a todos físicamente y energéticamente muchísimo, entonces que vengan comentarios tan buenos y positivos son un mimo al alma. Nos venimos enterando de cosas positivas como entrar en el Festival de Venecia. Y yo con veinticuatro años hacer una película con Guillermo y con Pablo, que encima el director del jurado del festival sea (Alfonso) Cuarón ya está, no quiero hacer nada más (risas).
-Tu vida fue siempre de tirarte a la pileta y a veces sin agua, todo esto se suma a un año por demás vertiginoso, filmar, estrenar y presentar la obra de teatro “Equus” donde te la jugaste y hasta ponés el cuerpo, literalmente, en el personaje…
-Sí, es una obra súper compleja más bien desde lo actoral, lo del cuerpo literal, sí obviamente sucede, pero la escena no pasa por ahí, es como tan fuerte la escena que la distracción va por otro lado. Es una obra muy compleja, más hacerlo en las tablas en vivo, todos los días de jueves a domingo como lo estamos haciendo (en el Galpón de Guevara de Capital Federal) pero tuve la suerte de tener un compañero como Rafa Ferro que es un sostén, es un pilar enorme. Para la obra es un inmenso actor, con la dirección de Carlos Sorín. En suma, es un personaje súper complejo que traté de abordarlo lo mejor posible, Carlos me ayudó muchísimo, Rafa también y con el laburo de todos la vamos encontrando. La obra también da para que sigas buscando y buscando todo el tiempo y que siempre esté mejor cada día.
-Cuando viste la obra original en Broadway te dieron ganas de producirlo, pero ¿Sabías en ese instante que ese personaje ibas a ser vos?
-Era un personaje súper complejo por interpretar, pero me pareció un lindo desafío para afrontar y tratar de estar a la altura. Ya estar parado haciendo esa obra es un desafío enorme y un incentivo para decir “bueno vamos”. Toda la vida me basé en los desafíos y mi carrera también se basa mucho por ahí, y me parece que ese es el camino, agachar la cabeza, seguir para adelante, buscar desafíos y tratar de seguir creciendo tanto en lo profesional y en lo personal. Eso es más importante que engancharse con lo que puedan llegar a decir o no, o si gusta o no, si uno hace lo que hace por una pasión eso es lo esencial. Además, la obra habla sobre las pasiones.
-A pesar de tu cantidad de seguidores ¿Qué te provoca que te descubra otra gente?
-Es alegría, también es un mimo de la gente, es un poco de reconocimiento por el laburo, trato de componer el personaje para contar historias. En algunas, la gente se va identificar, en otras no tanto, en algunas va a sentir empatía en otras no. Tratar siempre de dejar un mensaje. El apoyo de la gente siempre es sumamente importante y voy a estar agradecido por el resto de mi vida, porque ellos son realmente los que están ahí y van a bancar las obras, las películas o se sientan a la televisión a ver las tiras.
-Además de tu naturaleza talentosa y que hace foco en el perfeccionamiento y el estudio constante, sos una persona sumamente optimista. Imagino que después de todo esto que estás cosechando estarás redoblando la apuesta, ¿Verdad?
-Siempre, pero no lo sé todavía, tengo un año bastante arduo. Ya estoy pensando en algunas cosas que tengo ganas de hacer o proyectando para el futuro. Para el año que viene con la mentalidad de forzarme a cumplir metas, de hacer lo que tenga ganas de hacer, y que me haga feliz. De tratar de superarme constantemente, si tiene que ser