Agustina Peñalva es la nueva sensación del canal Quiero. Su simpatía, espontaneidad y belleza, marcan la diferencia de esta pampeana, que además de conductora, es bailarina y actriz. Con 25 años se convirtió en una de las mujeres a seguir de la televisión argentina.
Menos de un año le costó a Agustina Peñalva destacarse como conductora de televisión. Desde su programa “Los 15 mejores” en el canal de música Quiero junto a Cristian Vanadía, conquista desde su belleza y espontaneidad, rasgos que en un medio encorsetado y mentiroso, valen oro. Tras un breve periplo teatral en la temporada pasada con la obra “Mi mujer se llama Mauricio”, se volvió inevitable su ascenso y ya los programas de televisión abierta ponen sus ojos en ella. Orgullo de su tierra natal Rancul, La Pampa; admira a Ricky Martin, Ricardo Darín y a Meryl Streep y sueña con una carrera más vinculada a la actuación que a la conducción. Sus datos en frío registran clases con Agustín Alezzo y Germán Kraus, profesora de flamenco y virtudes para la venta, pero en esta nota conoceremos su corazón, su sentir, lo intangible de una de las mujeres que protagonizará las futuras portadas del espectáculo nacional.
Sos la joya de la abuela para Quiero, imagino que saben que tu estadía ahí será corta.
En el canal nos cuidan mucho, a todos sus conductores, no sólo a mí. Todo tiene que tener una autorización y Coco Fernández, que es la cabeza, tiene que dar el okey. Hasta un cambio de look. Cuando me quise cambiar el flequillo, primero tuve que consultar a mi agencia Multitalent y luego que me dieron el visto bueno, hablaron con las autoridades del canal y aceptaron. Ellos cuidan mucho la imagen porque dicen que el público empatiza mucho por ello. Y al ir a un público latino, no podemos irnos de ese perfil. Llegamos a toda América, menos Brasil.
Pero se te dio todo muy rápido…
Yo llego a la agencia Multitalent este año y me proponen hacer un casting para el canal Quiero. Antes me manejaba sola pero fallaba en los temas contractuales. Además hay castings que no llegan al público en general, sino que van a las agencias. Y bueno, hice el casting para Quiero porque se iba la conductora anterior, había muchas pero quedamos solo cinco. Yo nunca había conducido pero confiaba en mi frescura y en mi forma de ser. Como me ven en la tele, soy. No hay nada forzado. Se prende la cámara y continúo con mi personalidad.
Look descontracturado en “Los 15 mejores”…
Nada librado al azar, pero respetando nuestro estilo. Hay una vestuarista que prepara todo. Llego el lunes al canal y está todo lo que se utilizará durante la semana. El maquillaje está relacionado con el vestuario y el vestuario tiene que ver con el ranking del día. Si estamos en “Los 15 rock”, mi look será más rockero. Y está buenísimo, porque me siento súper cuidada y me relajo con todo ese tema. Está en buenas manos.
El último verano hiciste teatro…
El año pasado hice una comedia en teatro pero el mundo de la música me gustó porque es diferente a todo. Desde chica estudié teatro, pero la tele cautiva por su masividad. El teatro es “el aquí y ahora” y la tele es estar en lugares que jamás imaginé estar.
Impensado todo lo que te sucedió, viniendo de un pueblo tan chico como Rancul en La Pampa…
Impensado pero buscado. El fin de semana pasado viajé a mi pueblo y en medio del cumpleaños de mi sobrino, me subí al toro mecánico y la animadora dijo que se iba a subir una famosa de la tele. Me dio mucha vergüenza, pero son esas cosas que comienzan a surgir. Y acá en la Capital ya me miran, no saben de dónde me tienen, pero me miran (sonríe). Noto la mirada ajena.
Se te abren muchas puertas y conocés gente que todo el mundo quisiera conocer…
Sí pero soy cero cholula. No tengo ese mambo de que una persona es una estrella por vender millones de discos. Para mí somos todos uno más en este mundo. Al único que le pedí una foto en mi vida es a Ricardo Caruso Lombardi (se ríe). Porque soy muy cuerva y él nos salvó del descenso. Se la mandé a mi papá para que vea, que también lo ama.
¿Todo esto comenzó en tu pueblo Rancul?
Allí viví hasta terminar el colegio secundario. Después todo se dio acá. Allá solo tomaba clases de baile, más precisamente flamenco. Ya en Buenos Aires estudié con Agustín Alezzo muchos años y después cámara con Germán Kraus. Hice mucho teatro independiente, ese que se volantea dos horas antes de comenzar la función. La gente, tal vez, te ve de un día para el otro en la tele y piensan mal, pero la verdad es que hace ocho años que la estoy peleando.
¿Dijiste que eras mala para pelear los contratos?
Sí, me quise profesionalizar y tenía dos caminos, o me mediatizaba como me mal sugirieron algunas personas o acudía a una agencia. Lo mediático no lo soporto, me hace mal, me sentiría incómoda conmigo. Y por eso me presenté en Multitalent. Pero antes hice la obra “Mi mujer se llama Mauricio” junto Sergio Gonal y Juan Acosta en Mar del Plata, la temporada pasada. Mi personaje era formal, tenía vestuario. No había conchero, plumas, nada. Esa onda no me va.
¿Y qué pasó que si fue un éxito no salieron de gira por el todo el país?
Fue un exitazo porque hacíamos dos funciones de miércoles a lunes durante toda la temporada. Y estaba todo arreglado para girar en marzo pero uno de los protagonistas tuvo un problema, se bajó y ahí se canceló. Si hubiese salido la gira, probablemente no estaría en Quiero.
Sos simpática, contestataria, bailarina, linda y talentosa, requisitos para que te llame Marcelo Tinelli.
Entre una obra de teatro en Calle Corrientes y el “Bailando” elijo sin pensar el teatro, pero no reniego del “Bailando”. Primero porque soy bailarina de jazz, clásico y flamenco. Y segundo porque la repercusión que tiene ese programa no te la da ningún otro. El “Bailando” le cambia la vida al que lo haga, después está en uno saber qué hacer con todo eso y qué rumbo tomar.
¿Cómo te recibió Buenos Aires a tus jóvenes diecisiete años?
No muy bien (sonríe). Por lo general, los de La Pampa se van a vivir a Córdoba, como hizo mi hermano, pero el arte reside en Buenos Aires. Y a los dos meses de estar acá me desvalijaron el departamento. Me robaron todo. Computadora, televisor, todo. Y a la semana me fui a otro a departamento en otro barrio. Me lloré todo, fueron días muy bajón pero terminó saliendo todo bien.
¿De qué trabajabas para mantenerte?
Al principio me bancaron mis viejos. Luego hice promociones, me puse a trabajar de secretaria y después en un Call Center. Los dos peores meses de mi vida. La pasé mal pero como era buena hablando, vendí mucho. Por último, trabajé como broker de seguros, ascendí tres veces de puesto pero me terminé yendo porque quería ser actriz.
¿En esa computadora no encontraron nada que te pueda generar problemas?
No, nada. Es más, la semana pasada me robaron el celular y no va a aparecer nada. No soy de fotos ni nada. Soy muy cuidadosa con mi vida, con mi intimidad, con mi pareja. Igual ahora estoy tranquila, sola.
Se te van a acercar muchos…
Me manejo con mi entorno. Si me escriben de un celular que no tengo agendado, no contesto. Y cuando me escriben famosos con intenciones de más, tampoco respondo. Si tengo que salir hoy por hoy, salgo con los amigos del Call Center con los que quedé buena onda o mis amigos de La Pampa.
Imaginemos que te llama un productor con un cheque en blanco… ¿con qué lo llenás?
Lo lleno con la propuesta de una película con Ricardo Darín o con la posibilidad de entrevistar a Ricky Martin. Creo que podría aprender mucho de ambas situaciones. Y si el tema es internacional, algo con Meryl Streep. Es mi referente total. “Los puentes de Madison” me parece lo más maravilloso que dio el cine.
Hola Agustina Xq te vas de quiero?? Otra carrera? Q lastima se llevan tan bien con Cris.