Diego Kolankowsky no es un excéntrico adinerado, sino un empresario exitoso que tiene en su ADN la clave del éxito: tratar bien a las personas y hacerlas sentir cómodas, mostrándose tal cual es. Y esto lo hace vivir con una tranquilidad impensada y con una frescura adolescente irreverente. Lo que hace le sale bien, estudio previo y análisis de esos que hacen aquellos que tiene una sensibilidad de gestión particular. De la nada, terminó configurando el noticiero del mediodía de Telefe con picos de rating allá por el año 94, puso al aire “Zoo” junto a Juan Castro, craneó junto a Luis Majul, “La Cornisa”, con el que ganó un Martín Fierro, entre muchos otros; y más acá en el tiempo, le dio vida a FM Delta, radio de música electrónica; y dirige la web “Hace instantes”. Un hombre de medios, que sólo produce sus ideas.
“Yo arranqué en el año 93 en el noticiero de Telefe haciendo las traducciones de las noticias del inglés al castellano. Llegué por medio de mi hermana Diana (productora de Lucho Avilés) que me recomendó. Pero fue una época dura donde no tenía un peso. A la entrevista llegué caminando. Desde Ramos Mejía, donde vivía, hasta San Cristóbal, donde estaba el canal y me esperaban en un bar. Veinticuatro kilómetros y medio. Yo había dejado de estudiar y mis padres me habían soltado la mano en lo económico. Me preguntaron si sabía inglés, les dije que sí y me pidieron que vaya al día siguiente para una prueba. Pero mirá lo que es el destino que mi prueba fue horrible pero ese mismo día, la que hacía mi trabajo renunció. Era yo o nadie. Y quedé (sonríe)”“Yo arranqué en el año 93 en el noticiero de Telefe haciendo las traducciones de las noticias del inglés al castellano. Llegué por medio de mi hermana Diana (productora de Lucho Avilés) que me recomendó. Pero fue una época dura donde no tenía un peso. A la entrevista llegué caminando. Desde Ramos Mejía, donde vivía, hasta San Cristóbal, donde estaba el canal y me esperaban en un bar. Veinticuatro kilómetros y medio. Yo había dejado de estudiar y mis padres me habían soltado la mano en lo económico. Me preguntaron si sabía inglés, les dije que sí y me pidieron que vaya al día siguiente para una prueba. Pero mirá lo que es el destino que mi prueba fue horrible pero ese mismo día, la que hacía mi trabajo renunció. Era yo o nadie. Y quedé (sonríe)”
-¿Alguna persona que te haya ayudado para forjar tu camino?
-En ese mismo tiempo, entró al canal una de las pocas personas que me enseñó en el medio: Juan Castro (se pone serio). Juan tenía cuatro años más que yo y comenzamos a trabajar juntos en el noticiero de Telefe que hacía 30 puntos. Y yo sin que nadie sepa, le producía sus columnas que de verdad tenían mucho impacto. Recuerdo que en la revista Gente salió el “Boom del toples” y yo tuve la idea de llevar cuatro chicas en toples al centro para hacer una nota. Terminamos todos presos (se ríe), pero literal. Las cuatro chicas, Juan, el camarógrafo y yo. Pensé que me iba a echar a la mierda y el gerente ese mismo día me pasó a Producción.
“Recuerdo que en la revista Gente salió el “Boom del toples” y yo tuve la idea de llevar cuatro chicas en toples al centro para hacer una nota. Terminamos todos presos” (se ríe)
-¿Cuántos años tenías?
-Eso fue a los diecinueve. Una etapa muy sufrida pero que salió bien. Era muy chico para estar en ese mundo tan competitivo, pero ya estaba acostumbrado. Como mi viejo a los diez años ya vivía solo, hizo lo mismo conmigo. Y yo a los once años ya me quedaba solo en mi casa de Ramos Mejía todo un fin de semana porque ellos se iban al campo de unos amigos. Lo veo con mi ahijado que tiene once años y me parece una locura. A lo que iba es que siempre me pasaron cosas locas a corta edad.
-Tuviste tu paso como productor ejecutivo…
-Sí, a los 20 años luego del Mundial 94. En la conferencia de prensa de Diego Maradona donde dijo “me cortaron las piernas”, yo estaba tirado abajo en el piso con el micrófono de Telefe. En ese Mundial bajé doce kilos y a la noche llamaba llorando a mi casa que me quería volver. Era el único que hablaba inglés y era ir a un restaurante con cien personas y organizar todo para todos. Una verdadera locura.
-¿Cómo surgió “Zoo”?
-Fue como por obligación. Sucedió que las columnas de Juan Castro en el Noticiero estaban teniendo tanto éxito que era inevitable hacer un programa propio. Lo hicimos dos años en Cable y luego pasamos a América con Dolores Cahen D’Anvers y Axel Kuschevatzky. Y con esa movida, para no irme, Telefe me pasa a productor general del Noticiero. Después, con veinticuatro años acepto un retiro voluntario y me fui a dar una vuelta por el mundo con unos amigos. Volví sin un peso y lo llamé a Majul para hacer un programa político agresivo. Era el 99 y aparecía “La Cornisa”.
-¿Terminó todo mal?
-Terminó. El formato es mío, el diseño de producción es mío, pero lo negocié muy mal porque era chico y me quedé sin nada. Yo terminé siendo un empleado del propio programa que creé. Pero me dio muchas alegrías. Me fascinaba la mezcla de información, arte, venta y competencia. Hasta que me cansó. Lo pagué con el cuerpo. Llegué a tener dieciséis programas al aire en el mismo momento. Mucho estrés.
-Te cansaste de los programas de forma rara porque en el medio seguís muy vigente…
-Me cansé de esa forma de trabajo. Por eso surgió una nueva radio, un programa de relojes y una web de noticias como “Hace instantes”. Compré una radio en decadencia como Cadena ECO y generé FM Delta, de estilo electrónica. Tardamos en posicionarla cinco meses. Fue un éxito. Estuvo Josefina Pouso, Horacio Cabak y Ale Lacroix desde el principio y ahora se sumó Toti Pasman y Esteban Prol. Me llena de orgullo.
-No me quiero ni imaginar tu colección de relojes, siendo tan fanático…
-No te creas. Mi colección es de dieciocho relojes. Que podrían reducirse a ocho si quiero. Son como las motos. Para qué tantas. Tenemos un solo culo, para qué muchas (risas). No soy vintage, de guardar esas cosas viejas porque las usó alguien. Me gustan las cosas nuevas y que estén nuevas.
“Historias con amigos conocidos tengo miles. Tengo el honor de haber sobrevivido un fin de semana en Cuba con Diego y Guillermo. Ir al boliche al que iban ellos en Cuba, fue lo más. Nos dieron el auto de la custodia de Fidel e íbamos por la calle y la gente nos veía y huía, se tiraba al piso. Era miedo por Fidel pero en realidad estábamos nosotros. Una anécdota linda con Diego fue un día tenía que venir a ´La Cornisa´, Boca jugaba no sé por qué a las doce del mediodía y me dijo: ´Termina el partido, me voy a mi casa de Moreno y vuelvo´. Yo sabía que no iba a volver entonces lo fui a buscar a la cancha y lo traje directo a mi casa. Primero llegó la seguridad y luego él con dos cajas de Gatorade azul, porque era lo único que tomaba (sonríe). Su entorno eran dieciocho personas metidas en mi casa de cincuenta metros cuadrados; entre el doctor no sé, el masajista tal y todos tomando Gatorade azul durante seis horas”, confiesa entre risas.