ALBA FLORES | Se Vino El Matriarcado

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Por Franco Colamarino/ Fotos: Gentileza Netflix

“Tan bonita, tan morena, tan gitana como era…”, le cantó su papá Antonio y esa flor se multiplicó en infinitos jardines, lejanos incluso de su querido Madrid. Con un legado artístico familiar tan conspicuo, Alba González Villa ―tal su nombre real― se hizo su propio espacio en medio de una marquesina que tiene encabezando a Lola Flores, su abuela, y a Lolita y Rosario, sus tías, donde resaltan también sus padres, el citado músico Antonio Flores y la productora Ana Villa. En algún momento pensó en zigzaguear ese destino y menos mal que no lo hizo, cuesta pensar quién otra hubiera interpretado a la genial Nairobi de “La Casa de Papel” o la potente “Saray” de “Vis a Vis”, ambas series transmitidas por Netflix.

Desde la segunda parte de “La Casa de Papel”  que se esperó con pasión futbolera hasta su amor por el teatro y las reivindicaciones sociales. Presentamos a Nairobi sin la máscara de Dalí ni las rejas de la prisión. No sabemos por qué, pero da igual. Que continúe cantando la sirena.  

– He leído por ahí que fuiste conociendo aspectos de Nairobi sobre la marcha, asimismo la evolución del personaje es notable, ¿verdad?

Fue muy intenso la verdad, yo para Nairobi no había hecho castings encima, Alex Pina (el guionista) me conocía por Vis a Vis y ya tenía escritos algunos capítulos de “La Casa de Papel” y me dijo: “mira, he escrito esto, lo voy a hacer y me he dado cuenta que me falta otro personaje de una chica. Sí puedes hacerlo, te escribo el personaje”. Y yo muerta de la ilusión acepté y fuimos construyendo un poco codo a codo, cómo lo veía yo, como creía por donde podíamos ir, y él recogió mucho de lo que le dije y puso su genialidad y así nació Nairobi. También fuimos paso a paso entendiendo de que iba el viaje de ese personaje, cuál era su historia dentro de la gran historia.  

– Lográs la identificación con el espectador al instante así como –en general- todos se vuelcan del lado de los atracadores. ¿Cómo crées que se logra esa empatía?

Al ser un personaje muy empático en sí mismo y que se simpatiza con lo que tiene al lado llama mucho a la empatía. También es un personaje que muy pronto explica sus razones y todo el rato tiene la oportunidad de dar el punto de vista. Encima me tocó componer un personaje muy llano, muy de calle, que su identificación no estuviese más en su posición que en su vida. Es un personaje bastante transparente que no guarda segundas intenciones y en eso el público se muestra agradecido.

– Tu Nairobi se muestra a corazón abierto, algo me dice que sos una persona muy sensible y este personaje tiene mucho de vos…

Un poco es así (sonríe), llevo los sentimientos bastante a flor de piel. Con Nairobi al principio no iba a hacer eso, me acuerdo que al comienzo quería hacer otra cosa pero cuando vi un poco la trama, por donde iba y todo esto, también el escucha con el resto del personaje y me dije, “aquí hay que ponerle el corazón”, pues no hay otra.

Fotos: Gentileza Netflix

– En un momento la trama prácticamente exige que aparezca una mujer que ponga los puntos, a tono con todos los movimientos que ocurren en distintas partes del mundo. ¿Cómo fueron gestando esos mensajes que imparte Nairobi y que son universales?

Estoy muy contenta con lo que ha pasado en Netflix porque como tú dices se ha ido construyendo capítulo a capítulo, así como en un momento yo veía que había mucho discurso muy machista en la serie en boca de muchos personajes que son como son; y yo compartía con el guionista “aquí hay que dar una respuesta desde otro punto de vista en algún momento”. A mí básicamente me ocurre que estoy en una situación y pienso lo que haría o diría el personaje, en algún momento le daría una respuesta a eso porque todo tiene un límite. Y ellos lo creyeron también así y escribieron esas escenas. Creo que no estoy muy al día de lo que ocurre en ese sentido pero digamos que se me escapó en esa secuencia mucho de lo que yo pienso.  Estoy muy contenta, por ejemplo en la Argentina hay camisetas con la frase (¡Empieza el matriarcado!) y para el día de la marcha en el día de la mujer fue como un ícono del momento y eso es una maravilla.

– ¿El círculo del artista se cierra cuando ocurren este tipo de cosas que trascienden la pantalla?

Ni en sueños lo pensaba. Cuando hice esa secuencia vital, uno piensa en ese segundo que a una mujer –o a un hombre- se lo escuche y llegue ese mensaje que hay detrás. Uno como que se pone humilde pero fantasea que lo que ha grabado tenga fuerza. Vamos, que ni en mis mejores sueños o fantasías o delirios de grandeza podría haber imaginado que este podría convertirse en un llamamiento o una imagen para toda una manifestación que ya apoyaba en un principio. Así que estoy contentísima.

– En tu carrera te has identificado con las minorías y, utilizar como medio al arte, como denuncia. ¿Vas eligiendo estos papeles?

Es un estilo y es lo que a mí me engancha de esta profesión, que tiene que ver que creo que desde el mundo de la ficción se pueden contar historias, a mí me interesan las que tienen que ver con los cambios sociales, inspirar a que se mueva la cosa. Me parece que es lo mejor que puedo hacer con mi trabajo.

– Volviendo a “La Casa de Papel”, hay una observación interesante sobre el lado salvaje –si es que tiene otro- del capitalismo. ¿Todo eso te terminó de convencer de haber aceptado tu participación?

Me fui enterando poco a poco de la cosa pero a medida que iba dando cuenta capítulo a capítulo que la serie ponía en foco en este tipo de cosas para mí fue una alegría. Me gusta que se ponga luz donde hay oscuridad en un sistema tan perverso como el que vivimos. Hay algunos trapos sucios aunque sea una metáfora porque la historia de unos atracadores es muy deseable, así y todo, pa mi gusto, yo todavía la llevaría más lejos (risas).

– Esto significativo de “La Casa” de proponer las nociones de equipo en lugar del ombligo en sí mismo, ¿qué te aportó trabajar muchos años colectivamente en teatro?

Ando en medio de ello todavía y ahora mismo, investigando para ir hacia la creación colectiva. Creo que es también un reflejo de algo que nos toca a la humanidad, tiene que ver en como aprendemos a colaborar para salir adelante, porque sino parece que no tenemos mucho futuro.

– Alguna vez dijiste que si era por vos harías teatro toda la vida. ¿Qué te provocan las tablas?

Siempre digo que me gusta mucho más el teatro y tiene que ver con lo que vive uno haciéndolo que es tener a la gente ahí en directo. El acto colectivo de celebrar el teatro, que cuentes una historia y tengas delante a alguien para recibirla, y tú vas sintiendo como la recibe. Esa sensación me gusta muchísimo. Antes de salir normalmente me apoyo mucho en el grupo, en lo colectivo, en todos los actores que vamos a interpretar y en estar afinarnos, como una orquesta. Es afinarnos para lo que vamos a contar.

Fotos: Gentileza Netflix

– Ya sea por tradición familiar el destino era artístico, viendo una foto tuya de pequeña interpretando a una pastorcita se presumía la comodidad que te sentaba ese hecho…

Hubo un primer momento en mi infancia que me parecía como un aburrimiento, como toda mi familia se dedicaba a eso yo decía: “ay no, que aburrimiento, que pesadez, me cansan con sus problemas de artistas”. Entonces decía que quería hacer otra cosa, me gustaba la ciencia, quería ser doctora o veterinaria, y algo así finalmente he hecho, porque he encontrado que mi manera de seguir la corriente o el impulso artístico tiene más que la interpretación y yo me lo tomo mucho más como un experimento. Así que he juntado las dos cosas. A veces creo que me di cuenta porque vi unas películas que me impactaron y fue en ese momento que uno empieza a entrar en la adolescencia y a quedarse con la información de lo que va el mundo. Estas dos películas me provocaron mucho y me hicieron reflexionar y decir “yo quiero hacer esto”.

– ¿Otro punto de inflexión fue un viaje que hiciste a Nueva York, que cuando volviste a España fue con otra perspectiva?

Ese viaje fue muy importante para mí por muchas cosas, en algún momento que estuve ahí pasé por un desierto, era un momento bastante duro y lo superé. Me di cuenta de muchas cosas, de información y formación. A la vuelta a Madrid ya estaba lista para hacer un buen trabajo y me llegó “Vis a Vis”.

– Algunos personajes parecieran, además de Nairobi que literalmente fue así, que fueron escritos para vos. ¿Intuición, destino, elecciones, cómo se fue dando?   

Yo no siento que haya elegido tanto porque acá en España hay muy poquito trabajo (sonríe), entonces he tenido que hacer lo que me iban diciendo. Casualmente lo que me venía llegando lo he podido disfrutar, le he sacado provecho, desde los papeles más pequeños hasta los más grandes han sido como un caminito. Lo miro hacia atrás en el tiempo y veo un camino. Nunca sé hacia donde voy, lo que sí sé es ya lo veía venir desde hace unos años.

– Siempre has resguardado tu vida privada, no obstante me imagino que usás mucho tus energías en la solidaridad y caridad, como cables a tierra…  

Aparte de todo eso yo hago mucho trabajo personal, llevo muchos años haciendo terapia, hago de vez en cuando algún curso de conocimiento personal, de esas personas que se van a hacer retiros, ese me motiva mucho. Por otro lado tengo una gran familia, unos grandes a mis amigos, son unos grandes cables a tierra y me ayudan muchísimo. Siempre estoy haciendo cursos, no dejo de estudiar.

– Ahora se viene la tercera temporada de Vis a Vis y vas a cambiar el mono rojo de La casa por el amarillo, ¿estás conforme con lo que viene?

No puedo contar mucho pero ahora lo veo a la distancia y puedo hablar un poco mejor porque cuando me han preguntado estaba tan metida en la cosa que decía “yo que sé” (risas). La tercera temporada es más intensa, más oscura y más profunda. Para mi personaje es un viaje muy transformador, cómo muy madurando.  De momento parece que viene una cuarta temporada de Vis a Vis y la vamos a rodar ya, en el verano. En lo que tiene que ver con metas personales, este año me gustaría dar un paso más con un personaje que tenga un arco con principios y fin claros, porque el problema que tenemos en las series es ir viendo hacia dónde va la cosa. Porque tanto en “La Casa de Papel” como en “Vis a Vis” nunca supe por anticipado cuál era el final. Me gustaría hacer un trabajo más tranquilito, más reposado (risas).  

– En cuanto a la música, te deben querer hacer cantar siempre, pero ¿cómo es tu relación?

Mira, tengo muchas ganas de tener tiempo para poder investigar por ahí, pero ahora mismo mi vida no da para tantas cosas pero sí es una cuenta pendiente que tengo. Muy personal, sin ninguna intención de hacer una carrera con ello pero me encantaría tener tiempo para experimentar un poco con eso poder dedicarle más hora. Igual a todos lados viajo con la guitarrita, la música viene conmigo. En esta temporada de “Vis a Vis” tenía una guitarra conmigo en el camarín y antes de actuar mi preparación era cantar unas canciones con mis compañeras y luego íbamos a grabar.

– Esa “Flor del Jardín” que cantaba tu papá se hizo universal y ha trascendido de todas formas, incluso en el terreno de los deseos…

Más que por mí me alegra mucho por mi padre, que su canción siga vigente para mí es una maravilla. Además como sigue ocurriendo que no es forzado y que a la gente realmente le gusta, sigue escuchándose y a mí me pone muy contenta. Me enternece mucho también y me siento muy feliz que su legado artístico siga así tan vivo.

– Me puse a pensar en qué otros rubros se usan los monos de otros colores para ver si sale un nuevo personaje, desde las apicultoras como mi hermana hasta las pintoras, a ver si Alex Pina se inspira…

(Risas) Yo  estoy pidiendo que sean morados, es el color de la mujer así que el siguiente tiene que ser morado. Puede también ocurrir en una nave espacial (se ríe). Eso sí, me encantaría mucho ir a la Argentina y lo estoy diciendo mucho en las entrevistas, a ver si algún productor se da por enterado.

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