El actor español que encarnó a diversos personajes históricos y que en nuestro país fue celebrado por su papel de Javier Alarcón en Gran Hotel, ahora protagoniza Alta Mar, la reciente serie que lanzó Netflix en todo el mundo. Eloy interpreta a Fernando, responsable de un crucero con personajes de diversa índole en una trama que desde los primeros minutos transmite la tensión de los numerosos misterios que los deparan.
La ficción de ocho episodios está ambientada en los años 40 y sigue la historia de los pasajeros a bordo de un transatlántico, que viajan de Europa a América. Hay un misterio que resolver: el crimen de una mujer que no aparece en la lista de pasajeros y a la que nadie recuerda.
En diálogo en exclusiva con REVISTA RANDOM, Azorín nos cuenta sobre su nueva aventura en la ficción y se muestra cercano a nuestro país por los amigos que cosechó de la profesión. Hijo del humorista Eloy Arenas y de Amelia Azorín, se abrió paso en el rubro con la elogiada “Todo sobre mi madre” de Pedro Almodóvar. A sus cuarenta y pico ha cosechado una sólida carrera dándole siempre lugar al teatro.Viene de trabajar con la dirección de Daniel Veronese en Madrid y espera hacer temporada en Argentina. Fanático del Madrid, en un año esquivo para la Casa Blanca, cuenta como logró amaestrar a las pasiones.
AltaMar posee la intriga suficiente para ver los capítulos en maratón, ¿cómo se logró eso?
Supongo que una de las claves es que hay como una mezcla de géneros, se fusiona la intriga con el drama, hay algunas cositas de comedia, creo que lo que puede hacer que atrape de la serie tiene que ver con lo que sucede en todo el barco. A mí me recuerda bastante a las novelas que me gustaban de Agatha Christie, creo que la referencia más directa es “Asesinato en el Oriente Exprés”, pero en este caso dentro de un barco. El tema de la intriga es lo que más acapara, pero la diferencia con un tren en donde te puedes bajar en una parada, puedes escapar, en un barco no hay escapatoria. Como en la nave de Alien en el Octavo Pasajero, estamos todos encerrados y todo lo que pase hace que sea hasta asfixiante la tensión.
¿Cómo trabajaste el personaje que en gestos y en silencios también expresa la intriga que siente el espectador?
Bueno, ahí la verdad es que esto tiene más que ver con los guionistas y con el director (risas), no es por quitarme méritos pero, por ejemplo, el director que tuvimos en los primeros cuatro capítulos hizo mucho, recuerdo que al principio de rodar me decía que tenía quehacer una respiración para que la situación -en un determinado momento- me sobrepasara. Todo lo que me sucedía en determinada secuencia y yo estuviera como en otro sitio, no en la secuencia en dónde estaba porque se me acumulaba toda la información, dado que es el dueño del barco, es el armador, tiene un crucero promedio para ir a Brasil y tiene que hacerse cargo de cientos de personas dentro del barco. Tiene una boda a la que llevar a cabo, más todo lo que le va pasando. Es lo que haces que digas: ¿Qué es lo que le está pasando a este chico, por qué tiene tantos problemas?
En Gran Hotel también de algún modo eras dueño de algo pero acá el personaje es bien diferente, ¿Cómo lográs que ningún personaje se parezca al anterior?
Supongo que hacerse más grande ayuda bastante (sonríe), Gran Hotel creo que ya hace siete años que la grabé y desde que cumplí 40 empecé a engordar (risas), dejé de fumar y empecé a engordar, las dos cosas, creo que eso me da bastante peso en todos los aspectos. Javier Alarcón, el personaje que hacía en Gran Hotel, era muy simpático. Estuve en Argentina hace un año y medio, que era uno de mis sueños de pequeño de ir a Buenos Aires y quería pasar el verano de allá que es el invierno de aquí y encontré la posibilidad. Y acabé haciendo una miniserie con unos amigos. Y me hacía mucha ilusión eventualmente de ser reconocido por la calle, pero de aquel tiempo hasta ahora peso como doce o catorce kilos, eso me da como cierta presencia al personaje, cara, la barba, el tiempo ayuda mucho para mejorar como persona y como actor.
Ya que mencionaste la miniserie que grabaste con Fabián Forte y equipo, hace muchos años trabajaste con los argentinos de Timbre 4, ¿Cómo resumís la experiencia de trabajo con estos colegas?
Es como una segunda familia, conocí a todo mi vínculo de Argentina a través de Claudio Tolcachir y Lautaro Perotti cuando trajeron a Madrid “La Oisión de la familia Coleman”. Me enamoré, bueno nos enamoramos en España todos y a partir de ahí los perseguí como un fan hasta el punto de irme a París a ver otra de las obras que hicieron, creo que era “El Viento en un Violín”. Desde ahí me enganché con ellos, trabajando junto a Lautaro y fui haciendo como una mini familia y he tratado de mantener el vínculo. Siempre que he podido he vuelto a currar con ellos. Estoy esperando a que vuelvan porque tienen en Argentina una obra que se llama “Próximamente”, con la actuación de Lautaro y Santi Martín, que ojalá traigan a Madrid, porque siempre es bueno volver a verlos. Ahora además tenemos a Eduardo Blanco en este reparto de Alta Mar y es como mi último mejor amigo. Y también agrego a Daniel Veronese (lo dirigió en 7años en teatro).
En el making off decís que es un viaje sin retorno, ¿Has vivido alguna experiencia dónde creías que no ibas a zafar?
(Piensa) Tuve una experiencia en un crucero hace mucho tiempo, fueron ocho días en un velero que me agarraron en una época que tenía 17 años, con la familia y con la de unos amigos de mis padres. Y pasé en alta mar los ocho días metido abajo, en un camarote, enfadado y sin salir. Para mí fue un viaje sin retorno porque pensé que los días no se acababan nunca. Siempre que hago algún viaje me gusta la posibilidad que tenga retorno. En Alta Mar, en cambio, no hay escapatoria. En una película me encantaba una frase que decía “en el espacio nadie puede escuchar tus gritos”. Me recuerda mucho a este crucero que tenemos, porque solo puedes escapar si alguien te mata, si alguien te tira por la borda.
Trabajaste con el dream team de las actrices españolas, sé que con algunas se hicieron amigos, ¿Cómo ha sido trabajar con ellas?
Tengo que ser muy agradecido, me han tocado actrices muy buenas, madres muy buenas, una de mis primeras madres fue Cecilia Roth fíjate, por eso digo que he tenido muy buenas madres y muy buenas novias. De hecho con Alejandra (por Ivana Baquero en Alta Mar) y Megan (Montaner) somos grandes amigos, hemos trabajado juntos en series y he hecho de pareja de las dos. Ivana es uno de los grandes descubrimientos y estoy muy feliz con el reparto que tenemos, con José Sacristán que tiene el papel de Pedro, estoy muy feliz con Netflix y con la productora por el reparto que tenemos.
¿Cómo se vive el estreno para casi dos centenares de países?
La verdad que con las producciones que se han estrenado afuera como Gran Hotel, que yo no sabía cuándo se iba a estrenar ni en cuantos países iba a estar, ahora que sí se que va para 190 países no sé lo que irá a suceder. Sé lo que ha pasado con series que han funcionado muy bien como La Casa de Papel o Elite pero en este caso no lo sé. Agradezco que en el plató seamos sólo 20 o 25 porque si tengo que pensar en millones de personas igual me pondría nervioso.
Empezaste a actuar con tu papá a los cinco años y su relación es muy conectada, ¿Cómo ha sido la experiencia de laburar con tu viejo?
Fue lo suficientemente divertido y noc astrante, porque hay padres famosos en España… o yo siempre hago la analogía con lo que dice Enrique Pinti, de hecho seguí lo mismo que él pero no lo suficientemente para que yo sea como una especie de Gerard Depardieu que de repente se trauman. Hemos conectado bastante bien, hemos sido compañeros, hemos trabajado juntos y cada uno seguimos con nuestra carrera y compartimos cada experiencia. Gracias a él mi conexión con el humor y con la comedia es lo que más me han conectado. En este caso hago un personaje dramático, pero la comedia siempre me tira para trabajar.
Por los toques humorísticos que les das a tus personajes, da la sensación que podrías hacer comedia toda tu vida ¿no?
Bueno no sé, en este caso de este personaje de Fernando de momento tiene poca comedia, las situaciones lo sobrepasan y no le permiten demasiado. Hay un personaje que hace un amigo mío, Tamar Navas que es el de Sebastián y es como una especie de primo lejano de Javier Alarcón. Me da algo de envidia porque esos personajes te dan mucha liga a la hora de trabajar.
¿Cómo llevás la vida fuera del set?
Disfruto mucho de mi tiempo libre, quizás algunos no son capaces de hacerlo pero yo, entre trabajo y trabajo, soy muy bueno no haciendo nada. Me gusta leer, me gusta escuchar música, ver películas,juntarme con amigos. Y cuando me doy cuenta, ya han pasado cinco meses (risas). Si no es por falta de plata yo llevo bastante bien esos impasses que estoy de un trabajo a otro. O cuando hago teatro, si puedo compaginar todo eso es genial. Con Daniel Veronese tenía muchas ganas de trabajar y coincidió mezclarlo con las grabaciones, lo ideal sería -y ojalá me oiga alguien- una obrita de teatro en la Argentina. Sé que no sería en enero porque la gente se va de veraneo pero igualmente luego con buena temperatura (sonríe). Me gustaría hacer teatro en la Argentina.
Alguna vez declaraste que no te interesaba la pasta (el dinero), ¿Eso marcó tu carrera de no encandilarte con lo mediático?
Lo intentas pero nunca sabes cuándo puede suceder, nunca me he dado un pompazo, en mi caso si me pongo una gorra puedo salir por la calle e ir a cualquier sitio tanto de día o por la noche sin que nadie me reconozca, eso me da tranquilidad de poder hacer cualquier cosa, no me he privado de hacer mis cosas del día a día.
Hiciste radio, ¿Es uno de los lugares que te hace feliz?
Lo de la radio me gusta que podés levantarte de la cama, lavarte la cara y sentarte en la radio y saber que estás tu ahí con el micro. Me encantaría poder hacer un programa con amigos. Además, ahora acá en España estamos con los podcast y se ha perdido un poco el hábito de escuchar la radio, acá funciona mucho escuchar la radio en diferido. Hay varios programas muy interesantes que la gente los está escuchando mucho, que tienen mucha repercusión y que en los últimos años se habían perdido por el uso de internet.
No estabas acostumbrado a perder con el Madrid, así que de tu pasión por el fútbol no te lo menciono…
Ahora con los años estoy más tranquilo, hace cinco o seis años me volvía loco, me he llegado a ir de mi propia casa porque una chica celebró un gol en contra del Madrid (risas). Me enfadé, me levanté, cerré la puerta y me fui y la dejé viendo el partido, fue una época muy dura encima donde Guardiola estaba en su esplendor en Barcelona, le he pasado muy mal hasta que cambié. Una noche fui a una fiesta y encontré a unos jugadores del Madrid que habían perdido y lo estaban pasando de puta madre, y pensé: ¿Por qué ellos la pasan bien y yo estoy sufriendo?