Los juegos de la infancia a veces influyen en la elección y el desarrollo profesional, así como en la mayoría de los casos jugar con los rastis es una etapa superada, hay ocasiones en lo que eso influye para siempre en las formas de hacer y crear. Éste es el caso de Román Vitali, artista plástico cuyo repertorio de materiales se sintetiza en cuentas de acrílico hilvanadas que son consecuencia de esa infancia de creación en base al encastre de unidades mínimas: los ladrillitos de plástico. Este artista trabaja desde un cuerpo de preocupaciones y temáticas regidas por la lógica de “las relaciones”, creando una obra de gran belleza e intensidad. Aquí va una entrevista con Román Vitali y una galería de imágenes para conocer su obra.
1- Cuáles son tus principales influencias ?
Desde muy pequeño estuve relacionado con el arte, desde una visión íntima y familiar. Vivíamos en un pueblo muy pequeño, y pasaba mucho tiempo con mi tía Martha, ella estudiaba dibujo y pintura por correspondencia, en “academias femeninas”, mi entorno cotidiano era jugar con los “rastis” debajo de la mesa mientras ella pintaba y dibujaba. Me encantaban sus bastidores, el olor a oleo, los pinceles, los lápices de colores, y los cuadernillos que semana a semana le iban llegando por correo. Muchas veces dibujaba junto a ella, claramente mi primer influencia fue ella, quien hoy, a pesar de sus dificultades visuales, pinta maravillosamente. Con el tiempo llegó la facultad de bellas artes, y la posibilidad del encuentro con obras de artistas como Dan Flavin, Donald Judd, Daniel Buren, Anish Kapoor, entre tantos otros.
Atravesar la beca Kuitka, y las clínicas de obra con Jorge Gumier Maier , fueron instancias de reflexión y de producción muy importantes para mi trabajo. Hoy, una influencia sobre mi trabajo es la relación docente-alumno.
2- La materia prima de tu obra son en general las cuentas de acrílico tejidas. ¿Por qué este material? ¿Qué posibilidades te da y cómo impacta esto en la construcción del significado de la obra?
Todo material en sí mismo es concepto, implica una significancia, habla por sí mismo. El encuentro con este material también es consecuencia de una imagen familiar. En la casa de mi abuela, donde yo vivía, en su dormitorio colgaba un rosario con un cristo enorme tejido con estas cuentas, sobre el respaldar de su cama. Siempre me intrigó esa imagen, ya sea por su materialidad, un módulo facetado de acrílico traslúcido, como también por su significancia, este objeto funcionaba como testigo ocular de todo lo sucedido o no, en esa cama.
Cada una de esas cuentas tiene 48 facetas. Por tensión se articulan de a cuatro. Cuatro cuentas es el módulo mínimo, desde ahí hacia donde se pueda, pero siempre el múltiplo es de a cuatro y su resultado es un pixelado, como el de la época donde no existía el HD.
La estructura queda articulada a través de una malla tejida. Paralelamente a esto, mi obsesión desde los cuatro años siempre fueron las construcciones con “mis ladrillos”, “ratis” y ”legos”, obsesión que se deslizó hasta muy avanzada edad, y casi naturalmente se cruzaron ambas. Mi idea era poder utilizar la cuenta acrílica con la posibilidad constructiva de los “rastis”. Empecé a experimentar con formas geométricas simples, basándome en unos libros de la década de 70 llamados “Hágalo usted mismo”, luego fui pasando a la figuración, primero sintética, y muy compleja estructuralmente, después. Me gusta pensar que puedo hacer de todo con ese material, que si bien el límite es la pixelización de la forma, es decir cierta geometrización de las curvas, sus posibilidades son infinitas, incluso en diálogos con otros materiales como ser la luz, la arquitectura, los muebles, el oleo, la madera, los metales etc…
3- Tu obra tiene una materialidad de gran belleza y sin embargo no se agota ahí, sino que contiene relatos. ¿Cómo encontrás ese equilibrio?
Creo que la misma pregunta ayuda a construir a una posible respuesta. Creo que relato y belleza se cruzan, se encuentran en un punto, en un nudo y eso no resulta naturalmente, forma parte de una intención tramposa.
Cada obra o cada proyecto tiene lógicas diferentes, a veces las belleza está en función de distraer un relato, de banalizarlo, de confundir al ojo, que un destello obnubile la mirada, y a veces es al revés, el relato intenta provocar que no solo te detengas en la epidermis del material, en el vacío de sus formas, en el brillo de su sustancia. El relato supera al material. Toda obra es un hueco cóncavo, o un embarazo convexo, dependiendo de cómo se la mire.
4- Cuando trabajás en intervenciones, ¿qué lugar ocupa la aparición de la luz en la obra?
Toda intervención queda ligada a un contexto, se interviene una arquitectura específica, la espacialidad le da sentido. En las intervenciones lumínicas, generalmente la luz opera pigmentando las paredes, cromatizando los espacios, es como graficar la idea de “dibujo” a través de los tubos como líneas de luz, y de “pintura” a través de su reflejos sobre distintos soportes, pared blanca, vidrios, metales, pisos, personas. Me gusta que la luz transmita cierta domesticidad, esa familiaridad incómoda y absurda que tenemos con las luces fluorescentes.
5- En tu trabajo aparece continuamente el mundo vegetal, los cuerpos, animales, todo en un estado de movilidad y transformación. ¿Trabajás desde el relato intencionalmente?
Generalmente en las obras figurativas y en las escenas, sí. El relato es intencional, es casi como hacer cine, o literatura. Narro el fragmento de una historia, son imágenes congeladas de un relato estupido, ilustraciones de un cuento infantil, narradas por un padre cansado.
Cuento un cuento con cuentas, y generalmente siempre se repite la misma historia, historias cristalizadas relacionada con la familiaridad, con la tensión vincular, con el amor absurdo o con el desamor, con diálogos siempre desfasados e inconexos.
6- ¿Cuál es tu proceso de trabajo y qué lo nutre?
Los procesos de trabajo suelen ser muy lentos para mi. Antes eso me generaba mucha ansiedad, porque no solo el sistema constructivo es lento y matemático, muchas veces es necesario trabajar con bocetos complejos, que incluyen sistemas contables, diagramas, videos, bocetos en papel, cartón, tela, etc. Pero no solo ese accionar manual del tejido es lento, sino la construcción del relato suele ser aletargada, con una temporalidad que se desliza más allá de mis propios tiempos, la obra tiene su propia lógica temporal.
Por ejemplo, en el último proyecto, “Los cuadros, robados!”, vengo trabajando e investigando la misma idea desde el 2001, pero ese concepto era una energía sin forma concreta. Buscaba su propia morfología sin encontrarla, y esa primera idea surge con el robo al museo Castagnino de una obra mía, ahí comencé a operar con el video que tomo las cámaras de seguridad. Con el tiempo me encuentro con un segundo robo, pero esta vez al museo Histórico “Dr. Julio Mark” de Rosario. Yo venía trabajando conjuntamente con el historiador Pablo Montini, en la muestra “nieva adentro”, y coincidentemente en esa época se produce este otro robo. Con un bisturí cortan la tela de una cuadro español. Claramente un robo por encargo. Solo quedó expuesto el marco vacío.
Esto me remitió a la violencia en los tajos de Fontana. Ahí empecé a obsesionarme con los archivos de interpol sobre robos de obras de arte. Estos vectores me llevaron directamente a la pintura geométrica, y más específicamente al óleo, la estructura del bastidor, sus cuñas, los marcos como perímetro, los dorados a la hoja, los montajes museológicos, los bordes, los límites…
7- ¿En qué estás trabajando ahora y cuáles son tus próximas exhibiciones?
Vengo desde hace un tiempo trabajando con cierta idea que tiene que ver con la materialización simbólica y ritual del festejo, fiesta, celebración, con los íconos y emblemas vinculados a eso. Igual sigue siendo una idea que apenas comenzó a tomar cuerpo, veremos cómo y de qué manera evoluciona…
+ info: www.romanvitali.com.ar
Siendo la historieta comic un relato sin sonido”,
la forma gráfica de expresar los ruidos juega un papel muy
importante.