Más argentinizado que nunca, Ismael Serrano editó su noveno disco de estudio, “La llamada”. Un álbum que lo muestra más vulnerable por la crisis de su país y sensible por la llegada al mundo de su bella hija Lila.
En el podio de los cantautores españoles más vendedores del momento, charló con Revista Random. El caso de Ismael Serrano en el mundo de la música es inédito y hasta ilógico. Con una estética más cercana al antihéroe que a la del rockstar, canciones cero hiteras y una ideología de izquierda adoptada por todos, se convirtió en uno de los artistas españoles más reconocidos del momento. Se inventó un espacio donde no lo había entre los Serrat, Sabina y Aute; y a fuerza de canciones como “Papá cuéntame otra vez”, “Amo tanto la vida” e “Instrucciones para salvar el odio eternamente”, ya es patrimonio contemporáneo de la música de habla hispana. Sus dos primeros discos revolucionaron su vida y con “La llamada” vuelve ese Ismael que articulaba las frases de forma inteligente y sentimental, con inmortales melodías. Revista Random se coló por su apretada agenda para charlar con el trovador español más argentino de todos. “No sé cuán argentinos sean Alejandro Sanz, Joaquín Sabina ni Joan Manuel Serrat, pero te aseguro que para mi Argentina es mi casa. Y Buenos Aires, una maravillosa ciudad que siempre ha sido amigable conmigo. De hecho, estoy en deuda con ustedes porque me he llevado a una bella mujer” se lamenta.
Hasta nos compusiste el tema “Buenos Aires 2001”…
Es que para mí Buenos Aires es muy especial. Primero porque mi mujer, Jimena Ruiz Echazú, es una actriz de acá, porque mi hija tiene sangre argentina y porque después de todo, vuestro país fue uno de los primeros donde he comenzado a tocar para público ajeno a mí. Es una ciudad que tiene mil recuerdos, en los que pasé momentos maravillosos y que me genera mucha inspiración.
Como decía Borges: “No nos une el amor sino el espanto”.
Siempre está presente en mis pensamientos. Es además un lugar donde tengo muchos amigos. Si bien no vivo aquí, está toda la familia de mi mujer y es donde puedo venir sin necesidad de una gira o de promocionar nada. Con el tiempo veremos si vuestro país representa más o menos en la vida de mi hija. Para mi mujer es su tierra y para mí, un lugar donde soy feliz.
Te recuerdo en el viejo Much Music que estaba en el barrio de San Telmo, allá por el año 98, presentando tu primer disco para un puñado de personas. Pasó el tiempo y ya formás parte de ese cuarteto de cantautores junto a Serrat, Sabina y Aute…
Que me ubiquen en el grupo de los artistas que mi influenciaron de chico me da mucho corte (vergüenza). Me llena de felicidad pero sabiendo que no. Que la gente que es muy pasional me incluya por cariño lo valoro pero yo no me siento parte. No me considero a su altura, pero por mi forma de ser y de pensar. Aún hoy sigo pidiendo permiso y perdón. Me siento un intruso entre ellos cuando la gente me lo dice.
No quiero contradecirte, pero hasta te diría que muchos llegaron a ellos, por vos…
Eso sí nadie me lo dijo, pero claro que me da orgullo si lo dices tú. Igual, yo soy fan de ellos y no un par. Sigo yendo a ver sus show, cantando sus canciones y saludándolos cuando los veo. Reconozco que me lo dicen, pero como te dije, soy más un intruso. Como también lo soy cuando hago cine, que es mi otra pasión. Amo el cine y estar en ese proceso de creación me sienta de maravilla. Tuve la fortuna de participar en varios cortos, incluso que ganaron varios premios y hasta hice un film junto a Jazmín Stuart, llamado “El hombre que corría tras del viento”.
“La llamada” es tu noveno disco…
Sí, mi nuevo disco pero que poco tiene que ver con los anteriores, porque siempre compuse desde la letra, pero esta vez quise componer desde la melodía. Y por ello me metí de lleno con todo lo que era la música latinoamericana. Todo lo que es candombe, bachata y hasta reggaeton. Quería volcar alegría en mis sonidos y creo que esos estilos, que siempre fueron afines a mi persona pero no de forma profesional, eran los que necesitaba.
Como un autohomenaje…
Podríamos decir que sí. Eso por el lado de la música. Y por el lado de la letra, todo lo que sucede en mi país me inspiró mucho para escribir. España está pasando por un momento de crisis y esa crisis repercute en cada uno de nosotros.
Creo que la mancomunión del pueblo es lo que necesita nuestro país para salir adelante. Y eso, creo yo, está plasmado en “La llamada”, donde habla un poco de eso. En el video puede evidenciarse la crisis, donde hiciste un paralelismo con la Argentina del 2001…
Exacto. De hecho el video fue filmado acá en Argentina. Con un director que me trajo la idea de la fabrica recuperada en Avellaneda en el año 2001. Sus protagonistas no son actores, sino los propios trabajadores de la fábrica. Me gustó que esa sea la identidad del tema. Por su parte creo que es un tema pegadizo y por ello fue elegido como primer corte de difusión.
La canción “Mi problema” está escrita por Rodolfo, nada menos que tu padre.
Sí, ya se ha vuelto común que en los últimos discos le ponga melodía a algún poema de mi padre. Lo que me pasó en este disco es que no quería que haya nada de más. Fui muy meticuloso con las letras, con los acordes. No quería ni una palabra de más. Fue mucho trabajo pero está realizado con lo justo, nada de más ni de menos. Hasta le pedí a mi padre que cambiara algunas cositas de su poema, porque me parecían que estaban de más.
“Mi problema” es una joyita de tu nuevo disco, tema que cantás junto a Natalia Lafourcade.
Sí. Sentía que ese tema tenía que ser cantado junto a una voz femenina, y todos los caminos me condujeron a ella, que tiene una voz increíble y tiene mi misma identidad artística. Creo que quedó una muy linda versión. La que imaginamos con mi padre.
¿Mirá si dentro de muchos años, la que quiere cantar un tema tuyo es Lila Serrano?
Sería maravilloso (sonríe). La verdad es que la paternidad me cambió mucho. Es un amor inmenso que te llena de miedos y dudas pero también te potencia y te hace ver más a futuro. Siempre fui de mirar y pensar a futuro, pero desde que nació mi hija Lila, el horizonte se puso incluso, más lejos.
Si miramos para atrás, al menos yo, puedo ver muchos momentos claves de tu profesión… ¿cuáles sentís que fueron?
Al transcurrir mi vida y profesión de forma gradual, nunca sentí ese click que me hizo tomar conciencia de quién era o qué estaba haciendo. No puedo decir que una canción o un disco marcaron algo, pero sí la tranquilidad, visto al dia de hoy, que pequeñas cosas fueron quedando en la gente y en mí. Sí acepto que en algunos conciertos primeros, aun sin discos editados, empecé a conectar con el público. Y esos pequeños encuentros con las personas que me estaban escuchando, me mostraron el camino que quería transitar.
Si tu música gusta, es porque gusta. Tenés poco margen para convencer…
Siempre fui muy seguro de mi música, como también muy detallista a la hora de elaborar los discos. Muchas horas de ensayo, de grabación, de edición, de cambiarle cositas. Para este disco, el trabajo fue doble porque quería todo bien cerradito.
¿Cómo testeás que un disco esté bien cerrado y listo para salir al campo de juego?
Los primeros en escucharlos son mis padres y mi mujer. Porque estamos tan alineados en el estilo de arte que nos gusta, que siempre se los muestro con la convicción de que les va a gustar tanto como a mí.
Por lo visto, supersticioso no sos, porque el disco tiene trece temas…
No soy supersticioso pero porque tal vez lo sea, es que “La llamada” tiene trece temas (sonríe). Igualmente, siempre llevo conmigo una foto de Pugliese en la billetera (risas).
Escribe: Axel Serrano/Fotos: gentileza David Ruano