¿Conocen la Ilíada y la Odisea? Los tremendos poemas griegos sobre héroes, dioses y guerras que movilizó a generaciones a través de los milenios. Una de las obras literarias más antiguas e influyentes sin dudas tiene un autor igualmente famoso: Homero, claro. Y sin embargo nadie está seguro que este individuo haya existido.
La leyenda de Homero, el bardo ciego de Jonia la conocían ya en los tiempos de Platón y ya entonces era historia antigua. Pero hoy casi todos concuerdan en que esta historia es más bien ficticia, a lo sumo una leyenda basada en algo de realidad y ni siquiera hay consenso sobre si las obras homéricas fueron escritas por una sola persona o un grupo.
Homero no es el único ejemplo de una persona famosa de la que no sabemos nada: Sócrates, el padre de la ética y la filosofía clásica existe solo por lo que nos relataron sus discípulos y entonces ¿Qué tanto de Sócrates es en realidad el pensamiento de Platón o Jenofonte?
A los argentinos les encanta relatar con el pecho inflado cómo a la Mona Lisa la robó un compatriota, Eduardo Valfierno. Y sin embargo no hay ninguna prueba de la existencia de este personaje fuera de una entrevista que supuestamente le realizó un periodista famoso por “tomarse libertades” con sus artículos. La foto que sale en Google al buscar su nombre ni siquiera es la de él sino la de Vincenzo Peruggia, el único ladrón comprobado.
Pero una cosa es desconocer la veracidad sobre la identidad de una persona en la edad de Bronce o incluso en a principios del siglo XX cuando ni siquiera se había popularizado el uso de huellas dactilares, otra muy distinta es se desconcertado en medio de la era de la información, donde todo está filmado, archivado, hackeado y observado. Que alguien pueda revolucionar al mundo y no dejar rastros parece una imposibilidad… y sin embargo…
El arte en la calle
Nadie sabe exactamente cuando aparecieron los primeros grafitis pero se cree que fueron alrededor de 1990 en Bristol, la cuna del under noventoso inglés. Sus obras, altamente irónicas, resaltaban el espíritu rebelde y contestario de una juventud sumida en la heroína y la bajón postpunk. Junto a firmas como las de King Robbo, 3D (Robert Del Naja) o Inkie estaba también la suya: Banksy. El artista fantasma, el icono del cambio de milenio es una identidad reservada sobre al que mucho se ha escrito pero nada se puede aseverar.
¿Nadie jamás lo vio pintar? Nunca, ¿ni una cámara, ni un cómplice enojado, ni un dato filtrado por lo bajo? Hasta ahora no. Intentos por descubrirlo no faltaron; incluso se utilizaron métodos de geolocación reservados para atrapar delincuentes peligrosos y el resultado de tanto esmero fueron un puñado de nombres pero nunca una certeza.
Mientras tanto el artista contestó con más obras inesperadas en las paredes de la capital inglesa, colaboraciones e incluso un film documental donde no se revela y promete no hacerlo jamás.
La respuesta a esta interrogante se vuelve más difícil de contestar a medida que el artista se vuelve más famoso. Su alter ego debe ser famoso también, o rico o influyente para mantener esa distancia sacrosanta con el espectador. También es importante que Banksy no haya sido nadie en sus comienzos, nadie digno de prestarle atención, así que nade se molestó en mirar cuando todavía se podía mirar.
“Nadie sabe exactamente cuando aparecieron los primeros grafitis pero se cree que fueron alrededor de 1990 en Bristol, la cuna del under noventoso inglés.”
Entre los nombres que se barajaron están el Robin Gunningham, Robin Banks (del que derivaría el alias), Damien Hirst (el dibujante detrás de la banda Gorillaz, con quien Banksy colaboró) o incluso King Robbo. Con este último artista Banksy mantuvo una célebre disputa en la que pintó por encima de una obra de Robbo y comenzaron una serie de idas y vueltas (algo considerado altamente ofensivo en los códigos del arte urbano), hasta un accidente que dejó a Robbo en coma en 2011. El mito era que Banksy podría ser Robbo o viceversa. Luego de la muerte del segundo en 2014, Banksy le dedicó varios stensils.