El péndex en sus cuarenta
Para presentar a Pablo Rago puedo empezar diciendo que es el chico de la tele, o nombrar sus personajes de culto como “Lucho”-el novio romántico de “Clave de Sol”-, el “Péndex”- amigo de Carlín en “Amigos son los amigos”- o el alumno rebelde en “Inconquistable Corazón”; que fiel a sus sentimientos iba tras una profe como Paola Krum (en la ficción y vida real). Eso fue tan sólo el comienzo. Ni si quiera estoy mencionando su interpretación preferida que fue en la serie “Mosca y Smith” o su faceta de conductor en TVR, es difícil sintetizar 40 años de trabajo. Pablo comenzó a los 4 años y hoy tiene 44, nunca paró y sus incursiones abarcan desde una película ganadora de un Oscar como “El secreto de sus ojos” a su reciente estreno: “El jugador “de Dan Gueiler, opera prima del director.
Pablo apuesta grande, asume riesgos y hace lo que realmente “le copa” (en sus propias palabras). “Me gusta acompañar a los directores nuevos para que hagan muchas películas más, en esto no importa la plata sino lo que te llevas de la experiencia”. Con la excusa perfecta de presentar este nuevo aporte al cine nacional como es “El jugador”, proyecto en el que su personaje es contrapunto del interpretado por Alejandro Awada, entrevistamos al eterno Péndex que nos invitó a bucear en sus cuatro décadas de carrera. Sus abriles no se notan, tiene la misma frescura de un adolecente y físicamente luce impecable. Con análisis y anécdotas imperdibles, y la pasión exultante cuando habla de actores directores y de su gran amor “la tele”, vaya a modo de homenaje de Random en una entrevista a un chico joven de carrera grande.
¿Qué fue lo que más te sedujo para aceptar hacer “El jugador”?
Lo primeo que me llamo la atención es que ya casi estaba confirmado Alejandro Awada. El año pasado Alejandro tuvo un ano extraordinario con la serie “Historias de un Clan”. Es alguien con quien ya había trabajado y volver a encontrarme fue muy lindo. Después, más allá del guión que me gustó, quería colaborar con este pibe que la tiene tan clara que apuesta por mí (risas). Él (Dan) como director mostró gran sensibilidad y maestría para manejar un equipo que fue como un “Gran hermano”. Imagínate que estuvimos conviviendo un mes y medio dentro de un hotel, filmando diez horas adentro de una habitación, doce personas, con todo lo que eso significa. El roce, el calor, el mal humor.
Después de aquel personaje en “El secreto de sus ojos” lograste romper con un estereotipo, se vio otra faceta tuya en la actuación…
Totalmente, para mí el cine es un espacio muy nuevo. Ahora estoy filmando mucho, este año ya filmé dos películas y es como que le encontré el gustito. Es donde me siento cómodo y siento que ahora me respetan. Antes era el pibe de la tele y ahora cuando estoy con personas más chicas que yo me admiran y me copa mucho. Y trabajar en cine me emociona. Te cuento una que me pasó en “El secreto…”, con Ricardo (Darín) ya habíamos trabajado en tele en el 83 y cuando el primer día estábamos chequeando como había quedado la primera escena, lo miraba a Ricardo y le metía piñas en el brazo diciéndole: ¿No puedo creer que esté filmando con vos de nuevo? Y me pasa mucho cuando encuentro compañeros que hemos trabajado en la tele y pasado mil como (Diego) Peretti o Pablo Echarri y siguen vivos, está todo igual. Son compañeros reales a la hora de actuar, no se creen divos. Ninguno se cree más que nadie a la hora de actuar.
¿Cómo llegaste a esta película bisagra en tu carrera?
Fue algo muy curioso, Campanella cuando me elige no me tenía de “Clave de Sol” ni de “Pelito” porque en esa época él había vivido en Estados Unidos, o sea que no conocía esa faceta mía. Me ve en una obra de teatro dirigida por Norma Alejandro y me llama para hacer “Vientos de agua”. Después, un día estando con Campanella y (Eduardo) Sacheri le pregunta el escritor: ¿Por qué había pensado en mí para Morales? mi personaje en “El Secreto…” si en el libro dice que tiene ojos celestes y es alto. Y Campanella contestó que había pensado en mi mirada en “Vientos de Agua” y de ahí le cerré. Es curioso que no había tenido en cuenta mi trayectoria de tele ni mi carrera para este proyecto.
¿Cómo se convive entre lo artesanal del cine y la inmediatez de la tv?
La tele está más automatizada, vos vas a filmar y sabés cuánto vas a hacer en el día, es como fichar en una oficina, el cine conserva algo más artesanal y ni hablar el teatro. El teatro es mugre, es ensuciarse para encontrar el personaje. Pero a partir de “El secreto…” tuve la suerte de recibir muchas propuestas, no internacionales por que no las busqué y tampoco las estoy buscando, nunca pensé en irme. Ahora que vinieron españoles en la película con Peter Lanzani “Sólo se vive una vez” me pasa que no me reconoces y eso me hace sentir alagado. Lo único que me preocupa es que Julia Roberts no me reconozca (risas), porque viste que hizo la versión de Estados Unidos.
Con cuatro décadas de carrera, ¿Se te ocurrió ir por el lado de la dirección o escribir?
Lo mío es la actuación porque soy un vago en realidad, dirigir es demasiado trabajo. Que vengan 40 personas a preguntarte cómo hay que hacer una cosa y manejar un equipo es difícil. Pero me gusta mucho la dirección, colaboro con el director en las películas. Yo propongo, si lo aceptan y funciona queda y sino todo bien. Yo estudié guión, tengo muy claro de estructuras y mucha experiencia. Trabajé mucho con (Juan) Leyrado que sabe manejar los tiempos, con (Carlín) Calvo que sabe rematar chistes, sólo estudié teatro con Raúl Serrano y el resto lo aprendí de mis compañeros.
Depende mucho del tempo y la intuición del actor, además de la mano del director, ¿Verdad?
Totalmente, para mí el director es mi papá, yo tengo que hacer mi camino pero el tipo me tiene que guiar para donde. He pasado situaciones con Juan José Jusid, un director de la p… madre que me ha frenado y separado del elenco, y me ha dicho “hace lo que yo te digo y va a estar bien”. Ejemplo, que hable más lento y de esa forma consiguió cosas muy buenas de mí que ni yo sabía que las podía dar. En esto no hay que enojarse, soy de aceptar otro tipo de miradas.
En “Noche y Día” tuviste la oportunidad de encontrarte con una ex “Clave de sol”…
Sí, con María Pía (Galiano) siempre estuvimos en contacto salvo el tiempo que ella vivió en Europa pero cuando volvió ya estaba Facebook y nos volvimos a encontrar todos. Y cada vez que nos reunimos tenemos 16 años posta. Hacemos los mismos chistes, nos relacionamos de la misma manera.
¿No se perdió ninguno en el camino? ¿Ni Leo Sbaraglia?
Bueno, ahora Leo es una actor (risas) muy serio pero con María Pía nos amamos desde muy chiquitos. Fui su primer beso en la vida real, incluso lo dio en la ficción, tenía 15 años.
¿Cómo resumís tu paso por TVR?
Fueron cinco años hermosos, siempre soñé conducir ese ciclo, sentía que tenía buenos aportes para hacer. El primero y segundo año yo estaba también muy crítico conmigo mismo y me sentía un poco incómodo por la agresión de la gente en las redes sociales que suponía que yo estaba apoyando al gobierno de aquel entonces, como si mi carrera hubiera empezado ahí. Entonces fue como comenzar una carrera de nuevo y me mostrara como conductor. Y Gabriel (Schultz) fue un amigo del alma, me dejó hacer lo que yo quisiera, me hizo sentir bien, sabía que chistes hacerle para molestar y la pasamos muy bien con él.
¿Te ganaste enemigos en aquel momento con toda esa situación de intolerancia?
No para nada, sólo una vez en Punta del Este saliendo del hotel Conrad con mi hijo había una familia y el hombre de esa familia me dijo que “ese no era un lugar para mí”, como si era él fuera el dueño, encima estando en otro país, cualquiera. Después volví a pasar delante de él con mi hijo para encararlo para ver si me decía algo de nuevo, pero no lo hizo, la familia lo hizo callar y ahí quedó. Después con mi hermano si bien no nos dejamos de hablar pero nos hemos insultado, nosotros hemos sido siempre peronistas y ahora mi mamá dice que “Macri es peronista” (risas). Le digo, “bueno mama está bien”. Y por otro lado en mí apareció una discriminación, entre los que son egoísta y los que no lo son. Además hubo gente que la pasó muy bien en esos diez años y gente que está mejor ahora. Mi mamá dio vuelta toda su vida para tener una jubilación, ahora la tiene y lo votó a Macri porque la cadena nacional le pisaba la novela que veía (risas). Así que con eso viví un momento muy especial. Reveló una parte de mí que es la parte política y de tomar la decisión de decir lo que pienso que está bueno. En cuanto a los colegas, lo que pasó fue que por primera vez nos sentimos representados. Cuando yo era chico trabajaba 10 o 15 horas y a nadie le importada, ahora sí se cumplen las reglas. Un menor no puede estar más de tres horas, se respeta el descanso. Después se dijo que iban a desaparecer un montón de programas como el de (Jorge) Lanata, TN y los que desaparecieron finalmente fueron 678, Duro de domar y TVR.
¿Hubieras seguido en TVR?
Yo quiero que siga TVR aunque no esté yo, me gusta TVR como programa y más con todo lo que está pasando hoy. Obvio si me llaman, vuelvo de cabeza.
¿Volverías a una tira diaria?
Para mí la tele es lo más, pasa que tengo que encontrar algo que me cope, en cuanto a la historia y los compañeros. Imagínate que son ocho horas de trabajo de lunes a viernes en la que estás obligado a relacionarte con gente con la que por ahí no son tus amigos y que tiene que representar a tu papá, tu amigo o tu esposa y que puede no caerte bien pero que sin embargo tenés que actuar con él. O sea, los compañeros son fundamentales para mí, mi representante por ahí me quiere matar. En este caso elegí “El jugador” porque estaba Alejandro (Awada) y he dejado pasar otros porque no me siento cómodo. Mi representante me dice: “te hago sentir cómodo a patadas pero aceptemos esto que es buena plata”. Pero no puedo, porque no me da ganas de ir, llego tarde, me boicoteo a mí mismo.
Ahora se está haciendo de nuevo “La Banda del Golden rocket”, ¿Si te ofrecen hacer una secuela aceptarías?
Me gustaría, pero tendría que estar muy buena la historia. Estaría bueno contar lo que nos pasó a nosotros en la vida real, uno es médico muy groso del hospital Fernández, una de las chicas es psicóloga y la otra psiquiatra, otra ama de casa por nombrar algunos.
Si tenés que hacer un viaje al caribe y te proponen ir con una sola persona. Y que elijas entre (Adrián) Suar, Carlín o (Juan José) Campanella. ¿Con cuál vas?
Con Suar no sabés lo que es, lo más divertido que te puede pasar, he estado en escenas donde te atragantás de la risa. Con Adrián nos conocemos desde chicos, antes de “Clave de sol”. De hecho, él me avisó que había un casting porque volvía “Pelito”, pero después me entero que no volvía “Pelito” sino que empezaba “Clave de sol”. No nos vemos ni nos llamamos seguido pero cuando sucede nos amamos.