Juan Del Barrio: Abuelos de todo

0
527

El célebre tecladista y compositor argentino, integrante de Spinetta Jade, Suéter y 3 Eléctrico –entre otros proyectos- vuelve a ponerse el traje que tanto lo representa: Los Abuelos de La Nada. En un repaso por giras inconclusas y la situación especial que impuso la pandemia, el músico habla sobre la complejidad de su profesión y la necesidad imperiosa del contacto con el público.

Juan habla con calma Zen, sin enojos ni rencores con la vida, pese a dos giras postergadas en grandes momentos de su historia musical, curiosamente con la ciudad de Lima como protagonista. La primera hace más de veinte años con la promesa de un recorrido por numerosas sedes y un público que crecía internacionalmente, y la segunda hace poco más de un año cuando se declararon cuarentenas y aislamientos en todo el mundo. La banda, pionera y significativa de la historia del rock y pop argentino. Situaciones análogas que obligaron a replantear todo, barajar y dar de nuevo, construirse y tocar siempre, jamás dejar de tocar. Del barrio responde con sapiencia y simpleza, teniendo en claro los conceptos más relevantes. Por algo, Miguel Abuelo lo llamaba el “padre de la sabiduría”.

El músico formó MIA (Músicos Independientes Asociados) en 1975, una cooperativa que representó el primer movimiento de rock independiente del país. Una plataforma creativa y la primera producción independiente argenta. Luego, integró Sr Zutano –una mezcla de jazz rock- un hasta que Luis Alberto Spinetta lo llamó para hacer Spinetta Jade y ahí su formación en el rock sinfónico pasó por el tamiz del inolvidable Flaco. Cuando recaló en la gran formación de Miguel Abuelo, Juan ya estaba listo para darle su impronta a la mítica banda.

El sábado 27 de marzo vuelven Los Abuelos de la Nada al teatro Ópera con todos sus grandes éxitos e invitados muy especiales. Y la gira luego continúa por el interior del país y otros países del continente. El set list del show desplegará todos los éxitos: Lunes por la madrugada, Cosas mías, Sintonía americana, Himno de mi corazón, Medita Sol, Ir a más, Chalamán, Zig zag, Mil horas, y muchas más. La vuelta de la histórica banda de Miguel Abuelo, vuelve con Gato Azul Peralta (hijo de Miguel en voz), Kubero Díaz (en guitarra y voz), Juan Del Barrio (teclados, sintetizadores y coros), Sebastián Peyceré (batería), Gringhi Herrera (guitarras), Jorge Polanuer (saxo), Alberto Perrone (bajo) y Frankie Landon (voz). Además, estarán Gustavo Bazterrica, Alfredo Desiatta y varios artistas invitados de los que grabaron en los nuevos lanzamientos.

Los Abuelos de la Nada vienen de presentar varios singles durante el 2020. A días de volver a tocar, Del Barrio dice que la espera es con mucha paciencia y trabajo, han invertido mucho tiempo en grabar versiones de clásicos de Los Abuelos con grandes invitados para este nuevo intento. “La música es un mensaje en una botella pero tiene que haber un receptor”, dice y expresa:


Los argentinos somos expertos en pasarla mal, nos hacemos daño y después heroicamente salimos adelante, se repite la historia.

-Los argentinos somos expertos en pasarla mal, nos hacemos daño y después heroicamente salimos adelante, se repite la historia. Cando surgieron Los Abuelos en los 80 fue un como signo de alegría, de libertad, etcétera; y en este caso esperemos que sea así, poder transmitir esa alegría, esa libertad, que son los símbolos de Los Abuelos, porque no hay un estilo particular que hayan destilado o se los reconozca por esa sonoridad específica, es muy heterogénea: hay pop, hay rock, hay reggae, hay baladas de amor…Lo que más identifica a Los Abuelos son los mensajes de alegría, de libertad y de buena música. Siempre dotada de grandes músicos.

Musicalmente fueron adelantados y pioneros, ¿Sentís que también fueron avanzados en celebrar lo diferente, incluso de otro palo e incorporarlo a la música?

Sí, totalmente. Bueno, justamente esta etapa es la de abrir el juego para otros músicos que son de otras generaciones por ahí, como decís, son de otro palo, pero todos caen rendidos ante los Abuelos de la nada. No lo digo desde la soberbia, sino desde lo que representan los abuelos de la nada. Para mí también, para todos. Entonces nosotros, de alguna manera, esta vuelta estamos con el diario del lunes. No tenemos que remar para poner alto el nombre, el nombre de los abuelos está bien alto. Hemos heredado eso, pero a la vez tenemos que responder a esa situación, a que no baje ese lugar. Y creemos que una manera que eso ocurra pasa no solo por lo que nosotros podemos dar como banda, como músicos dando lo mejor que tenemos, sino además incorporar otras personalidades de otros géneros, pero que saben perfectamente quiénes son Los Abuelos de la nada y les encanta compartir este camino. Como me gusta decir, somos “Los Abuelos de todos”. Es un orgullo poder invitar a grandes personalidades de la música, es muy importante porque podemos ser un símbolo de unión, sentir como que todos podemos formar parte de algo y dar lo mejor de nosotros mismos.

Fueron de los primeros en tener la llave para abrir otros horizontes, ¿Es cumplir una asignatura pendiente?

A nosotros nos quedó pendiente cuando partió Miguel que estábamos a la puerta de las primeras giras internacionales del rock argentino, nosotros no pudimos participar pero las puertas se abrieron igual. Y ese es otro condimento más que agregamos para este esperado nuevo debut. Queremos cobrarnos eso
y también que queremos cobrar mucho esa frustración que tuvimos, no con resentimiento, sino con trabajo, con el amor a lo que hacemos y a la gente. Parece que fueran palabras forzadas las que uno dice, pero te juro que realmente es así. Nosotros nos preparamos, estudiamos, nos compramos instrumentos, nos informamos, ensayamos, lo hacemos porque elegimos y nos hace bien hacer eso. Pero si después eso no termina en un show o en un recital, en un concierto para la gente, para compartir con la gente; no tiene sentido. Es doblemente motivante todo esto que está pasando. Con la pandemia lamentablemente no podemos abarcar todo el público que quisiéramos. Tenemos el 27 en Buenos Aires, en el Ópera, luego el 10 de abril en Rosario, el 16 en Córdoba, el 17 en Tucumán, el 23 en Mendoza y el 25 en San Juan. Es una gira mucho más extensa y con proyección internacional pero empezamos a movernos y para nosotros es mucho, estamos esperando con mucha alegría.

¿Qué recordás de esa presentación de hace casi un año en Perú? trascendió que fue maravilloso…

A Perú tuvimos la suerte de ir en aquella época antes que de quedarnos sin Miguel, creo que fue en el año 86. Y tuvimos una respuesta fabulosa, nos quieren mucho, en aquel entonces fue una experiencia deslumbrante, porque pasaron cosas increíbles. Y el 7 de marzo del año pasado, debutamos en Lima con esta nueva formación que fue una cosa espectacular, mucho afecto, muy cuidado, re buena onda y después vino la pandemia y se cerró todo. Así que obviamente vamos a retomar eso, vamos a seguir pegándole al clavito, en algún momento lo vamos a hacer.

Escucharlos tocar en vivo es regresar también a una época de mucha efervescencia, ¿Qué devoluciones vas recibiendo?

Es un ida y vuelta, la energía es indescriptible. Vos podés escuchar el disco en tu casa, re bien grabado, con el mejor sonido es muy lindo, pero un show en vivo no tiene reemplazo, pasan cosas que no sólo tienen que ver con la estética musical, sino con la energía que se intercambia. Desde nosotros y lo que mandamos desde el escenario hasta lo que recibimos de la gente. No es que están sentados y no pasa nada, cada ser humano está emanando una energía que da vueltas. Para esa gente que tiene tantos recuerdos con Los Abuelos de la nada, esta primera etapa está dedicada a ellos con los clásicos de Los Abuelos, lo que la gente está esperando escuchar. Si bien vamos a incluir un par de inéditos, el cuerpo del show está basado en los clásicos. Por otro lado, estamos trabajando y componiendo unas cuántas piezas nuevas pero no parece que sea el momento de estrenar ahora, las estamos macerando un poco más y esperando su momento. Cuando Miguel partió estábamos ensayando para grabar un nuevo disco, y todos esos temas quedaron ahí en la nada, y algunos de ellos lo estamos reciclando, como el caso de “Mi estrella y yo” y también vamos a hacer otro inédito que es: “Un río crucé” de Marcelo “Chocolate” Fogo, queremos homenajearlo porque partió el año pasado, es un cúmulo de sensaciones y emociones que van a estar transitando esos shows.

¿Sos consciente de todo lo que contribuiste en la minoría que integraste a tantos nuevos músicos?

Mirándolo desde acá y con los comentarios que vienen de afuera uno se pregunta: algo pasó. En mi caso, mientras estaba en cualquiera de las bandas en las que participé, uno no lo vive así y no siente que está haciendo eso. Se trata de tocar lo mejor posible y disfrutar ese momento, de vivir las experiencias de un show a otro que son diferentes, aunque toques los mismos temas, incluso con el mismo orden, siempre van a pasar cosas diferentes. Uno está compenetrado en cómo va a sonar, en los arreglos, ese es el juego, es hacer kilómetros con la banda, es todo un combo de cuestiones y uno no está pensando en eso, lo que sucede es ajeno. Los resultados a veces son sorpresivos. Es reconfortante escuchar devoluciones pero es ajeno a uno, es más de los demás. Por otro lado, gran parte de mi historia como músico pasó en el under, porque toqué en un montón de emprendimientos que no vieron la luz. Es un esfuerzo constante estar generando proyectos. Algunos ven la luz pero otros quedan en el camino. Todo tiene que ver con la gente que lo recibe, uno propone, desde todos los ensayos, la composición de los temas, la elección de los músicos, es una parte del asunto. Cuando eso se publica, ya sea a través de un disco, un show o lo que fuere; ahí empieza a pasar algo que escapa a nuestras expectativas. Ahora es diferente todo, pero en la época que se hacían los discos de vinilo, el lado “A” tenía al primer tema que uno suponía que sería el hit y por ahí terminaba siendo otro, menos ese. Ahí está la clave, no es una ciencia exacta. La preparación y la acción del show es la mitad del asunto, la otra mitad es lo que pasa con la devolución de la gente, ahí se completa. Por eso la pandemia nos hizo sentir esa necesidad de estar con la gente de manera más notable.

¿Cuáles fueron los más grandes momentos que viviste en la música?

Son muchas sensaciones, ya sea arriba de un escenario, en un micro, los músicos que tocamos en una banda, salir a tocar y viajar hace que compartas un montón de cosas. No es un trabajo rutinario, es pasar días, semanas junto a la banda, hacés cosas que no harías ni curtirías con tus amigos. En ese combo pasan un montón de cosas gratificantes, ya sea antes, durante o después del show. A mí me encanta hacer esto, lo elegí, es un camino arduo y aunque puede ser muy corto.

¿Cuándo sentís te vinculaste completamente con la música?

Desde muy chico empecé a escuchar música, a transitar la dimensión de la música y empecé a tocar, pero no me daba cuenta, era algo lúdico y algo que no me permitía ni soñar, me parecía que era demasiado pensar en ser protagonista de eso. Fue muy paulatino y difícil, sobre todo en nuestro país, es como que todo cuesta más y todo es más berreta, menos la calidad humana. Pero siempre hay problemas, falta guita, los músicos necesitamos tiempo para estudiar, para trabajar, para comprar los instrumentos que salen caros y hay que laburar para conseguirlos, es un esfuerzo muy grande y te tiene que gustar mucho para montarte en esto. Conozco muchos casos de músicos que pintaban muy grosos y después eligieron otra cosa. Hay muchas frustraciones y es un proceso muy largo. Para el que recién empieza llegar a vivir de la música, ya sea dando clases o tocando, tarda mucho en que suceda. Van pasando etapas y por ahí no lo resolviste o fue ocasional y después se terminó. Es muy difícil hacer equilibrio económico con la música. Hay algunos que la pegan enseguida pero son excepciones. Eso sí, los músicos disfrutamos lo que hacemos como cualquier otra profesión que uno elige y disfruta de lo que hace.

Una profesión donde el disfrute es muy palpable…

Ya hay una satisfacción en el músico que es tocar y recibir la respuesta del público, como es el aplauso. Ahí ya hay una recompensa. Eso es lo que te alimenta, es lo que te dan energía y entusiasmo para seguir haciéndolo, si vas y nadie te aplaude o a nadie la gusta, por ahí uno duda, pero en la medida que eso se va realimentando, ahí salen las energías para poder soportar ese esfuerzo que hay que hacer para resolver la cuestión económica que cuesta mucho. Lo sé por mi propia experiencia y lo que veo de los músicos jóvenes. Les pasa eso y buscan respuestas, pero no las hay, te la tenés que fumar. Tenés que seguir haciéndolo si te gusta y sino dedicarse a otra cosa.

Ustedes tienen el instrumento en una mano y el remo en la otra, ¿no?

(Risas) Ya directamente el instrumento tiene forma de remo.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here