En revista Random se vienen mostrando diversas celebraciones populares de localidades de nuestro país, algunas de ellas se constituyen como Fiestas Patronales, una costumbre que pese al aglutinamiento de numerosos pobladores en las metrópolis que hizo disminuir la densidad de las mismas, se siguen realizando con el espíritu que fueron creadas.
Las hay multitudinarias y extensas en sus días de festejos y en los artistas convocados como también sencillas y emotivas como la que me tocó presenciar, casi de casualidad. Las fiestas patronales son un verdadero acontecimiento de celebración que centenares de poblaciones festejan cada año en nuestro país. En parroquias, capillas, en estadios, salones y en la calle misma con desfiles y procesiones donde la comunidad, ex residentes y turistas se unen en la fe para expresar la devoción a sus santos patronos que, en algunos casos, también le dieron el nombre a su comunidad.
En las fiestas patronales se expresa claramente la identidad del pueblo, su historia, sus costumbres, sus despojos y también su evolución. Sólo en la provincia de Córdoba hay más de 200 fiestas, algunas son organizadas desde la municipalidad y otras surgen de la voluntad de los vecinos o de un grupo minoritario de amigos.
El día 10 de febrero llegamos a la localidad de Agua de Oro y una joven en la secretaría de Turismo me dice con entusiasmo que al día siguiente era la Fiesta Patronal de la localidad. A la tardecita de ese miércoles 11 marcharían en procesión en el día de su Santa Patrona: la Virgen de Lourdes. Me sorprendió que no estuviera publicitado en ningún lado, es decir, que no hubiera carteles en los negocios céntricos o un propalador invitara a los vecinos. Tampoco había algún folleto indicando las actividades. En otras fiestas que asistí encontré incluso una grilla de festejos unos cuantos días antes de la misma. Por supuesto que no es necesario el marketing para estos fines, ni tampoco la multitud, el éxito para una iniciativa.
Ese martes 10, en un determinado momento de la tarde, tuve la imperiosa necesidad de conocer la Gruta de la Patrona. Preguntando a los transeúntes, el más eficaz GPS, llegamos a la misma en el preciso instante que comenzaba la Novena final, es decir, el rezo del Rosario durante nueve días previos en oración a la Virgen que se conmemora. Una vecina nos regala una vela y acompañamos ese hermoso momento. Finalizado el rezo del Rosario, en silencio cuatro hombres levantan la imagen de la Patrona y comienzan a descender por el camino de tierra, unas mujeres arrancan con el canto y nos sumamos. No sabemos hacia dónde vamos, intuimos que a la parroquia, distante a unas pocas cuadras del lugar. Con respeto decido sacar la cámara de fotos buscando inmortalizar el momento. De pronto, hay que subir la cuesta y tengo la necesidad de ayudar o de renovar a alguno de los vecinos o vecinas que van sosteniendo la imagen. En el preciso instante que agarro uno de los extremos del soporte de madera que mantiene la imagen de la Patrona, se apodera en mí un estado de profunda relajación, de inmensa paz que lo impregna todo.
” En las fiestas patronales se expresa claramente la identidad del pueblo, su historia, sus costumbres, sus despojos y también su evolución.”
Al día siguiente, tampoco encontramos indicios en ninguna parte sobre la Fiesta Patronal, quizás la misma ya estaba más que incorporada en el inconsciente de los habitantes. Un par de horas antes de la Procesión y posterior misa vimos pasar un par de gauchos a caballo vestidos para la ocasión. Rememorando, encontramos que estaba todo muy bien organizado, desde los niños “boy scouts” que encabezaban la procesión, las señoras que regalaban estampitas y velas, las agrupaciones gauchas de la zona, hasta un grupo de Cáritas que cocinaba empanadas. Si sabíamos apreciar los detalles, algunos ya estaban viviendo la celebración a su manera, rindiendo tributo sin realizar estridencias, simplemente con algo tan básico y esencial como la fe. Esa que reúne y moviliza sin intermediarios, imponiéndose incluso en una inolvidable y sencilla celebración popular.