La moda llega a todos los ámbitos de la vida, incluso a la actividad física. Cada tanto surgen tendencias de entrenamiento y se revolucionan los gimnasios. Hace unos años sucedió con el método Pilates (sistema de entrenamiento en camillas especiales) y en las ciudades se abrieron muchísimos centros donde poder realizar esta práctica.
Ahora, lo nuevo es el CrossFit, una actividad deportiva muy intensa que se hizo popular en la Argentina en los últimos dos años y ya estuvo en varias oportunidades en el ojo de la tormenta, por ser un entrenamiento muy fuerte y exigente, que de no ser supervisado de la manera correcta, puede causar lesiones complicadas.
Pero veamos bien de qué se trata. El primer lugar oficial de entrenamiento de CrossFit se abre en 1995 en Santa Cruz, California. Su creador fue Greg Glassman, un deportista que luego de analizar los entrenamiento de distintas disciplinas deportivas, concluyó que el tiempo que se le dedicaba era demasiado en relación a los resultados que se obtenían. Así fue como creó un programa que incluye variados movimientos funcionales de alta intensidad realizados en períodos de tiempo cortos y que está basado, también, en métodos utilizados en bases militares y en grupos de fuerzas especiales.
Es por esto que el tiempo de entrenamiento no excede (o por lo menos no debería ser así) los 50 minutos. La intensidad es la característica principal: es muy alta por lo que lo hace muy exigido. Trabaja grupos o cadenas musculares en lugar de otro tipo de rutinas que trabajan sobre músculos aislados. El entrenamiento consta de circuitos de ejercicios de 30 segundos de duración en los que el objetivo es hacer el mayor número de repeticiones posible. Se pasa de un ejercicio a otro con muy poco (o ningún) tiempo de recuperación, lo que hace que la rutina también sea aeróbica, más allá de trabajar la fuerza muscular. Los lugares de práctica (ya existen cientos en nuestro país) son llamados box, un espacio bastante amplio donde se encuentran todos los elementos a utilizar y se arman los circuitos que se siguen en el entrenamiento. Lo principal y característico es que no hay máquinas ya que en el CrossFit sólo se utilizan elementos de carga tomados de otras disciplinas como la halterofília (levantamiento de pesas). Se usan barras olímpicas, pesas rusas, pelotas medicinales, ruedas o llantas (de tractor o camión que se usan para saltarlas, empujarlas o lanzarlas), TRX (arnés con agarre doble para trabajar la fuerza en suspensión y ejercicios de autocarga) y cuerdas para dar latigazos y zarandearse, entre otros.
De eso se trata. De exigir al cuerpo como si uno fuese parte de un pelotón especializado. Si bien es real que genera adrenalina (las órdenes del entrenador son motivadoras y determinantes) es importante destacar que no es para cualquiera. Hay que tener una base de buena preparación física para evitar lesiones que pueden ser complicadas, y sobretodo, estar bien controlado por el entrenador a cargo. Muchas veces, en la vorágine de la superación, se pueden realizar movimientos inapropiados y técnicas erróneas (aunque lanzar una rueda de camión no debe tener una técnica muy científica o especializada) y si no se tiene una supervisión y acompañamiento profesional podemos estar en problemas.
Se puede querer mejorar, podemos buscar adquirir un excelente condición física, pero siempre es importante saber hasta dónde uno puede dar. Tal vez, para encarar un entrenamiento tan exigente como es el CrossFit, primero haya que realizar una práctica más liviana que ayude a generar las condiciones físicas óptimas para poder forzar al cuerpo sin sufrir las consecuencias. ¿CrossFit sí o no? Depende, como siempre del criterio propio (el mejor consejero) y de ejercitarse en un lugar reconocido, bien instalado y con profesionales de confianza.