“Mi obra es un intento de materializar el lugar en el otro lado del aspecto en el que todos vivimos”.
Antony Gormley es un escultor británico nacido en 1950 que es hoy en día uno de los referentes más importantes en el mundo del arte. Despues de titularse en arqueología, antropología e historia del arte en el Colegio Trinity, de Cambridge, se trasladó a la India, donde se interesó en el budismo y estudió meditación vipassana. Tres años después regresó a Inglaterra a estudiar en la Escuela Central de Arte, Colegio Goldsmith y la Escuela Slade de Bellas Artes, y desde que ganara el premio Turner en 1994, se ha convertido en uno de los principales escultores británicos de su generación.
Su principal interés radica en la representación de la figura humana, algunas veces de manera realista y en otras ocasiones de manera totalmente abstracta y casi siempre, en unas proporciones gigantescas que funcionan a modo de grandes instalaciones artísticas, tanto en entornos urbanos como en paisajes naturales.
En el transcurso de los últimos veinticinco años, usando su propio cuerpo como sujeto, herramienta y material, Gormley ha revitalizado la imagen humana en la escultura a través de su investigación del cuerpo como un lugar de memoria y transformación.
“Para mí, el arte no es acerca de los objetos de alto valor monetario. Se trata de reafirmar nuestra propia experiencia en tiempo real”
Uno de los trabajos más conocidos de Antony Gormley es Angel of the North, se trata de una escultura pública que se instaló en febrero de 1998 en Gateshead. Esta escultura de gran tamaño, representa una figura humana con unas enormes alas como extremidades superiores. El artista pensó la obra como un un faro de esperanza en un momento doloroso para los habitantes de la zona: mineros en su mayoría que estaban sufriendo por la crisis producida por el final de la era industrial y el inicio la era de la información.
“Pienso en el cuerpo como un objeto, no como un lugar. Trato de evocar lo que significa vivir en el otro lado de la apariencia, detrás de nuestras caras, en el interior de nuestras pieles”.
Por encargo de la ciudad de Leeds, diseñó la escultura Brick Man. También ha realizado una serie de piezas titulada Columna rota con un número consecutivo de elementos. Ejemplo de ello es la piscina municipal de Stavanger, en Noruega, donde se encuentra la “Columna rota nº9”.
“Trato de otorgar el nuevo lenguaje de la modernidad al cuerpo, rechazado antes como algo clásico. Lo que quiero hacer es el cuerpo abstracto, el que responde al lenguaje de Malevich, Picasso… y de ahí hasta Donald Judd o Sol Lewitt”.
Para su proyecto Another Time (2013) instaló en Crosby Beach (Inglaterra) 100 figuras de hierro fundido que observan el mar. Las figuras están inspiradas en el propio cuerpo desnudo del artista. En esta obra, el artista se pregunta cómo se siente el ser humano dentro del esquema de las cosas. Cada trabajo está necesariamente aislado, y es un intento de dar testimonio de lo que es estar vivo y solo en el espacio y el tiempo.
“Mis trabajos aceptan su propia redundancia y su silencio. Son, simplemente, recuerdos”.