Si fuera una fotografía, Roma sin dudas, sería una en color sepia. Es que apenas llegás a la ciudad, sus colores ocres y marrones, sus flores y sus calles te vislumbran y te retrotraen al pasado….
Todo lo que ves es historia, imperio, renacimiento y barroco, mezclado con ese toque especial que solo los italianos pueden darnos, al hacernos acordar tanto a nuestras raíces…
El sol está radiante, el cielo despejado y hay cientos de callecitas que nos desorientan y sorprenden, porque no hay mejor manera que conocer Roma perdiéndose. En las calles se escuchan risas, sangre en las venas, bocinazos, calidez, amabilidad y claro, gritos! Es que los italianos son efusivos, sobretodo en Roma y no hay esquina donde no haya un mozo invitándote a que disfrutes de la comida más rica del mundo: la pasta italiana. Si están cuidándose con la comida, Roma entonces no es para ustedes.
Recomiendo probar: lasagna, canelones de ricota y espinaca con salsa roja, tallarines a la carbonata y por supuesto: pizza.
Si de picadita se trata, nada más lindo que disfrutar de una mozzarella de búfala con jamón crudo, tomatitos cherrys, pimienta y una pizca de oliva, menú ideal para una pausita al atardecer.
Es parada obligada, sentarse a disfrutar este plato con una cervecita, en el Trastévere, uno de los barrios más encantadores de Roma, alejado del centro donde es posible dar un paseo por sus estrechas calles empedradas, llenas de tesoros ocultos , modestas iglesias medievales, pequeñas tiendecitas con los objetos más peculiares, o bien observar algunas escenas de la vida cotidiana que parecen sacadas de siglos pasados. El tour que les recomiendo en dos días es éste, para después relajarse y andurrear sin presiones.
Es parada obligada, sentarse a disfrutar este plato con una cervecita, en el Trastévere, uno de los barrios más encantadores de Roma
Día 1
Un comienzo perfecto, es la imponente escalinata de Piazza di Spagna, con la fontana de Bernini a sus pies. Desde ahí, salen la Via Condotti que junto a Via Frattina y Via Borgognona reúne las tiendas más elegantes de la ciudad. Doblando en Via del Corso, se encuentra Piazza Colonna. Más adelante por la Via delle Muratte se llega a la espléndida Fontana di Trevi.
Por la Vía di Pietra, está el Panteón de proporciones perfectas que quitan el aliento. El merecido descanso está en diagonal, en el café Sant’ Eusrachio, donde se toma, según los expertos, el mejor café del mundo. Por último, vuelta al hostel y a ponerse lindos para visitar, como dije antes, el barrio Trastévere.
Día 2
La inmensa y soberbia Piazza de San Pietro, es el paso previo a la Basílica y el Vaticano. Hay mucho para ver y vivir en Roma pero hay 3 obras de Miguel Angel con las que vale pasar unos minutos: la Capilla Sixtina, donde pintó la cúpula y una de las paredes con ese asombroso juicio final, la estatua de La Piedad, en la Basílica de San Pedro y el fabuloso Moisés. No hace falta ser creyente para dejarse atravesar por sus obras llenas de belleza y perfección. Por la Via della Conciliazone, se llega al Castel Sant’ Angelo y su puente, el más lindo de la ciudad. La frutilla de la torta, será entonces el Coliseo, el Palatino y el Foro Romano a los que se puede acceder con una entrada conjunta.
Si bien Roma definitivamente no se construyó en un día, ya viste que dos pueden ser suficientes para asomarse a sus secretos. ¿Sacamos el pasaje?