Entrar a su taller es algo así como entrar en un gran caleidoscopio, pero menos geométrico, más amorfo, e hiper estallado de color. Colecciones de tablas todo tipo, que representan de alguna forma su propia mirada del arte. En esta entrevista exclusiva para REVISTA RANDOM, nos metemos en el mágico mundo del artista plástico Martín Varbaro para conocer más de su historia, su recorrido, sus influencias artísticas y cómo es ser parte de la gran Family Volcom.
Entrevista: Laura Giovanetti | Producción general: Santiago Ruiz | Realización: Grupo Mildonio
– ¿Qué fue primero? ¿El dibujo o las tablas?
Digamos que al mismo tiempo. Mis primeros contactos con el dibujo fueron en la escuela, en la primaria. Yo siempre fui un poco desatento y me la pasaba haciendo dibujitos en mi carpeta, monstruitos, caricaturas de mis compañeros. Al mismo tiempo empecé a tener una relación con skate a los 12 años, y en ese entonces recuerdo un poco las gráficas de las tablas que eran increíbles, hechas en serigrafía y fueron mis primeras inspiraciones, sin dudas. Copiaba mucho, trataba de inspirarme en ese tipo de gráficas que me coparon de entrada. Hoy, coleccionar las tablas de esa época se volvió una de mis pasiones. En mi carrera, esas tablas fueron las que marcaron el inicio.
– ¿Y cómo llegaste a las tablas de surf?
A los 16 años me presenté en una empresa que hacía tablas de surf aquí en Buenos Aires. Ahí se relacionó por primera vez mi pasión por el dibujo con el deporte, y el concepto que aplicaba en tablas de skate lo quise pasar a tablas de surf. Para eso fui conociendo a surfistas profesionales a los cuales yo les hacía preguntas íntimas, en el sentido de cuáles son las cosas que siempre lo representaron, para así poder armar una gráfica que los represente en sus tablas. Eso era muy común de hacer en el skate pero no en el surf, entonces cada uno tenía una tabla personalizada con un arte que decía algo personal sobre ellos.
– Y ese fue sólo el comienzo, ¿no?
Sí, digamos que así comienza mi recorrido en surfart que fue bastante largo. Pasé muchos años pintando tablas. Los otros días hice la cuenta y calcule que debo haber pintado más de 2000 tablas en mi vida. Una historia muy fuerte que marcó un antes y un después, porque de ahí pude sacar ese mismo estilo que había desarrollado y llevé a otras superficies, que eso es un poco lo divertido.
– ¿Cómo fue dedicarte al arte desde tan chico y cómo fue esa apuesta? Imagino que tuviste un apoyo familiar, ¿o le metiste igual, dijeran lo que dijeran?
No, en realidad eso es algo que yo siempre valoro y mucho. Mi familia me guió y me apoyó mucho. Mis padres, que de chico conocían mi pasión, me pagaban cursos de dibujo, de perfeccionamiento y siempre me incentivaron, porque yo también fui siempre muy rebelde a la hora de hacer lo que había que hacer. Hay una anécdota que siempre cuento: mi abuela me gritaba que me ponga a estudiar y yo le decía “Abuela vos no entendés nada, yo voy a recorrer el mundo con mi arte”, y se cagaban de la risa. Pero después, de grande, me decía “yo me acuerdo cuando vos me decía eso” y como que se cerró un ciclo y cumplí un sueño. Si bien esto comenzó como un acto de rebeldía de alguna manera me marcó porque es lo que yo siempre quise hacer: vivir del arte y poder viajar con eso. Pero sin un apoyo familiar obviamente que eso hubiera sido mucho más difícil. Mi viejo era músico, el tecladista de la banda “Orions” y también pintaba, así que desde muy chico compartía tardes de arte con él, me enseñó a manejar los óleos, me enseñó a compartir y descubrir la pasión de pasar tardes enteras sin que te importe cómo transcurre el tiempo. Es algo que vengo mamando de chico y que ya era algo normal en mí, no lo estás viendo como una rebeldía sino como algo que se puede disfrutar en familia.
– Contame cómo fue mutando, si es que mutó, tu comunicación artística. Imagino que pintar a los 16 debe ser muy distinto que a los 40.
Mirá, yo creo que dentro de mi recorrido de vida tuve muchas influencias, que de alguna manera estuvieron siempre relacionadas dentro de lo que es un cierto estilo similar. A mí personalmente me gusta mucho el cine, no puedo pintar sin escuchar música, y de alguna manera todo eso se relaciona y te va guiando dentro de las influencias. Por ejemplo: lo que yo pintaba a los 16 es muy distinto de lo que estoy pintando ahora, pero de alguna manera está relacionado. Yo lo que creo es que muchos estilos, que son cosas que me gustaron, los fui desarrollando por etapas, pero es como cuando también pinto series: yo ahora se me ocurre hacer una serie nueva de pinturas y la desarrollo, digamos, hago unas diez pinturas, o cinco. Listo, desarrollé un tema. Después querés hacer otro, porque hay un montón de cosas que te inspiran y te dan ganas de hacer que, de alguna manera están relacionadas; entonces uno va viajando a través del arte para también encontrarse con esas cosas que a uno le gustaron o le gustan. Entonces es obvio que por ahí, en el transcurso del tiempo se va variando pero porque ya lo fuiste haciendo.
– Y en relación a eso, ¿qué comunicás hoy?
Hoy siento que pegué una vuelta, porque en un momento yo me fui a Europa, estuve diez años viviendo en Alemania y ahí me había como escapado un a poco de toda esta pasión con la que había empezado, me había alejado del mundo del surfart, de las tablas y estaba más en otra historia. Me puse a pintar cosas mucho más psicodélicas, había cambiado el mambo, fue una etapa que… fue una de las mejores cosas que me pasó artísticamente porque cuando yo vuelvo y me reencuentro de nuevo con lo que había empezado, que yo siempre digo que fue como un círculo que se volvió a cerrar, traje ese conocimiento y toda esa inspiración que tuve en esos 10 años de ausencia dentro del mundo de las tablas –casi diez años, en realidad un poco menos-, ese estilo después se aplicó y me marcó a mí la identidad propia, ¿no?. Fue un poco lo que generé y lo que logré en esa ausencia; entonces eso se aplicó a la pasión de cuando era chico me formó un estilo que cualquier persona lo ve y dice “ah, esto lo pintó Martín”. Eso es importante, es muy difícil llegar a eso pero creo que la gente ya sola se da cuenta y me da la pauta que logré eso: la identidad del artista que es tan difícil conseguir, que si bien uno está inspirado en un montón de artistas y en un montón de cosas que ve, de tanto tiempo de meterle se empiezan a armar como elementos pequeños que al verlos vos decís “esto lo hizo esta persona”.
– ¿Qué es esta criatura? (veáse foto)
Bueno te cuento, esta criatura se llama Jimmy The Worm, Jimmy el gusano. Esto nació de un día que yo quise hacer una representación del humano actual. Representa un poco al capitalismo que es el parásito real de la naturaleza, digamos, del mundo. Uno conoce que los gusanos tienen cabeza de insecto, bueno este tiene cabeza de humano porque es el humano en sí que es el que come, el que deteriora, el que destruye todo lo que realmente necesitamos. Entonces es un poco la representación del humano en sí: del capitalismo, de los políticos, de todo eso que para mí son algunos de los problemas más grandes que estamos teniendo, de cómo el consumismo está destruyendo cosas que son las más valiosas que tenemos como la naturaleza y las miles de especies que fueron desapareciendo. Todo eso, que aquellos que más o menos estamos despiertos sabemos que está pasando. Por eso hice esta estatuilla y repartí 15 de estos en blanco a distintos artistas que seleccioné de distintos rubros del arte: tatuadores, de pintura custom, surfistas, skaters, de todo, para que cada uno aplique en ella su estilo. Esto formó parte de la muestra que junto a Volcom realizamos hace un mes. La idea de esa muestra fue convocar, primero, unir, para que la gente tome un poco de reflexión de que todos estos artistas apoyamos esta ideología. Subastamos las obras y ese dinero fue destinado a ayudar en algo de lo que el humano destruye. Esto va a ser un concepto anual para que parte del dinero que genera este individuo que representa a la destrucción que genera el humano, pueda dar una mano donde se necesite. Va a ir variando, pero bueno, es un icono que con el tiempo ya muchos conocen. Jimbo Philips es uno de los artistas que más me inspiró y hoy tengo el honor de que haya hecho la reversión del dibujo mío. Me llena de orgullo porque es como si vos tuvieras una banda de punk rock y Los Ramones hagan un cover tuyo.
– Ya que nombras a Volcom ¿Cómo llegó la “family” a tu vida y cómo vivís ser parte de este proyecto?
La verdad que yo puedo decir que fui el primer artista que consiguió un sponsor en el país y eso fue gracias Volcom. Me crucé con los chicos en Mar del Plata, yo viví casi nueve años ahí. Un día tuvimos una charla en la que les propuse que yo pueda formar parte de este proyecto. Yo desde antes de entrar era muy fanático de la marca, me encantaba lo que transmitía, me encantaba la onda y también lo que significa la “Volcom family”, que uno se imagina que es un team pero es en realidad un grupo de amistad, de gente que tenemos la mejor, que nos apoyamos mutuamente. Recuerdo que yo ya usaba la ropa de antes y lo único que faltaba era que me avalen, lo que pasa es que en ese momento no existía la relación entre marca y arte; no estamos hablando hace mucho tiempo, fue hace cinco años atrás que ya estoy con ellos –bueno, cinco años ya es un número- y desde entonces las marcas empezaron a relacionarse directamente con el arte. El arte está tomando mucha más fuerza en lo que es la imagen y la ideología de las marcas y a mí me motivó muchísimo eso para tomarme las cosas más en serio y que también la gente diga: “¿qué onda loco, este chabón está laburando ahí?”. Para mí fue un compromiso que se transformó en amistad. Hablamos más de cosas de la vida que de lo que es en sí el trabajo de una marca, así que se puede decir que es una relación medio de familia de amigos, lo que es alucinante.
– ¿Cuáles fueron los laburos más trascendentes que hiciste junto a Volcom?
Con Volcom hicimos varias cosas puntuales en forma de acciones. Como una vuelta en que fuimos a Córdoba y viajó todo el team de la Volcom family. ¡Fue muy divertido! Ahí pinté un bowl del skatepark de Córdoba, no fue muy grande lo que hice porque fue una acción del día, pero después en sí participé de muestras con ellos. Muchas acciones de pintura en vivo. Puntualmente yo lo definiría como todo el estilo de vida, que no tiene que ver mucho con lo que hicimos en sí, sino con lo que hacemos todo el día; yo creo que Volcom lo que representa es más la manera en la que uno vive que lo que puntualmente vos hacés…
– ¿Cuál es esa manera de vivir la vida?
Ser fiel a lo que uno ama. Volcom tiene una frase que es “True to This”, que significa ser fiel a lo que uno ama y vivir la vida que vos amás. Yo respiro lo que hago, basicamente: amo lo que hago y estoy entregado a mi pasión y creo que eso se ve y es una de las cosas que se relaciona con el concepto que ellos manejan. Otros chicos son surfistas y son fieles a lo que ellos hacen y lo primero que hacen es ver cómo está el mar y yo estoy en la misma con el arte. Eso es lo que hace que tal vez uno diga: “yo soy fiel a lo que hago”. No es una cosita del momento sino que tu vida es eso.
Contame lo del libro que estás armando…
Yo tuve un accidente en moto hace casi cuatro años y fue terrible. Yo surfeaba mucho, andaba en skate, hacía un montón de cosas que tuve que dejar de hacer. Ese momento fue un garronazo para mí y me tuve que refugiar de lleno con el arte porque sino me estaba empezando a volver loco, porque la cabeza sigue y las pasiones no dejan de existir. Yo lo volqué al coleccionismo de alguna manera, pero aproveché todo ese tiempo para, como yo no podía pintar afuera como a mí me gusta –trabajos a gran escala, paredones o acciones en vivo- decidí volcar todo eso en un libro. Empecé a hacer una selección de todos mis trabajos, me puse en el rol de patovica de obra, de decir “vos entrás, vos no entrás” a mis propias fotos porque si no era un libro muy grande. Pero igual va a ser una locura. Así que empecé con el proyecto de armar un libro donde se vea el recorrido de arte mío, desde el principio hasta el final, con texto, un poco de biografía donde se cuenta todo mi recorrido como artista, porque hay de todo lo que fui haciendo. Como recién hablábamos yo tuve un viaje por todo el mundo del surfart, el skate, pintura custom, murales, hice de todo y si bien está todo relacionado está bueno verlo de manera gráfica y visual en un libro. Es como dejar un mensaje a las personas que por ahí siguen tu movida o podés llegar a inspirar a un montón de personas con lo que amaste toda tu vida. Llega un punto que fue tanto que decís “llegó la hora de volcarlo y resumirlo en algo que pueda quedar”. El día que yo me muera, este libro va a seguir estando ahí y la gente va a poder decir “qué buena onda esto”. Soy fanático de los libros de arte, tengo una colección de libros de artistas que admiro y me gustan tanto que quiero también que exista el mío, ¿no?. Es como un sueño, creo que estoy bastante cerca, ya casi es un hecho.
– También es una manera de seguir compartiendo tu arte, ¿no?
Sí, la verdad es que a mí hay una cosa que siempre me pareció súper importante que es la humildad, de cómo uno encara su camino, su carrera. Yo a través de mi trabajo tuve una recorrida de muchos en la que me rodeé de gente que admiré, que admiró aún y que me enseñaron un montón. También me encontré con gente que se limitaba a querer transmitir lo que sea por una cuestión de decir “esto es mío”, cuando en realidad no hay nada que sea de uno, es una energía que se tiene que ir moviendo. Yo siempre digo que es muy importante el transmitir y el compartir. Cuando me pongo a recordar cosas que viví o charlas y experiencias personales con personas, nunca dejo de recordar a la gente que me dio algo positivo. Gente que uno crece admirando y decís “que loco la humildad de este chabón”, así como gente que yo creía que eran una masa y me demuestran ser unas personas que tienen un problema con el ego que, no sé. Cierran demasiado toda la onda, cierran el círculo. Yo creo que es re importante para aquellos que eligen este recorrido que estén dispuestos a compartir. A mí me escribe gente de todos lados y siempre les contesto con la mejor, porque se trata de eso: de dar y recibir, que se genere una energía que no sea tan egocentrista, me parece que es una de las cosas más importantes que un artista tiene que tener en cuenta. Esto es para disfrutar y para que todos podamos intercambiar y hablar al respecto con la misma pasión sin decir “¡ah, esto es mío y no te lo doy!”. Se trata de compartir y de ser fiel a lo que uno ama, compartiendo. –