San Lorenzo, Salta. Un paseo por las alturas

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Escondido entre las quebradas de Valle de Lerma se esconde un paseo por las alturas salteñas, una oportunidad única de ver paisajes majestuosos y disfrutar de la historia y la cultura de una de las provincias más bellas de nuestro país.

Partimos a la tardecita rumbo a la estancia Lesser, apenas unos 10 kilómetros del poblado de San Lorenzo, en Salta. La localidad se encuentra enclavada en medio del Valle de Lerma, valle amplio y fértil con aroma de hierbas silvestres que se cuela en sus casonas coloniales, en el trabajo de sus artesanos, sube por sus cerros y viaja en sus ríos, hacia el sur.

En nuestro hotel de San Lorenzo llamado Antigua Sala, nos recomendaron reservar para las famosas cabalgatas que se hacen en Lesser, de modo que eso hicimos y partimos con tiempo para transitar un breve camino de tierra que nos deja en la entrada de esa estancia que se dedica a la cría de ganado vacuno y caballar. Un poco más allá del portón se encuentra el casco de estancia, un edificio amplio que sin dudas se utilizará para servir comidas multitudinarias y, según nos contaron, hay eventos especiales donde cientos de personas se acercan a disfrutar de un buen asado tras cabalgatas muy concurridas.

Fotos: Grupo Mildonio

Quien nos recibe es don Eduardo, un baqueano de unos 60 años que ya tenía nuestros caballos ensillados y listo todo lo que había que llevar por lo que, tras montar y armar todo nuestro equipo audiovisual, comenzamos el recorrido. Los animales eran increíblemente mansos, al punto que hasta un niño pequeño podría montarlos sin ningún problema.

Inicialmente, tras un pequeño recorrido en ascenso, se abrió ante nosotros el magnífico paisaje que atrae a tantos turistas al año: el enorme valle de Lerma con su mar de verde recortado por una cadena de montañas coloridas. Es indescriptible la sensación de admirar semejante expansión de naturaleza, mientras el atardecer a nuestras espaldas lo baña todo de dorado. Lerma se conecta con la Quebrada de Humahuaca al norte, por el suroeste con la majestuosa Quebrada del Toro (que desciende desde la Puna de Atacama), y por el sur con los Valles Calchaquíes. Tierras todas pertenecientes otrora a los orgullosos pueblos sub-andinos, como los Pazioca o Calchaquíes.

Fotos: Grupo Mildonio

Al paisaje que hace saltar cualquier corazón, lo amenizan las charlas de don Eduardo, quien nos cuenta con pericia sobre todo punto topográfico, planta o animal nos cruzamos en el camino. Un hombre nacido y criado en derredor, conoce el lugar como la palma de su mano, como buen gaucho de pura sepa que es. Sus antepasados fueron los héroes que cabalgaron con Güemes para proteger la nación cuando recién despertaba a su destino.

Mientras paramos en la cima de un mirador, Eduardo nos cuenta que este mismo recorrido que a nosotros nos lleva una tres horas de principio a fin, puede hacerse más extenso, con un día de duración y que además puede incluir un programa que se llama “Día gaucho”, para conocer a fondo las costumbres y tradiciones de los habitantes de la zona. A la Cabalgata se les suma un almuerzo con empanadas al horno de barro, asado, ensaladas, vino y postre. También se puede disfrutar de un espectáculo folclórico y a la tarde una caminata a los corrales donde se puede ver el trabajo con el lazo.

Foto: Grupo Mildonio

Mientras regresamos a la casa, compartiendo unos mates con bollos, nos empezamos a despedir del paisaje. Con la caída del sol la temperatura también baja rápidamente y las noches salteñas se vuelven muy frías. Nos despedimos del enorme don Eduardo, erudito rural como ninguno y regresando a nuestro hotel no podemos menos que recomendar esta experiencia a cualquiera que busque apreciar la naturaleza y aprender sobre la cultura del hombre de campo, siguiendo las huellas de gauchos e indios por senderos ancestrales.

Foto: Grupo Mildonio

 

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