Tras las grabaciones de las series Gran Hotel y Velvet, el actor se tomó un respiro de la televisión y eligió un destino para conocer: Argentina. Tras conocer los lugares turísticos más emblemáticos quedó conmovido por la experiencia, a medida que lo recorría lo escribía.
Cuando regresó a España notó junto a su entorno que había en sus reflexiones y cuentos un germen artístico. Después de presentarlo con éxito en Madrid y en Barcelona, apareció la oportunidad de mostrar su unipersonal por estos lares con gran repercusión en Buenos Aires y con fechas en el interior. Antes de volver a las grabaciones, una charla con Random para conocer el alma de un artista que nuestro país está a punto de adoptar.
Tu estadía en Argentina es cada vez más auspiciosa, el público disfruta con tu espectáculo, ¿Cómo el proceso de llevar a cabo esta obra que sabemos que pasó por muchos estados?
El proceso de creación del espectáculo fue progresivo, como casi todo en mi carrera. Paso a paso, y en el tiempo que fue, pero no rápido. Hice el viaje sin ninguna intención que fuera un espectáculo. Cuando volví lo hice cambiado, tocado para bien, porque fue especial y, hablando con algunos compañeros, me pusieron arriba de la mesa: “esto podrías armarlo como algo para contar delante del público”. Finalmente conecto con una inquietud que hacía tiempo que rondaba por ahí, de hacer algo de creación propio, estuve cinco meses escribiendo, sobre todo dotando al texto de adjetivos concretos para que la gente no tuviera solo la imagen, sino la sensación y emoción también. En mayo de 2017 lo presenté en mi lugar de ensayo en Madrid, sólo tres días para amigos para ver cómo funcionaba y ahí decido hacerlo proyecto. Lo estrené en noviembre en Madrid y luego en Barcelona en este año. Finalmente por las hermanas Covello de Argentina decido dar el paso y saltar el charco para girar por este país. Fue todo escalonado y sin ninguna prisa.
“Tenía mis dudas cuando decidí que venía a Argentina a presentar mi unipersonal, por explicar algo que me parecía que era ya conocido como sus paisajes, su idiosincrasia y demás.”
Contar sobre tu experiencia y viajes por nuestro país es una apuesta riesgosa y encima hablás bien sobre nosotros, ¿Cuáles son las devoluciones que más te han sorprendido?
Tenía mis dudas cuando decidí que venía a Argentina a presentar mi unipersonal, por explicar algo que me parecía que era ya conocido como sus paisajes, su idiosincrasia y demás. Pero después de haber pasado por la experiencia de presentarlo en Buenos Aires, también entiendo que se trata de una experiencia personal, conecta con otros seres humanos sean del mismo país o no. Estoy muy agradecido por un público muy caluroso, entiendo que venían porque conocían a ese actor de las series de Velvet y Gran Hotel y se encontraban con algo distinto, inesperado. Si bien hice mucha televisión, mi territorio es el teatro. Siento que tengo herramientas con las cuales puedo intentar hacer cosas y me enorgullece que la gente se sorprendiera y viera algo distinto a los personajes. Me daban las gracias por hablar bien del país, les decía que el país no tiene la culpa, las cataratas, los glaciares son hermosos, esté como esté el dólar y esté como esté el gobierno. Es una libertad que hay que cuidar y mantener siempre porque es la única que no nos pueden quitar. La de apreciar la belleza, que es tan subjetiva pero que es tan libre.
Debe ser complicado subirse al escenario y no escudarte en la composición de un personaje, es decir, ¿Cuál ha sido el mayor reto de interpretarte a ti mismo?
Pues no sé si paradójicamente o lo que sea, no me ha resultado tan difícil. El ejercicio de hacer el espectáculo ya tiene que ver con el ejercicio de exponerse desde un sitio limpio, virgen, en el sentido que no hay personaje. Quizás necesitaba este ejercicio para validar una manera de ser, de estar, de vivir y de sentir que a veces me cuesta llevar a cabo en lo cotidiana. Ponerla encima del escenario es una forma de agarrar confianza con esa manera mía. El reto está en que lo que se ve en el escenario también ocurra fuera.
Triunfar en la televisión en una familia que nunca tuvo ese aparato, curiosa paradoja. ¿Qué recuerdas de esos primeros instantes donde trabajabas la imaginación con relatos deportivos junto a tu hermano?
Tiene algo de gracioso, digamos que crecimos sin televisión no sólo yo sino también mi hermano y de alguna manera ahora estamos viviendo de ella, digamos del trabajo que se hace en ella. También es verdad que vivimos de la televisión de una parte de nuestro trabajo, el de encarnar personajes que se hacen en series para esas televisiones. Lo que pasaba cuando era pequeño de imitar a los locutores de radio a mí me provoca mucha emoción porque me traslada a esas complicidades con mi hermano, a ese espacio lúdico donde uno jugaba por jugar y no había ningún otro objetivo, ni siquiera de proyectos, la simpleza de pasar un buen rato. Y en esa parte lúdica que a veces se pierde en ese camino de adultez y de hacerse mayor, hay una libertad tremenda. No vas al resultado, no hay presiones ni juicios, porque cuando uno juega es difícil juzgar. Recuperar e ir hacia todo eso todo lo que se pueda, es un camino interesante.
“Sé exactamente cuando decidí que iba a hacer las pruebas a la escuela de teatro en Barcelona, pero lo de ser actor y demás creo que lo voy decidiendo día a día.”
Recién mencionaba a tu hermano Robert y lo esencial que ha sido comenzar con un familiar pero ¿Cuándo sentiste que esta era tu profesión y que de ningún modo serías otra cosa (además de guitarrista y cantante, claro está)?
Sé exactamente cuando decidí que iba a hacer las pruebas a la escuela de teatro en Barcelona, pero lo de ser actor y demás creo que lo voy decidiendo día a día. Siempre respondo que no es porque sí, sinceramente es algo del día, no es que estoy pensando mañana a qué me dedicaré sino que de vez en cuando me voy cuestionando. Evidentemente me gusta a lo que me dedico -y esta puerta que he abierto con la creación propia- todavía me atrae mucho más. Impactar, transmitir en el público me va gustando y si me puedo dedicar a esto es maravillo, pero de vez en cuando me voy cuestionando qué pasa.
Al frente, ir y no detenerse como una cuestión de filosofía de vida, ¿De algún modo narrar sobre este viaje es un resumen de lo que ha sido tu carrera que siempre ha sido evolutiva?
Supongo que tiene que ver con la vida, imposible ir para atrás salvo en la ciencia ficción (risas). Salvo tomar conciencia que esto es un camino y es andar, y no hay nada que se detenga incluso con la muerte, pero eso sería entrar en algo muy profundo. Sí, hay como una línea recta de avanzar, de seguir, de estar sin prisa. Sino con el ritmo adecuado, no lo sé explicar pero es tan complicado y sencillo como ser consciente de cada momento, qué siento, qué escucho, qué estoy probando…Dice la canción que da título al espectáculo: “pienso que sentir la vida sea simplemente emprender la marcha e ir tocando al frente”. Más claro que eso el agua.
¿Cuál ha sido el principal aporte de tu década sobre las tablas?
Para mí el teatro es como la esencia de aquello que he elegido como profesión. Me gusta el presente que tiene, lo que se transmite ahí en el momento. Después hay cosas maravillosas en televisión, en películas, en cortos, pero ese momento presente sobre qué va a pasar, qué va a suceder, eso no lo tiene nada más. Y esa es la clave para que el teatro nunca pueda desaparecer. El aporte ha sido grande, me ha aportado muy lindas experiencias, conocer a actores y actrices y trabajar con ellos y conocerles de alguna manera. Y vibrar encima del escenario también me ha traído jugar, crecer, formo parte de una compañía que está en Barcelona y gestionamos una sala y estamos juntos desde los 15 años; son muchas cosas.
Entiendo que a Velvet llegabas tras su sólida participación en Gran Hotel pero ¿Cómo fue finalmente hacerte con el mayordomo Andrés?
Mi llegada al Gran Hotel fue tan simple como un casting, en realidad fueron dos. Había trabajado en algunas cosas en la televisión regional de Cataluña, por lo tanto tenía algo de material audiovisual y un representante que de alguna manera hacía llegar mi trabajo. Se abrió un casting para el personaje, fui a una primera prueba donde estaba el director y la directora de casting y de esa prueba trabajamos un par de secuencias. Al cabo de un tiempo, me llamaron para otra con el mismo personaje y ya con Yon González que hacía el personaje de Julio. Trabajamos dos secuencias más y finalmente decidieron que fuera yo el personaje.
Siguiendo con Andrés, un personaje que muestra muchos matices, ¿Cuál ha sido tu método de composición para mostrar tan naturalmente los diversos estados y la evolución?
No suelo tener un método concreto, creo que la composición de un personaje tiene que ver con varias cosas, con lo que a uno le escriben y siente el guionista, y se le suma el cómo uno interpreta eso que le han escrito y de ahí saca una emoción o una idea. Además, desde fuera tiene un director que -en contacto con los guionistas y el actor- tiene su propia idea y emoción. Entonces tiene que ver con una mezcla de propuestas. Es verdad que intento guiarme por la intuición y después por estar cada vez más libre, que ocurran cosas que son características del personaje porque uno no piensa y sorprenden. A veces hay que pensar menos y ponerse en la piel, de repente aparecen cosas y por ahí está la cosa. Uno se coloca en un sitio e intenta estar abierto a entender dónde va y poco a poco se va humanizando el papel.
Andrés es muy humano y optimista, entiendo que esas cosas tuyas le has dado al personaje, pero ¿Cómo eres de entrecasa?
Me agarra un poco de vergüenza, es como que entro un poco en fragilidad, lo que muestro al final es mi trabajo y no me muestro a mí. En el unipersonal sí pero son las cosas que he decidido. En este caso entendí que Andrés tenía que tener esas características, ese miedo prácticamente a todo, esa inocencia de vivir todo con intensidad y preocupación, esa nobleza de amigo, de no traicionar e intentar ser sincero. Evidentemente lo saqué de mí como todo, pero si tuviera que ser oscuro y malvado también lo debería sacar de mí. En cuanto al entrecasa no sé si importa tanto o no, incluso hasta se puede ver en la forma de contestar, sino en el espectáculo se puede ver. Igual es ahora, es temporal, pero me da un poco de apuro tener que explicarme a mí mismo.
¿Qué echas de menos cuando viajás? ¿Cuáles son tus próximos destinos?
En el viaje hay muchos momentos de extrañar, de esos de decir: “como me gustaría que estén aquí en vez de estar allá”. Finalmente se trata de verlos, contarles, compartir con amigos, con mi hermano. Es cambiar ese extrañar por mandarle una foto de lo que hice hoy, un mensaje o mañana les llamo. El plan más inmediato que ya estoy organizando es ir a conocer el Machu Pichu, aprovechando que estoy en este lado del mundo, es algo que hace tiempo quería conocer. Y creo que va a poder ser posible.
Fotografo: Mariano Michkin
Locacion: Hotel Melia Buenos Aires
Make up: Ale Regueira Make Up
Peino: Facundo Verdini/ Verdini Peluquerías
Vestuario: Cesar Ramos
Produccion: Romina Re
Prensa: Valeria y Noelia Covello
Agradecimientos: Mica Levinton